ANDRÉS IBÁÑEZ Y EL LABERINTO BOLIVIANO por Edgar Moreno Rodríguez
Sin duda alguna Santa Cruz ha respirado de manera permanente del ideal federalista. La autonomía, la descentralización política, administrativa y económica ha sido su lucha constante. Los otros departamentos del país, a lo largo de su historia, no son ajenos a estos aires. En este planteamiento revolucionario de cambio de estructuras, de la idea y el convencimiento pasó al reclamo luego a la acción. Ha insistido en escenarios democráticos y de hecho, igual como ha sido la historia política del país, y ha recibido por parte del centralismo la misma reacción denegada con diversos argumentos o pretextos: que no es el momento; que se pretende dividir al país; que es separatismo; que los cruceños quieren anexarse a otro país; que es antipatria; y en los últimos años, que es un planteamiento de los “oligarcas” cruceños, de “racistas”, para beneficio propio.
Andrés Ibáñez y el laberinto boliviano trata de hechos sucedidos en el último cuarto del Siglo XIX (1864-1877), en esta ciudad de Santa Cruz de la Sierra, con la pretensión de irradiarse a todo el territorio nacional. Son sucesos que pertenecen a la historia real de Santa Cruz y a la laberíntica historia de Bolivia pero que, lamentablemente, la historia oficial no la registra en su verdadera y justa dimensión. Lo interesante y trascendente es que las propuestas en lo político, social, económico y administrativas formuladas en esa época por el líder del pueblo, que supo ensamblar las prácticas de siempre del pueblo oriental con la política moderna de esos años-respetando tiempo y espacio-continúan latentes en Santa Cruz y Bolivia hoy, en los inicios del siglo XXI.