ArtículosInicioMarcelo Ostria Trigosemana del 21 de ABRIL al 27 de ABRIL

¿Las mayorías siempre tienen la razón?

En un régimen democrático prevalece la mayoría expresada en las urnas. Es una regla invariable. Sin embargo, esto tiene límites. El logro de más votos no justifica que se desconozcan los derechos de una parte de la ciudadanía, ya que, cuando se lo hace, se está ante lo que se ha venido en llamar la “tiranía de las mayorías”. Reconocerlo no representa negar la validez de uno de los pilares de la democracia –la prevalencia de la mayoría ciudadana– sino preservar la armonía social y reconocer que los que quedan en minoría circunstancial tienen similares derechos que los que gobiernan un país.

Por otra parte, algunas veces la opción que en las urnas captó más votos pierde el favor ciudadano, y se da la paradoja de que el gobierno representa sólo a una minoría. Esta debilidad no descalifica a la democracia. En este sentido, cobra validez lo que Winston S. Churchill, con su habitual gracejo, sentenció que la democracia “…es la peor forma de gobierno, excepto todas las otras formas que han sido probadas de vez en cuando”.

El término democracia –del griego démos: pueblo y krátos: poder– ha sido usado por muchas tendencias políticas autoritarias, como en Corea del Norte, oficialmente denominada República Popular Democrática, que encarnan la negación de la libertad; es decir el fundamento mismo de la democracia. En efecto, las tendencias autoritarias y populistas desconocen los “elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos”. (Carta Democrática Interamericana).

Cuando se argumenta que un gobierno es democrático sólo porque obtuvo en elecciones una mayoría siempre circunstancial y se omite que éste no respeta los elementos esenciales reconocidos de la democracia, se cae en el cinismo y la complicidad. Es más: Cuando un gobierno negador de los principios democráticos logra conservar el respaldo electoral, se está bajo una tiranía de la mayoría. Alexis de Tocqueville (1805-1854) decía: «Si se admite que un hombre que tiene poder absoluto puede utilizar mal dicho poder agraviando a sus adversarios, ¿por qué en el caso de una mayoría no sería posible el mismo enfoque?»

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