ArtículosIniciosemana del 24 de SEPTIEMBRE al 30 de SEPTIEMBRESylvia Chafuen

¿SON LOS ALIMENTOS ORGÁNICOS MÁS SANOS QUE LOS CONVENCIONALES?

Los alimentos orgánicos no mejoran la salud: Organic foods provide no health bonus. Roya Hydari. ACSH. Sep 04, 2012. (1)

Desde hace varios años la industria de los alimentos orgánicos ha apuntalado sus negocios con la idea de que lo “orgánico” implica “más saludable”. Y durante todo este tiempo organizaciones como ACSH  (American Council on Science and Health) han venido sosteniendo que este reclamo no tiene validez: No existen diferencias ni nutricionales ni de seguridad entre los alimentos producidos de acuerdo a estándares orgánicos y aquellos producidos por métodos agrícolas convencionales. Ahora, un nuevo estudio publicado en Annals of Internal Medicine (2), proporciona evidencias contra la ecuación generalizada de que “orgánico” es equivalente de “más saludable”.

Dirigida por la Dra.  Crystal  Smith-Spangler, de la Universidad de Stanford, la última investigación consistió en una revisión sistemática de 17 estudios en humanos y de 223 estudios de niveles de nutrientes y de contaminación en una amplia gama de alimentos incluyendo frutas, verduras, legumbres, leche, huevos, pollo, cerdo, y carnes rojas. Los resultados demostraron solamente ligeras diferencias entre los alimentos orgánicos y sus homólogos cultivados por métodos convencionales.

Mucha gente no se percata de que el rotulado de orgánico no tiene, de hecho, nada que ver con el valor nutritivo o la seguridad alimentaria; fue instituido como un mecanismo de marketing por la USDA (Departamento de Agricultura de EUA). “Es alentador ver que un estudio defienda la verdad científica, es decir, que los alimentos orgánicos y los cultivados por métodos convencionales tienen valores nutricionales casi idénticos.”

El estudio de Stanford encontró pocas evidencias que apoyaran la supuesta superioridad de los alimentos orgánicos sobre aquellos que fueran producidos con las técnicas convencionales. Aunque los investigadores encontraron que el alimentarse con productos orgánicos puede reducir la exposición a pesticidas en un 30%, los niveles de pesticidas tanto en productos orgánicos como en los convencionales, estaban muy por debajo de los límites establecidos por la FDA (Administración de Drogas y Alimentos de EUA). Además, de acuerdo al estudio, tanto los productos orgánicos como los obtenidos de forma convencional, así como los productos de animales, tenían el mismo riesgo de ser contaminados por bacterias potencialmente peligrosas.

El fósforo fue el único nutriente que se encontró en mayores cantidades en los productos orgánicos. Sin embargo, ya que la deficiencia de fósforo en el ser humano es extraordinariamente rara, el estudio apunta a que estos estudios tienen poca importancia clínica. Evidencias débiles también sugieren mayores niveles de fenoles en productos orgánicos, así como mayores niveles de ácidos grasos omega-3 en la leche y pollos orgánicos.

Cuando hablamos de nutrición y de salud alimentaria los alimentos convencionales están a la par de los alimentos orgánicos. Pero como añade la Dra. Spangler: “Los consumidores pueden elegir adquirir productos orgánicos por otros motivos aparte de la nutrición y de la salud alimentaria, tales como su preocupación por el bienestar de los animales, el medioambiente, o sus preferencias de sabores.

La Dra. Elizabeth Whelan de ACSH está de acuerdo con ello. “El tema de los alimentos orgánicos es una temática que conlleva cargas emocionales importantes. A pesar de que no existan evidencias científicas de que los alimentos orgánicos sean mejores que los convencionales, mucha gente toma su decisión basándose en creencias ideológicas o políticas y de marketing en lugar de hacerlo en base a preocupaciones nutricionales con base científica.”

(1) Artículo traducido del inglés original por el Departamento de Traducciones del ICEES (20120921)

(2) Crystal Smith-Spangler et al. Are Organic Foods Safer or Healthier Than Conventional Alternatives? : A Systematic Review. Ann. Intern. Med. 4 September 2012; 157(5): 348-366.

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