VALLE DE TUCABACA: SU RECONOCIMIENTO UNA ACCIÓN DE TODOS
Valle de Tucabaca: su reconocimiento una acción de todos
“La Reserva es todo para nosotros”, comenta Filomena Vargas en referencia al territorio que comprende la Reserva Municipal Valle de Tucabaca. La expresión de doña Filo, como se la conoce comúnmente en Santiago de Chiquitos, comunidad ubicada al pie de la Reserva Municipal, en el municipio de Roboré, resume el sentir actual de los roboreseños, que sienten orgullo por su área protegida, que es símbolo y la mejor representación del patrimonio natural del Bosque Seco Chiquitano.
Pero ese orgullo, ese sentir colectivo, ha costado sudor y lágrimas, demasiado sacrificio, movilizaciones sociales, trámites y gestiones
para lograr la consolidación y el reconocimiento de su legitimidad de parte del gobierno nacional. La Reserva se constituye en un ejemplo de gestión, principalmente por la apropiación de los actores locales, representados en su Comité de Gestión.
Fue precisamente a raíz de una solicitud de la población local que se creó la Reserva Municipal Valle de Tucabaca, allá por el año 2000, cuando aun no existía esta figura jurídica para áreas protegidas municipales en el marco normativo nacional. Sin embargo, amparados en las leyes de Medio Ambiente y de Municipalidades, el gobierno municipal de Roboré, con el apoyo técnico y financiero de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC), se creó por ordenanza municipal el área protegida. A raíz de esta primera experiencia, otros municipios del departamento de Santa Cruz y del país emularon la iniciativa de crear áreas protegidas de rango municipal.
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