¿Quién se ha llevado mi queso?
El best seller de Spencer Johnson viene como anillo al dedo. A fin de cuentas no tiene que haber mucho misterio entre lo que entra y lo que sale para que cuadren las cuentas. El gobierno, ministros, asambleístas, concejales, y toda su estructura partidaria se complica y contradice cuando manejan cifras. Dar algunas, al menos de vez en cuando, es su obligación; manejan dinero del Estado, aunque éste sea Plurinacional. Si saltan observaciones, críticas o pedidos de aclaración deberían agradecerlas, les ayudan a una mejor gestión, ellos son los primeros beneficiados; no tiene sentido enfadarse, tirarse de los pelos y menos dar el espectáculo de aparecer ridículamente histéricos. La Patria, “la nación boliviana está conformada por la totalidad de los bolivianos y bolivianas” (CPE), en ninguna parte menciona que todos deban pensar igual. No hay que inventarse fantasmas, vende patrias, ni traidores, donde no los hay.
Dos publicaciones recientes han levantado polvareda, porque ambas apuntan a temas de fondo en la gestión de gobierno. Unidad Nacional con separata amarilla pone cifras sobre recursos manejados en el proyecto “Evo cumple”: son más de 438 millones de dólares (MD). Mucha plata. Si cubrieron necesidades sociales, no es el tema; se cuestiona el manejo poco o nada transparente de los recursos, desde su origen hasta el carácter personalísimo que se le imprimió con la intención de mejorar el posicionamiento de Evo en el imaginario y ganar simpatía ciudadana con carácter electoral. Caldo de cultivo ideal para que se dieran abusos, “como monos con navaja”; se abrieron las puertas a la corrupción, el enriquecimiento ilícito, con resultados muy pobres para lo invertido.
Salen “pitbulls” a justificar lo injustificable, mostrando lealtad hasta las últimas consecuencias (lo dijo el Vice, “somos soldados de la revolución, no librepensadores”); nada cambia los datos. ¿Interpretaciones?, faltan explicaciones, y empezar a poner a los responsables ante la justicia. Se menosprecia la inteligencia de la ciudadanía. La espina ha clavado muy hondo; pone en entredicho la legalidad del actuar durante al menos el período 2006-2011 del estado mayor del proceso de cambio.
Nuestra realidad, más allá del discurso, nos muestra al país luchando con la pobreza. Los índices no dan para el optimismo. Aficionados a los números, jueguen con los índices de pobreza (no los fantásticos) y de crecimiento anual, se darán cuenta que no alcanzará el siglo XXI para llegar a la Suiza prometida. En esta realidad se mueve posiblemente el Papa Francisco para calificar a la corrupción como el “anticristo”, porque éste no se apiada del enfermo sin atención (sólo el 23% de los bolivianos tiene alguna cobertura, insuficiente en infraestructura y medios); no se apiada del anciano sin jubilación (una minoría la consigue, e insuficiente), aunque la mayoría ni sabe en qué consiste; sin piedad con el discapacitado abandonado, ni del 73% de padres y madres de familia que buscan en el sector informal cómo llevar alimento a sus hogares; y todavía, faltos de seguridad y de justicia.
Si los recursos del “Evo cumple” hubieran sido “donaciones” se habrían saltado todas las formalidades impuestas por la ley, son recursos donados a Bolivia, a todos los bolivianos. Si fueron “préstamos” a Bolivia, es inadmisible que sean administrados por el Embajador de Venezuela, en manifiesto atropello a la soberanía nacional y ante vergonzosa complicidad de autoridades bolivianas que por dignidad debieron salir al paso, como lo hizo el Alcalde de La Guardia, y a lo que debe seguramente su destitución del cargo.
Cómo se consigue el dinero es fundamental. Se pueden recibir 10-20.000 dólares por jubilación después de 30-35 años de trabajo, o por la transacción de 10-20 kilos de cocaína. Pero todavía podemos distinguir la diferencia. La ciudadanía ha captado el mensaje: hay un montón de millones en danza y pocos responsables denunciados por sus propias comunidades; faltan las instituciones fiscalizadoras del Estado.
Otra publicación también pone el dedo en la llaga (K. Adenauer S., 2013). El gobierno ha recibido en siete años es una fantasía de plata: 95.000 MD. JL Parada se pregunta, ¿se nota la diferencia, dónde se han invertido, hay seis veces mejor educación, seis veces mejor salud? De veras, ¿quién se comió “nuestro” queso? Parece una marca de los países bolivarianos, comparten ideología y prácticas. A C. Kirchner: el gasto público el 2003, advenimiento del matrimonio al poder, era de 37.000 MD; el 2012 trepó a 247.600 MD, ¿cómo explicarlo?, si la inflación, el desempleo y la pobreza aumentan. Obvio, comparado con Cuba y Venezuela (donde todo es un desastre), todavía son resultados modestos.
Alarmante. ¿Pago de regalías con “papeles”? Síntoma de la poca transparencia en las finanzas públicas. Recurrir a “notas fiscales” significa simple y llanamente un “engaño” o ¿una estafa? Las regalías están consolidadas en efectivo y según producción en boca de pozo, y selladas con sangre. Que el gobierno central haya conseguido siempre burlar parte de la liquidación de las regalías no cambia la relación de derecho. ¿El gobierno del MAS no tiene plata, con reservas (RIN) por encima de 14.000 MD? De pronto vamos a despertar y ¿no va a haber papel higiénico? Ojo, ya el Bono (sol) dignidad, del que hace alarde el gobierno, se paga íntegramente con recursos del IDH departamental.
Al gobierno no parece importarle mucho la crítica; ¡parece! Los números nos vuelven a la realidad después de tanto simbolismo y cháchara propagandista. La dupla, Evo-Álvaro, tiene una obsesión por el poder y ha rendido todas sus banderas con tal de reproducirse el 2014, convertidos en clásicos explotadores de recursos mineros y gasíferos, replicando la actitud rentista con fin electoralista. ¡Ese era el cambio! Hay que preguntarse, después de las publicaciones citadas, ¿cómo les queda el ojo?, ¡amarillo!, ¿verdad?