¿Ha llegado el fin de una época?
“Predecir el futuro es siempre arriesgado, mucho más el de América Latina. De ella se ha dicho una y otra vez que se encontraba al borde de un desarrollo maravilloso, sólo para defraudar a los optimistas” (Thomas E. Skidmore). Pese a esta advertencia, se percibe el fin de una época, que puede crear una renovada esperanza de mayor democracia en nuestra región.
En los pasados quince años, el Socialismo del Siglo XXI se expandía. Hugo Chávez Frías aumentaba su influencia. Para su beneplácito, se entronizaron gobiernos afines en Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Honduras –el presidente hondureño fue destituido, y el país se apartó de la órbita chavista– y en otros países insulares del Caribe; mientras Lula da Silva proclamaba que Chávez era el mejor presidente que Venezuela tuvo en su historia
Sin pensar en que podían venir años de vacas flacas, el gobierno de Venezuela, como es rasgo común de los populistas, derrochó y malgastó el producto de las exportaciones de petróleo a precios en ascenso. Su prioridad fue invertir en la exaltación del líder, en la expansión del populismo en el continente y en la perpetuación en el poder; no en el desarrollo, ni en la diversificación productiva.
Pero sobrevino la crisis. Enorme e incontenible. En julio de 2008 el precio del barril de petróleo se cotizaba en 146,90 dólares. En una caída sin precedentes, la cotización bajó a mínimos catastróficos para los productores: el viernes pasado el barril de crudo se cotizó en 45,85 dólares: ¡Menos de un tercio!
La agudísima crisis en Venezuela provoca legítimas protestas populares, especialmente estudiantiles, las que son respondidas con la ferocidad represiva del chavismo. Lamentablemente, faltó la reacción de América latina –que se precia de tener una Carta Democrática. UNASUR, en lo suyo; haciendo juego al populismo, apoya a gobiernos que violan los derechos humanos y restringen la libertad.
La crisis del chavismo ya es terminal y esto también les quita el sueño a sus simpatizantes en otros países de la región. Incluso sus más cercanos aliados ya ven que el régimen se está derrumbando. El vicepresidente de Bolivia, alarmado, acaba de advertir: «Si Venezuela cae, América Latina ha perdido”.
Pero no solamente los líderes de los gobiernos abiertamente populistas y afiliados a la ALBA, son resistidos por sus pueblos. La presidente argentina Cristina Kirchner –tan cercana al gobierno de Maduro– está agobiada y pagando un gran costo político por la mala gestión económica y, últimamente, por el drama desatado con la muerte del fiscal Alberto Nisman que iba a acusarla formalmente por varios delitos, como el de complicidad con el gobierno de los ayatolas para dejar impune a los autores del atentado de la AMIA. La cercanía del kirchenrismo con Irán, la confirma la revista brasileña Veja: Irán, con la intermediación de Chávez, habría financiado la campaña electoral de la presidente Cristina Fernández de Kirchner
Dilma Rousseff, luego de poco más de un par de meses de su nueva gestión, ve en las calles a millones de brasileños enardecidos por la corrupción creciente –descubierta en toda su magnitud en Petrobras– y por los retrocesos en la economía. Piden su destitución.
La suerte ya está echada y se podría precipitar el “efecto dominó”, con otros tiempos y otras modalidades, abriendo, eso sí, una nueva época.