GRACIAS, PADRE GRAMUNT
A los 90 años el padre José Gramunt de Moragas sigue al pie del cañón y vive intensamente su vocación sacerdotal y periodística. Nació en Tarragona (España) en 1922, y en plena postguerra (1944) tomó la decisión de oír la llamada de Dios al sacerdocio ingresando en la Compañía de Jesús. Se formó en leyes en la Universidad Complutense de Madrid y en periodismo en la Universidad Meléndez y Pelayo y en la Syracuse University.
En 1952 llegó por primera vez a La Paz, una ciudad que apenas alcanzaba a los 300.000 habitantes y se quedó para siempre. Llegó a un país convulsionado que estaba ensayando cambios trascendentales y se va a convertir en un testigo excepcional. Observó de cerca cómo de una economía semifeudal se pasó a una economía en la que el Estado controla más del 70%; cómo del voto mezquino y excluyente, se pasó al voto universal; es testigo del nacimiento de la Central Obrera Boliviana, que tomó la representación de todos los obreros del país; vio con gran expectativa la reforma agraria, la nacionalización de las minas y la reforma educativa; también vio con enorme preocupación que este proceso de cambio estaba acompañado de violencia y violación de los derechos humanos; asímismo miró desde las alturas paceñas el proceso del desarrollo de las tierras bajas, que se había iniciado a partir del llamado Plan Bohan en los años 40.
Acabo de afirmar que el padre Gramunt se ha convertido en un testigo excepcional del proceso de cambio que está viviendo el país desde mediados del siglo XX. Pienso que se trata a algo más que eso. El joven Gramunt, impulsado por la vocación sacerdotal y la pasión por el periodismo, al llegar a Bolivia tomó la decisión más trascendental que un hombre puede tomar, la de vivir Bolivia históricamente, siguiendo lo que decía el filósofo Jesús Arellano con respecto a los conquistadores. Es por esto que se puede afirmar que José Gramunt de Moragas es boliviano, no sólo por el hecho de haber hecho las gestiones legales para naturalizarse como tal.
José Gramunt de Moragas –el Tata Gramunt, como lo llaman en las tierras altas—es un hombre fino y elegante; hombre de mundo, sin caer en la frivolidad de ser mundano. De buena estampa, le acompaña una voz bien timbrada y contundente, con la que habla de lo humano y lo divino, como quien tiene autoridad. Es el sacerdote enamorado de su vocación que jamás oculta su condición de tal y tampoco se ha servido ni se ha escudado en ella.
En este más de medio siglo de vivir Bolivia históricamente, José Gramunt de Moragas ha ejercido admirablemente el ejercicio eclesiástico y el periodístico. Ha dirigido durante 25 años Radio Fides y en 1963 fundó la Agencia de Noticias Fides; además, sigue siendo uno de los más finos columnistas de varios periódicos del país. Durante este tiempo se ha hecho acreedor a varias distinciones a nivel nacional e internacional, pero sobre todo tiene la gratitud de muchos bolivianos que sabemos de su buen hacer.
Gracias, padre Gramunt!