Fin de época
Humberto Vacaflor Ganam
Los cambios de época suelen ser, a veces, inesperados. Los dinosaurios, por ejemplo, no estuvieron preparados para el cambio. Ni siquiera se enteraron del asteroide que, supuestamente, impactó en Yucatán y acabó con ellos hace 650 millones de años.
Por supuesto, quienes menos enterados están de que las cosas han cambiado son los que manejaban el esquema reemplazado. Están en el epicentro, demasiado cerca de los hechos. Y eso también se da en política.
Los masistas creyeron que el esquema político creado por quien había llegado a la política solo para legalizar los cocales del Chapare podía durar para siempre.
Ahora, cuando un asteroide más grande que el de Yucatán impacta en la política boliviana, el asteroide de un pueblo cansado de la más descarada dictadura que existió en Bolivia, quienes creían que el ambiente reinante era el normal y debía ser eterno, se sorprenden.
Algunos protestan, exigen que las cosas vuelvan a ser como eran antes, y no están enterados de que las cosas cambiaron para siempre. Que hay cambios geológicos y políticos irreversibles.
En un momento decisivo, los bolivianos decidieron que la aberración política que estaban sufriendo debía terminar. Y lo decidieron –eso es lo sorprendente– sin que nadie les hubiera dicho que debían actuar, ni cómo debían hacerlo.
Un cansancio general, un hastío compartido, un decir se acabó, ya no va más, que esto era una aberración, que un ignorante e inmoral se mantenga en el gobierno por tanto tiempo, violando leyes y constituciones, negando referendos, era algo que debía acabarse.
Bloqueos en una cuadra, varios bloqueos, innecesarios, pero firmes, en todo el país, en todas las ciudades, bloqueos civilizados, pacíficos, es el espectáculo que algunos extranjeros no vieron. Y son esos extranjeros que hablan de golpe de Estado.
Si hubieran prestado atención a lo que ocurrió en Bolivia habrían aprendido cómo es cuando un pueblo se levanta. Gandhi, Wallesa, todos juntos, estaban en el espíritu de los bolivianos, a pesar de que los analistas y políticos extranjeros que hablan de golpe no lo hayan visto.
Pero no importa. La ceguera no es pecado. Ya aprenderán a entender lo que pasó en Bolivia. Pero sobre todo el ejemplo cundirá para que los pueblos de Venezuela, Cuba, Argentina, Nicaragua, Irán y México aprendan cómo hay que hacer para librarse de estas dictaduras.
Firmado: un boliviano orgulloso.
Fuente: Siglo21bolivia.com