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La idiotez autoritaria

La Real Academia Española define la palabra idiota como: 1)Tonto o corto de entendimiento. 2)Engreído sin fundamento para ello. 3)Que padece de idiocia: trastorno que conlleva una deficiencia profunda de las facultades mentales. 4)Que carece de toda instrucción.

A partir de estas definiciones del idioma español -aceptado como lengua oficial en Bolivia, además de las 36 lenguas originarias, mero reconocimiento chantajista político-étnico- me asiste la certeza de que quienes (des)gobiernan los destinos del país, sufren de idiocia. Es decir, profundas deficiencias mentales, arrogancia y soberbia narcisista que produce desprecio a sus semejantes.

La idiocia del régimen puede explicar la insensibilidad irracional frente a las personas con capacidades diferentes: en sillas de rueda, con muletas, extremidades mutiladas, pobres de solemnidad, que marcharon hace un mes a La Paz para que Morales los reciba. Demandan un bono de 500 bolivianos mensuales, en vez del anual de 1.000 que reciben hoy, demanda que el régimen rechaza rotundamente. En ese tenor, Morales no los recibió, se fue a Ecuador llevando vituallas solidarias para los damnificados del terremoto, y dejó plantados a sus “hermanos” bolivianos. ¿O no son sus “hermanos” porque interpelan su poder? Volvió Morales y tampoco los recibió ni recibe hasta hoy.

Poco o nada les importa el drama humano ni la precariedad de la subsistencia de esas mujeres y hombres, ni la solidaridad y respeto que merecen. Ello explica que más bien hayan sido recibidos por el andamiaje político-militar represivo en son de guerra. Enmallaron los accesos a Palacio de Gobierno y al Congreso, en la Plaza Murillo de La Paz: las mismas mallas de los campos de concentración nazis. No usaron cámaras de gas, pero los “rociaron con gas pimienta”, dijo con sorna un miembro policial de la idiocia y sus trastornos. Detrás de las mallas, personas de la tercera edad, rostros indefensos, dolidos, bocas sin dientes con hambre y frío, recibían asombrados la desmedida agresión. Bolivia y el mundo vieron consternados ese extremo.

La idiocia puede explicarlos y comprobar que en la Bolivia de Morales y sus hombres, cualquier horror es posible, una vez desnudado el carácter autoritario y despótico de Evo Morales y sus hombres frente a gobernados. Como en Chaparina- TIPNIS, en 2011- contra los indígenas del Oriente boliviano, contras los potosinos en 2015, y otros tantos lugares. Pueden volver a hacerlo porque la idiocia que produce el ejercicio del poder a largo plazo tras 10 años, les ha hecho perder el valor de la solidaridad, la racionalidad y la compasión por la dignidad humana, si es que hubiesen practicado antes alguno de esos valores.

El bono que demandan las personas con capacidades diferentes, según datos del propio régimen, representaría un gasto anual de 368 millones de bolivianos. En criterio de analistas y expertos económicos, ese monto equivale al 50% del escandaloso derroche que realizó el aparato gubernamental en propaganda política, viáticos y pasajes en los últimos cinco años. Las cifras del Presupuesto General del Estado dan cuenta que en ese periodo el régimen gasto 3.632 millones de bolivianos en esos rubros, que por gestión representaría cerca de 726 millones de bolivianos. Es decir, el doble de la demanda de las personas movilizadas hasta La Paz. Y eso sin contar la millonaria inversión en un nuevo palacio de Gobierno y otro Legislativo, amén de otras rumbosidades improductivas.

En una amalgama de idiocia narcisista, autoritaria y populista, el régimen cooptó a un sector de la dirigencia movilizada. No les dio el bono, pero sí promesas y puso final al conflicto. “Divide y reinarás”, habrán pensado los hombres de Evo Morales, ridiculizando al propio Maquiavelo. Sin embargo, no tomaron en cuenta las dimensiones éticas del conflicto, la intensidad humana de cada drama, amén de las oportunidades vitales mezquinadas a esas personas, a merced de la violencia política del poder de Morales, ya sin redención posible.

En todo caso, los idiotas son ellos no quienes peleamos por la convivencia entre diferentes en un Estado Democrático de Derecho, y criticamos su desprecio por el respeto de los Derechos Humanos, a los que antepone sus intereses políticos, ideológicos y económicos conservadores sin atenuantes.

Idiotas son ellos que nos quieren hacer creer que no hubo tráfico de influencias en los contratos con la corporación china CAMC. ¡No hubo delito y nadie esta imputado! Todo para proteger a Evo Morales, el verdadero artífice, escudado por el psicópata ministro de la Presidencia. Lo demás son cuentos chinos.

¿Y por qué sigue detenida Gabriela Zapata, la adolescente expareja de Morales, con quien concibió un hijo? Y con ella dos funcionarios de mediana y baja jerarquía, mientras el citado ministro amenaza a diestra y siniestra, pero pierde el celular donde están los rastros de sus hormonas amazónicas, enardecidas por la misma Gabriela Zapata. ¡La sociedad boliviana no se merece este escenario de impunidad, canallada y cinismo!

Quizás la idiocia logre desentrañar la soberbia continuista, a pesar del NO del pasado 21 F contra la adelantada maniobra re-re-eleccionista de Morales-García Linera, para 2019. Son cortos de entenderas, cierto, por eso pretenden un “segundo tiempo”, cuando en realidad llevan 3 ‘tiempos’ de gobierno y serán 14 años de ejercicio del poder hasta enero de 2020. Ignoran que la eternidad no ha sido concedida ni a los hombres ni a las cosas, como decía Marguerite Yourcenar en “Las memorias de Adriano”.

En política, esa ‘eternidad’ –que también tendrá su fin más tarde o más temprano- se llama dictadura totalitaria. En la Bolivia de Morales, todo horror es posible.

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