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Calidad certificada de la castaña en Pando es mayor a la que comercializan Brasil y Perú

ECONOMÍA DEL ACRE | La castaña, junto con la quinua y otros productos de creciente exportación agro-forestal en Bolivia, están dinamizando la acción de empresas «certificadoras» que abren accesos al mercado mundial. El experimento de las «certificaciones» está prosperando entre los castañeros pandinos…

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Se impone en la Amazonia boliviana el condicionamiento para acceder al mercado internacional de productos orgánicos y obtener mejores precios por la nuez amazónica (castaña), se debe certificar que el producto es 100% orgánico. Empresas certificadoras ligadas a redes trasnacionales, se encargan de ello.

En Pando las llamadas “certificadoras” que son consorcios de empresas interesadas en el negocio de la comercialización de productos exportables como la castaña, tienen un amplio campo de acción. En el altiplano boliviano, su principal objertivo es la quinua. Existen varios tipos de certificación internacional para que un producto agrícola, forestal o agro-forestal pueda ingresar al mercado mundial con ventajas comerciales. Existen la “Certificación de Comercio Justo” orientada a favorcer con el “justo precio” a los pequeños productores organizados en cooperativas, asociaciones o sindicatos, la “Certificación de Producto Orgánico” que fomenta la producción, acopio, almacenamiento, y comercialización en conformidad con especificaciones técnicas precisas normas internacionales. Y la “Certificación FSC” que en teoría favorece especialmente el comercio de productos maderables bajo normas de protección del bosque…

© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando

Según un estudio realizado por la investigadora Amy Duchelle del Centro para la Investigación Forestal Internacional (Cifor), la certificación de la castaña, un producto forestal no maderable (Pfnm) de gran importancia regional, puede traer múltiples beneficios a los bosques tropicales de la Amazonia occidental y a los medios de subsistencia de quienes viven en ellos.

En una entrevista con la periodista Kate Evans, Duchelle explicó los resultados de su investigación efectuada en base a un sondeo con más de 230 productores de castaña amazónica en Perú, Bolivia y Brasil, comparando a quienes contaban con una certificación de comercio justo, de producto orgánico o del FSC para sus castañas, con aquellos que no se habían certificado.

La castaña y sus formas de certificación

Los enormes frutos que contienen las castañas caen al suelo del bosque durante la estación de lluvias, de donde son recogidos por pequeños productores que viven en el bosque o cerca de él. Estos productores pueden lograr acceso a mercados certificados si adoptan ciertas prácticas de gestión.

Para calificar para la certificación de comercio justo, los recolectores de castañas deben estar organizados en cooperativas. Para calificar para la certificación de producto orgánico, deben asegurarse de que las castañas sean rápidamente transportadas y secadas cuidadosamente para garantizar que estén libres de un hongo nativo capaz de producir aflatoxinas cancerígenas.

Para obtener la certificación FSC, los productores deben adoptar estándares de gestión sostenible que incluyen el cumplimiento de las leyes forestales nacionales, seguir un plan de gestión detallado, limitar la caza e implementar prácticas de seguridad para sus trabajadores.

Pando y las certificadoras

Según reveló Duchelle, en comunidades de Bolivia (Pando) que tenían tanto la certificación de comercio justo como la de productos orgánicos, la opinión frente a la certificación “era particularmente favorable”.

“El éxito de las certificaciones de productos orgánicos y de comercio justo que vimos en Pando, Bolivia, les hacía valer a los productores locales que su esfuerzo había valido la pena”, señala Duchelle.

Los productores bolivianos certificados tenían casi cuatro veces más probabilidades de secar las castañas y mantenerlas alejadas de contaminantes que los productores no certificados.

También les generaba un beneficio financiero. Los productores que vendían castañas crudas sin cáscara directamente a las cooperativas certificadas, en vez de hacerlo a través de intermediarios, recibían casi el doble del precio; y sus probabilidades de tener deudas eran 2,5 veces menores, destaca el informe de Kate Evans.

Algo de crucial importancia es que una parte de los ingresos adicionales se pagaba en el momento de la venta y otra parte se recibía luego del procesamiento de las castañas; es decir, antes del inicio de la zafra del año siguiente, dice Duchelle.

“El segundo pago era claramente un bono que los productores recibían por estar afiliados a los sistemas de certificación. Este se entregaba en un momento muy oportuno del año, cuando los intermediarios llegaban a las comunidades a cerrar acuerdos para la próxima zafra, lo que les daba a los productores un mayor poder de negociación”, afirma la experta del Cifor.

Certificadoras que operan en la Amazonia de Bolivia

En el Norte Amazónico de Bolivia cuya principal área castañera abarca las comunidades del municipio de Riberalta (Beni) y las provincias del departamento de Pando, la certificación de la castaña se halla bajo control de la ceertificadora Ceres (Certification of Environmental Standards GmbH), que viabiliza la comercialiazación hacia los mercados de Europa y Estados Unidos para varias asociaciones como la Asociación Indígena de Recolectores de Castaña Orgánica Amazónica (Aircoa) que comprende seis comunidades indígenas de los pueblos Ese Ejjas, Tacana y Yaminagua – Machineris, afiliados a la Central Indígena de Pueblos de la Amazonía de Pando (Cipoap) y la Asociación de Comunidades Extractivistas del Bosque Amazónico (Aceba) del Municipio de Santa Rosa del Abuná.
Para el procesamiento de productos orgánicos, según informó el portal de Radio Riberalta en marzo del 2011, fue certificada la empresa Geen Forest y la empresa estatal EBA (con sede en Riberalta), y ese mismo años culminó el proceso de certificación para el Reglamento 834/07 de la Unión Europea y la Norma Usda/NOP de Estados Unidos, obteniendo su certificación orgánica con la Certificadora Ceres para la exportación y comercialización de producto orgánico.
Ceres es una empresa alemana de Certificación de Estándares Ambientales que opera en diferentes países de Europa, Asia, África y América Latina. En Bolivia certifica producción orgánica de nuez amazónica, quinua, amaranto, café, cacao, sésamo, banano, frejol, manzana, cañahua y maní tostado; sopas de quinua, hojuelas y harina de quinua y amaranto. Esta empresa certificadora fue acreditada por el organismo de acreditación alemán AKS para el Reglamento 834/2007en Europa, para GlobalGAP y BRC, por Famic para la Norma Agrícola Japonesa (JAS) y por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos para NOP (existe un reconocimiento mutuo entre NOP y la norma canadiense, así que los productos con certificación NOP se pueden vender como orgánicos en Canadá). Además coopera con las organizaciones privadas como Naturland, Demeter, Bio Suisse y Soil Association.
Otra certificadora que opera en Pando es Bolicert, una empresa que aplica normas de la Uniòn Europea; de Canadá; del Programa Nacional Orgánico de los Estados Unidos y Normas Básicas para la producción y procesamiento orgánico de la Ifoam, sigla en inglés de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica, con sede en versalles, Francia.
En comparación a Ceres, Bolicert produjo menos certificaciones para la producción de castaña y unas cuantas para el cacao amazónico, ya que Bolicert prioriza su radio de acción en las zonas altiplánicas de la producción de quinua.

Resistencia en Brasil

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Pero las cosas sucedieron de manera diferente en Acre, Brasil, afirma Kate Evans. La cooperativa de castañas amazónicas que los investigadores estudiaron se fue a la quiebra, los productores no recibieron ningún beneficio financiero adicional, y veían la certificación de manera mucho menos positiva.

Con todo, debido a que habían participado en el proceso de certificación orgánica, eran dos veces más conscientes del problema de las aflatoxinas, y tenían quince veces más probabilidades de secar sus castañas que los productores no certificados.

Duchelle dice que esto pone de relieve la importancia de contar con cooperativas locales sólidas.

“Hubo algunas cooperativas con muy buen funcionamiento en Pando, Bolivia, en esa época, y debido a ello había productores que realmente cosechaban los beneficios de la certificación”, señala.

“Pero cuando una cooperativa falla, como ocurrió en el Estado de Acre (Brasil), esto en verdad tiene grandes repercusiones, incluso sobre la probabilidad de que los productores adopten [o no] planes de certificación en el futuro”.

Críticas a FSC en el Perú

Solo una de las comunidades estudiadas, ubicada en Madre de Dios, Perú, contaba con la certificación FSC en ese momento. Los científicos descubrieron que estos productores tenían dos veces más probabilidades de haber mapeado sus plantaciones de castaña amazónica y de contar con un plan de gestión, y que no “sangraban” los árboles —una técnica que se utiliza para estimular el crecimiento de los frutos pero que tiene efectos negativos sobre el árbol en el largo plazo.

Sin embargo, afirma la periodista que entrevistó a la científica, los productores de Perú no tenían una opinión tan favorable del FSC, quejándose de que requería más trabajo y no producía ningún beneficio adicional.

Una forma de evitar este problema podría ser la creación vínculos más claros entre los tres sistemas de certificación, señala Duchelle.

“Cuanto más se puedan integrar estos sistemas unos con otros, mejor”, afirma.

“Lo que no queremos es un productor enfrentado a múltiples sistemas diseñados para promover la sostenibilidad, todos con diferentes conjuntos de normas e indicadores —[los productores] ni siquiera saben por dónde empezar”.

Esto no siempre es sencillo —cumplir con los estándares de certificación puede ser todo un reto para los pequeños productores—, pero Duchelle dice que la simplificación y vinculación de los estándares puede ser un factor clave para su éxito.

“Mientras más puedan vincularse los estándares de diversos tipos de certificación para que las normas sean más sencillas para los productores, es más probable que puedan funcionar en la práctica”, añade.

¿Qué es la FSC?

Por sus siglaas en inglés es el Forest Stewardship Council (Consejo de Administración Forestal), una trasnacional creada el año 1993 en Toronto, Canadá, por organizaciones norteamericanas como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) y cuenta con financiamiento de la Agencia para la Ayuda de Estados Unidos (Usaid), con un directorio que se reune cada tres años. Tiene actualmente su sede en Bonn, Aklemania.
La FSC, que no emite necesariamente Certificaciones, sino mediante otras empresas del rubro, se especializa en acreditar políticas para el manejo sostenible de los bosques y avala a entidades de certificación forestal que trabajan prioritariamente con empresas madereras, a las cuales este sistema viabiliza la exportación de madera procesada en especial a los mercados de Estados Unidos y Europa.
En Perú, las entidades de certificación independientes que son acreditadas por el FSC en la aplicación de sus estándares, realizan evaluaciones detalladas de operaciones forestales a partir de una solicitud de las empresas o asociaciones madereras.
En Bolivia promovió el proyecto Bolfor, con financiamiento de Usaid, cuya principal finalidad consiste en promocionar el “Sistema de Certificación Voluntaria” que facilita la emisión del “Sello Verde” para que los productores de madera puedan acceder con facilidades a los mercados europeos y norteamericanos.

El caso de los pequeños productores

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Pero los productores no necesariamente pueden lograrlo por sí solos.

“Los pequeños agricultores a menudo tienen problemas para acceder a estos mercados especializados si no cuentan con una red de socios importante”, dice Duchelle.

“Los productores requieren de gran cantidad de información para tener la voluntad de animarse a participar en estas iniciativas, y varias agrupaciones de diverso tipo —empresas, organizaciones no gubernamentales, agencias del gobierno, cooperativas— deben asumir un papel importante en el apoyo y la simplificación [del proceso de] certificación”, señala.

Esta investigación forma parte del Programa de Investigación de CGIAR sobre Bosques, Árboles y Agroforestería.

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