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¿Qué sucedió con el escudo nacional?

Por: Manfredo Kempff Suárez

Ahora que nos aproximamos al 6 de agosto, fecha de la fundación de la república, nos ponemos a pensar si el Estado Plurinacional ha logrado su objetivo de deshacerse de ella y vemos que avanza muy poco en su propósito, porque se enfrenta al sentimiento patriótico de una nación, que, en casi 200 años de historia, es boliviana y no llega a entender qué quiere hacer el Movimiento al Socialismo (MAS), con eso de sepultar a la vieja República para imponer un nuevo Estado originario y culturalmente andino.

Es indudable que la República, averiada y agraviada, sigue en pie. Y queda a la vista que las arremetidas en contra suya, por más rabia que exista, no han pasado de ser simbólicas. Se ha tratado de imponer la wiphala y su éxito ha llegado hasta donde empieza la llanura. En los llanos, aunque se porfíe en que la colorinche wiphala está señalada en la Constitución como símbolo del Estado al lado de la tricolor, no se la ha aceptado. ¿Por qué? Simplemente porque para muchos no significa nada, absolutamente nada. No han faltado sugerencias peregrinas para cambiar hasta la letra del himno nacional, sin mayor eco. Y cuando Evo Morales habló de modificar una estrofa del himno cruceño referido a la “España grandiosa”, desde entonces esa estrofa los cruceños la cantamos con mayor convicción.

Construir, casi montada encima del viejo palacio republicano, la Casa Grande del Pueblo, ya es un hecho irreversible. El Palacio Quemado es poco funcional, ciertamente. Pero no había por qué romper con la armonía de una ciudad como La Paz, levantando una mole de cemento sobre una casa histórica, que bien pudo hacerse, como un anexo, fuera de la plaza Murillo. Hacer del Palacio Quemado un museo de un pasado presuntamente muerto, es otro de los tantos simbolismos en que se ha empeñado el masismo.

Pero, por ejemplo, nos preguntamos, ¿qué ha sucedido con nuestro escudo de armas? En este caso, ni revisando la Constitución de arriba a abajo encontramos la Cruz Chakana como un símbolo nacional. Sin embargo, el escudo republicano está en vías de desaparecer, porque todo cuando realiza el gobierno de Arce Catacora, desde sus obras hasta, los despachos de los ministros y la cuantiosa papelería oficial, tiene como emblema esa cruz, que, para muchos ciudadanos es una incógnita. Buscando en la computadora y en algunas notas de prensa, nos encontramos con que esta Cruz Chakana había tenido origen quechua y que simboliza la cultura incaica, dizque con sentido cósmico, articulando el cosmos con la humanidad. Vaya a saber quién lo entiende. Sus diversos colores representan el sol, la luna, el agua, la madre tierra, y toda la curiosa modernidad que el masismo trata de imponernos y que a ellos mismos les importa un sorete.

El hecho es que, muy pronto, así como a la wiphala se la quita de plazas y calles del oriente, la tal Cruz Chakana corra la misma suerte, en el momento en que algunas autoridades departamentales se atrevan a lucirla en actos públicos. El MAS tiene todo el derecho de imprimir su cruz en su papelería partidaria, como siempre lo han hecho los partidos políticos y lo hacen las empresas grandes y pequeñas. Se trata de logos publicitarios que está autorizado utilizar. Mas no se puede tolerar que una cruz desconocida, que ahora dicen que es símbolo de la cultura incaica, y que enlaza la humanidad con el cosmos, aparezca en lugar del escudo nacional. Es un paso más, absolutamente despreciable, aunque inocuo, hacia la destrucción de la historia republicana. ¿Qué opinarán las Fuerzas Armadas?

Lo que los ciudadanos nos preguntamos es por qué los masistas están tan entusiasmados con el Bicentenario de la República, si la detestan tanto. Porque, para que sepan, el 6 de agosto de 2025 se recuerdan dos siglos de la Bolivia republicana. No vamos a conmemorar los 16 o 17 años del Estado Plurinacional. Eso lo hacen ellos cada 22 de junio. ¿En qué estamos entonces? ¿Por qué el MAS se enardece entusiasmado con la celebración del Bicentenario? Tal vez porque el MAS sabe que Bolivia sigue siendo republicana y que, políticamente, no le conviene ignorar una etapa histórica de la nación, haya sido esta buena o mala.

Bautista Saavedra presidió, en Sucre, el Centenario de la República, en un ambiente de hostilidad, políticamente difícil. Ahora le corresponderá recordar los 200 años de la creación de la República a alguien que intenta reemplazar la República por otra cosa, como es Arce. ¿No es una contradicción? ¿Aparecerán desnaturalizadas wiphalas y cruces Chakanas en la Casa de la Libertad?

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