Camino a la soledad
Siempre cobra relevancia la concepción de don Luís Fernando Guachalla que, en resumen, afirma que Bolivia debe ser “tierra de contactos y no de antagonismos”, lo que responde a imperativos insoslayables: la vecindad, la complementación económica y la integración que no es sólo liberalización del comercio, sino un concepto político de unidad que debe vigorizar la presencia de una región en el escenario internacional. Este fue el caso de Europa. Terminada la II Guerra Mundial, coincidiendo con el propósito de poner fin a las disensiones entre los países y consolidar la paz, en 1951 se creó la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, semilla de la actual Unión Europea, cuyo peso es notorio cuando se trata de lidiar con los problemas mundiales.
No es fácil conciliar intereses en un proyecto de estos alcances, pero si se logra hay mucho por ganar. Esto también lo comprendieron los países de nuestra región cuando resolvieron crear mecanismos de integración, como la ALALC –luego ALADI–, el Pacto Andino, el Mercosur y recientemente la Alianza del Pacifico.
Ahora, es evidente que el Mercosur está en crisis y que hay divergencias internas entre los que propician acuerdos con otros esquemas de integración, como la Unión Europea, y los que prefieren el aislamiento y la confrontación. Esta última tendencia se vio reforzada con el ingreso de Venezuela y lo estará más aún cuando se acepte la incorporación plena de Bolivia. Esto se infiere de las manifestaciones del presidente boliviano que, además del insulto a los mandatarios de los países de la Alianza del Pacífico, fijo una línea: “¿Qué es la Alianza del Pacífico? Se juntan unos cuantos presidentes para acompañar las políticas del capitalismo o de quienes tienen un pensamiento imperialista, y nuestros opositores plantean entrar a la Alianza del Pacífico, ahí está el costo político que tiene”.
Entre tanto, los cancilleres de los países del Mercosur y de la Alianza del Pacífico se han reunido en Cartagena, Colombia, para explorar la posibilidad de llegar a acuerdos. Esta es una mala noticia para quienes persisten en el afán de ahondar divisiones.
Hay más: el presidente de Bolivia afirma que se “juega sucio” en el proyecto de una ferrovía que una los océanos Pacífico y Atlántico. Perú y Brasil, según Morales, habrían confabulado para que la proyectada vía férrea sólo toque el hito tripartido Bolpebra. Si así fuera ¿se negoció o se prefiere la diatriba?
Con estas actitudes, estamos en camino a la soledad y al aislacionismo.