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Mentiras y juego sucio

Marcelo Ostria Trigo

Se han desatado campañas de propaganda que distorsionan la realidad y acusan falsamente de mala gestión y de desidia al gobierno por las medidas adoptadas para enfrentar la grave pandemia del coronavirus en el país. Pese a las limitaciones provocadas por el abandono del sector de la salud durante los 14 años del gobierno del MAS, se está haciendo todo lo posible para lidiar con esta amenaza; por supuesto que podrían haber unos pocos errores, nada es perfecto, pero en estas circunstancias el ataque sucio contra los esfuerzos desplegados para contener la pandemia no tiene justificativo, menos aún, cuando es producto del odio y de la ignorancia.

En una democracia, la libre expresión es un derecho fundamental. Ese derecho no solo se reconoce a los órganos de difusión, sino también a las opiniones individuales de los ciudadanos. Pero, como en todo, hay lógicas excepciones: No es lícito, ni tiene valor moral, la mentira aleve ni el insulto procaz, y menos ahora cuando el gobierno está luchando con todo lo disponible contra este mal que ya ha cobrado víctimas fatales,

Esta pandemia, que tanto preocupa en el mundo, llegó a Bolivia cuando se preparaban las elecciones generales fijadas para el próximo 3 de mayo. Ciertamente esta fecha es imposible de mantener, y menos aun cuando hay una cuarentena con el objetivo de evitar que el virus contagie a una mayor cantidad de personas, y aunque no cobre más víctimas fatales. Los ataques contra la necesaria postergación de los comicios, provienen de sectores partidarios que insisten en que se cumpla nomás con la fecha inicialmente fijada, sin priorizar la salud de todos; otros preocupados por su propia declinación política, exigen que las elecciones sean fijadas lo antes posible, sabiendo que debe haber una pausa para cuidar la salud de los integrantes de la sociedad.

Quizá, el solo pedir responsabilidad a quienes critican sin razón, no alcance para modificar conductas sectarias y malintencionadas. En los genes de ciertas agrupaciones políticas hay la tendencia de aprovechar cualquier crisis –no provocada por el gobierno, como es el caso– para criticar irresponsablemente. Los detractores creen que todo sirve como propaganda para obtener circunstanciales ventajas políticas. Y son pocas las voces que aportan ideas y propuestas realizables en estas circunstancias.

La pandemia del coronavirus dejará grandes daños. Aparecerán muchas carencias y perjuicios para todos. Enfrentarlos será posible si se impone la cordura, la buena fe, el buen sentido y el tan reclamado patriotismo. Entonces, será el tiempo para buscar el favor ciudadano en las urnas para gobernar. Mientras tanto, debería cesar la campaña sucia que ya llega al límite de lo tolerable.

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