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EL FONDO INDIGENA, EL LAGO POOPO Y OTROS REVELAN LA CLASE DE GOBIERNO QUE TENEMOS

En la segunda quincena de diciembre pasado, el gobierno en su campaña proselitista para favorecer al “SI” puso en evidencia su situación transitoria ante el desencanto de parte de sus seguidores y las propuestas que  les hacía para recuperarlos o pactar. En la prensa se pudo leer que  llegó a un acuerdo con los movimientos sociales; entre las cosas curiosas e incoherentes que se anotaban es  que  dejaban constancia que “el caso del Fondo Indígena” (de corrupción) quedaba superado y se hacía a un lado por cuanto los delitos cometidos eran personales y por lo tanto los involucrados deberían asumir individualmente su responsabilidad ante la justicia.

Lo anterior supone una salida muy fácil para algo tan delicado y de suma importancia, sin embargo si las cosas fuesen tan sencillas el Sr. presidente Morales tendría que responder por lo que le toca, porque han sido varios los campesinos que han denunciado que  les pidió silencio sobre  la corrupción  en esa institución y además sabía del hecho desde hace por lo menos dos años. Cabe recordar que los delincuentes se clasifican en autores, cómplices y encubridores; en el caso del presidente Morales, por lo menos ha cumplido el rol de encubridor; pero si fuese cierto que  también ordenó que se utilicen parte de esos fondos para ejecutar  actividades de lucimiento personal para halagar su vanidad, podría tipificarse  como autor. Nuestras acciones determinan la clase de personas que somos, en este caso el Sr. Morales calificaría como una persona corrupta.

La invasión de territorios que son reserva ecológica para sembrar coca y el caso del lago Poopo son totalmente contradictorios con el discurso demagógico de la “Pacahamama”. En el caso del lago Poopo, que ha perdido más del 40% de su caudal (según algunas fuentes conservadoras), no se pide que el gobierno hubiera solucionado el problema de la falta de lluvias, sino que ante las señales que se daban debió aplicar políticas para atenuar los  efectos de los otros factores que han provocado esta situación, así como el problema social que causa. Se conoce que el lago está fuertemente contaminado por las actividades mineras que  lo han sedimentado, gran parte de sus aguas han sido consumidas por el riego, por  el sobre pastoreo y la extracción de formaciones arbustivas extensas de “thola” apreciada como leña de horno. El gobierno ha tenido 10 años para ocuparse de este asunto y no lo hizo.

Los indígenas y la “pachamama” han sido banderas del gobierno, pero en los hechos es pura demagogia,  falsedad e hipocresía; el Sr. Morales antes llenaba la boca señalando que llegó a ser  presidente como premio a su honestidad ¿Cuál honestidad? El caso de corrupción del Fondo Indígena que involucra a la Sra. Achacollo, con la que se comenta le liga algún parentesco inmoral, lo desmiente totalmente. Los actuales mandantes  han machacado hasta el hartazgo que la bonanza económica que vivimos es fruto de la nacionalización del gas cuando en realidad es el resultado de una política de Estado de los gobiernos de los partidos tradicionales que “sembraron el gas”; venderle  a Brasil y Argentina, construir el gasoducto a San Pablo no fue fácil, se tuvo que cumplir una serie de requisitos incluido el de las reservas probadas; también sumó para alcanzar  bonanza económica la subida de los precios de los combustibles, de las  materias primas que exportamos al mercado internacional. Posiblemente la nacionalización aumentó un poco nuestras ganancias pero ahuyentó las inversiones; se nacionalizó el gas porque había. Pudimos estar mejor aún.

Un país no se construye sobre la base de la demagogia, la mentira y el engaño, estamos observando el caso de la Argentina y Venezuela como los más claros. Votar por el “NO”,  es una acción por la democracia, es una forma de expresar nuestra rebeldía ante tamaña afrenta como son las pretensiones de los narcisistas, señores Evo Morales y Alvaro García de perpetuarse en el poder mediante una dictadura disfrazada de democracia manejando la Constitución Política del Estado a sus antojo.

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