ArtículosIniciosemana del 11 de ABRIL al 17 de ABRILSusana Seleme Antelo

7 años de infamia contra las autonomías

“Una explosión atronadora quebró el silencio de Santa Cruz. Después, los balazos restallaron en el hotel Las Américas, en el centro de la capital del oriente boliviano. No hubo gritos. Solo disparos durante 20 minutos.

“Horas más tarde, en esa mañana del 16 de abril, el presidente de Bolivia, Evo Morales, aterrizaba en Cumaná (Venezuela) para participar en una cumbre bolivariana. ‘Me informan que esta madrugada ha habido un tiroteo donde han caído tres extranjeros y dos detenidos’, anunció en el mismo aeropuerto, escoltado por el venezolano Hugo Chávez y el cubano Raúl Castro. Era una trama, dijo, ‘de la derecha’ para atentar contra él y el vicepresidente.

“Unos testigos dicen que los extranjeros fueron tiroteados a sangre fría. Los cadáveres acribillados de Eduardo Rózsa Flores, húngaro-boliviano; Árpad Magyarosi, húngaro, y Michael Dwyer, irlandés, yacían todavía en la cuarta planta del hotel, desnudos o en calzoncillos. El comando de élite se había llevado consigo a La Paz a dos supervivientes: el boliviano-croata Mario Tadic Astorga y a otro húngaro, Elod Toaso.

“Arrancaba así una de las tramas más confusas y tenebrosas de la reciente historia boliviana.” Maite Rico: La misteriosa conjura boliviana. El País,  Madrid,  domingo 26 de abril de  2009

 

Hoy, 7 años después  nada es confuso y queda para la historia de la infamia política, la tenebrosa historia de un complot contra las autonomías en Bolivia. La carátula del proceso judicial abierto contra 39 imputados tiene el título de “terrorismo-separatismo” y “alzamiento armado”, cuando las únicas metrallas disparadas y la bomba en la casa del Cardenal Julio Terrazas(+) tuvieron la impronta de terrorismo de Estado. Que todavía sigan algunos de esos imputados presos, otros con detención domiciliaria y no pocos en el exilio,  sin que hubiesen cometido delito alguno, sin sentencia y sometidos a una tortura jurídico-procesal  de hecho y de derecho, ratifica el carácter dictatorial, centralista y despótico del régimen que preside Morales. Desde hace 10 años, las bayonetas militares han sido sustituidas por guillotinas judiciales, merced a una administración de justicia marioneta del poder político autocrático y corrupto.

Apenas 10 días después de aquel macabro suceso, Maite Rico fue la primera periodista extranjera en desentrañar los hilos nada invisibles, que muchos no quisieron ver, de esa conspiración.

Su relato es espeluznante:  “No era la primera vez que Evo Morales denunciaba una conjura para asesinarlo. Pero esta vez había tres extranjeros muertos.  El comando dinamitó las puertas de las habitaciones 456, 457 y 458 antes de abrir fuego, sin que los huéspedes tuvieran ocasión de reaccionar. Todo apunta a que Rózsa, Magyarosi y Dwyer fueron víctimas de una ejecución extrajudicial.  Y lejos de ser ‘el asalto en flagrancia’ que esgrime el Gobierno, se trató de una operación de precisión. El circuito de cámaras de vigilancia fue anulado. Alguien accedió al sistema informático del hotel y borró las grabaciones desde el martes 14, día en que los extranjeros llegaron al hotel. También eliminaron los registros de Internet. ‘Es una operación de inteligencia de alto nivel, en el más puro estilo cubano’, dice un experto que pide anonimato.”

El entonces presidente del Senado, opositor Óscar Ortiz, se preguntaba “¿Si querían investigar, ¿por qué liquidaron a esta gente, en lugar de tomarla presa? ”. Y los líderes políticos y cívicos de la lucha autonómica denunciaban un montaje del Gobierno contra el movimiento autonomista.  Esos dirigentes nunca pensaron dividir al país, sino arrancarle al poder central lo que en democracia corresponde por derecho a las regiones de Bolivia, a pesar de que ‘caudillísimo’ Morales, se había autodefinido “marxista-leninista-comunista-socialista”.

A confesión de partes relevo de pruebas:  confirmaba la vieja sospecha de que él nunca fue demócrata,  desde su época de violento dirigente cocalero –lo sigue siendo- aunque se subió al carro de la historia amparado en el entonces democrático sistema electoral boliviano. El ‘Vice’ Álvaro García Linera se declara “Jacobino, bolchevique, de línea dura espartana”, pero ambos son amantes del culto a sus personas; del lujos carísimos, adictos a la publicidad frívola y apabullante propaganda política. Morales,  además,  es un machista depredador sexual, que acosa a menores de edad desde el poder, pues Gabriela Zapata no es la única víctima.

En otro artículo -30 de diciembre de 2009- la misma Maite Rico, apuntaba a que Rózsa  fue “contratado por los servicios de inteligencia bolivianos  para montar una falsa trama terrorista y justificar la persecución desatada después contra los dirigentes de Santa Cruz, bastión opositor al Gobierno.  Este relato, recogido en un cable de mayo de 2009, apunta a que los mismos servicios secretos liquidaron a Rósza, Magyarosi y Dwyer para borrar pistas”,  sembrar falsas evidencias y suplantar pruebas. Los otros dos, Tadic y Toaso, salvaron su vida porque no estaban al corriente de la trama y porque las autoridades los utilizarían como testigos para apuntalar el montaje. Ambos fueron torturados –según fotografías que aporta un testigo- y muestran a los dos hombres ensangrentados, con dientes perdidos, costillas rotas, moratones y laceraciones provocadas por cortes de cuchillo.”

Rico continua la cita del testigo y apunta a que “quién realmente contrató a Rózsa fue el coronel Jorge Santiesteban, entonces jefe de Inteligencia de la policía, y su segundo, el capitán Walter Andrade… el coronel dirigió el asalto al hotel ‘para borrar huellas’”, apunta en su lapidario y bien fundamentado escrito.

Ante la brutal magnitud de esos sucesos ¿de qué se acusó y se sigue acusando a los imputados injustamente por terrorismo -separatismo en el llamado ‘caso Rózsa’? No fueron ni son terroristas, fueron y son autonomistas y demócratas. Aquí solo hubo terrorismo de Estado.

A 7 años de la infamia que sufren los presos, detenidos y exiliados, la sociedad democrática boliviana exige el fin de la violencia y la humillación a las víctimas y sus familias. ¡NO más injusticias. NO más abusos!

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