Un comunario Uru sentado en su barca en medio de lo que era el lago Poopó, Oruro, en 2015. | José Rocha
Varios estudios científicos alertaron hace más de tres años que Bolivia atravesaría por una “dura sequía” y que sus efectos serían devastadores, sin embargo, no fueron tomados en cuenta por las autoridades del Gobierno para planificar una estrategia que haga frente a esta problemática. Investigadores afirman que, frente a la sequía, lo único que se puede hacer es distribuir agua mediante cisternas, no obstante, ven urgente hacer estudios climatológicos y proyectar soluciones que servirán recién en unos cinco años como mínimo.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó en junio de 2013 un informe en el que se alertaba de los problemas que sufriría Bolivia por el cambio climático, pese a que el país es uno de los que menos incide en ese fenómeno, dada su baja emisión de gases de efecto invernadero.
El informe concluye con una serie de recomendaciones, entre ellas, el freno a la deforestación, ampliación de la frontera agrícola, minería, entre otras y el diseño de un nuevo marco regulatorio para hacer frente al cambio climático.
Según la secretaria técnica de la Plataforma Nacional frente al Cambio Climático, Teresa Hosse, la planificación del Gobierno va en contrasentido con las recomendaciones del PNUD. “La recomendación es el 2013 pero lo que sale de la Cumbre Agropecuaria el año pasado es ampliar la frontera agrícola”.
Agrega que las políticas del Gobierno como la Agenda 2025, más bien, “profundizan los impactos del cambio climático”. Hosse asegura que todo lo que se ha hecho hasta ahora “es insuficiente”, lo que se debía haber realizado son obras de adaptación al cambio climático. “Ahora se debe hacer un balance de cuánta agua disponible tenemos, de dónde viene el agua, cómo están esas fuentes, cómo hacer llegar a la ciudad y hacerlo sostenible en el tiempo”, agregó.
El ministro de Planificación, René Orellana, dijo que, en 10 años, el Gobierno invirtió 18 mil millones de bolivianos en proyectos de agua potable, riego y manejo de cuencas, pero reconoció que no fue suficiente para enfrentar la problemática.
Indicó que en el presupuesto 2017 se tiene prevista una inversión de 281 millones de dólares en temas de agua potable, riego y manejo de cuencas. Pero, tras la emergencia decretada por la escasez del líquido, se calcula que habrá un adicional de 658 millones de dólares que se irán anotando al presupuesto a medida que se concrete el financiamiento.
PROYECCIONES PARA CINCO A 10 AÑOS
Otro estudio que anticipó problemas se sequía en el país, es el de “Variabilidad y tendencias climáticas en Bolivia” elaborado por la Universidad de Wageningen y Centro de Investigación, Wageningen, de Países Bajos, que fue publicado en 2012.
El investigador del Departamento de Física de la Universidad Mayor de San Simón, Marco Andrade, afirma que en todos los trabajos científicos se preveía que en el corto plazo Bolivia atravesaría problemas de sequía “extrema” y lo que se tendría que haber hecho son embalses y represas.
Agregó que en las universidades existen trabajos de investigación sobre proyecciones de sequía e inundaciones. “Yo conozco que existen unidades de prevención de riesgos en la Gobernación, pero, por ejemplo, ellos nunca han acudido a nosotros para solicitarnos alguna información. Sobreentendemos que ellos también hacen sus cálculos pero realmente no lo sabemos”.
Señaló que lo que queda es hacer proyecciones de clima para dar soluciones. “Lo que se tendría que hacer es planificar con esa anticipación (entre 5 y 10 años) y prever cuáles van a ser los lugares que van a tener o que son más probables a una sequía y en esos lugares, donde se tienen que proyectar embalses”.
Dijo que es necesario que el Gobierno acuda a profesionales como hidrólogos e hidráulicos para hacer una planificación que sirva en un futuro a mediano y largo plazo.
Fuente: lostiempos.com