Venezuela: el cerco se estrecha
Marcelo Ostria Trigo
El drama de Venezuela persiste con todo el horror que fue expuesto por el informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU. Siguen las detenciones, las torturas y las persecuciones de los organismos represores del chavismo, ante el clamor general de que termine esa noche siniestra que ya dura tres lustros. Por ello, más de medio centenar de países, entre ellos la mayoría de los americanos, viene mostrando consternación ante la crisis generalizada que ha desatado el régimen llamado “bolivariano”.
Ante la continuidad del régimen despótico y el empeño en retener el poder, el canciller del Perú, había informado que este 6 de agosto, su gobierno invitó a cien países, para que participen “en una cumbre internacional sobre la crisis en Venezuela” (…) “sobre la manera de recuperar la democracia” (…) “y examinar el impacto generado por la migración masiva desde ese país hacia naciones vecinas”. Como era de esperar, los socios del chavismo no participaron, como tampoco lo hicieron los gobiernos de Rusia y China.
Simultáneamente, el gobierno de los Estados Unidos impuso severas sanciones al gobierno de Maduro: Fueron congelados los activos del Gobierno venezolano en Estados Unidos: «Todos los bienes e intereses en bienes del Gobierno de Venezuela que se encuentran en EE UU están bloqueados y no pueden transferirse, pagarse, exportarse, retirarse ni negociarse de otra manera». Hay una excepción en cuando a los alimentos y medicinas.
Sin duda el cerco contra la dictadura chavista, se está cerrando; cerco que seguramente afectará también a sus socios del ALBA.
Ante esta actitud generalizada, que se basa en la lucha por el respeto a los principios democráticos, la defensa de los derechos humanos y de las libertades ciudadanas, es preocupante la tozuda solidaridad del oficialismo de nuestro país con la tiranía del régimen venezolano.
Hay, sin embargo, contradicciones evidentes: pese a ese apoyo decidido del actual gobierno de Bolivia al régimen de Nicolás Maduro, hace poco fue recibido con honores el secretario general de la OEA, uno de los más agudos críticos del gobierno venezolano, quizá como reconocimiento por la falta de condena a una candidatura ilegal, y, ahora, se recibe al expresidente uruguayo, José Mujica, quien, de ser defensor de los bolivarianos, acaba de desmarcarse del izquierdista Frente Amplio de su país, declarando que en Venezuela hoy sí hay una dictadura.
Este dualismo, no va a cambiar la percepción general de que el populismo en nuestra región está empeñado, pese a todo, en eternizarse en el poder.