La bofetada que rompe el silencio de las salas de cine, en la película “Siempre nos quedará mañana”, de la directora Paola Cortellesi, representa la fuerza, el poder y la virilidad tóxica, en una sociedad que pretende mirar desde el pasado, una vida de abusos y violencias, para generar un debate imprescindible en el presente.
Sí se puede generar un cambio en Bolivia con voluntad política de la oposición, aún lejos de encontrar el derrotero de la unidad posible. Pero confío con esperanza en que “Siempre nos quedará mañana”.