La infalibilidad del Papa y la crisis venezolana
Las recientes y polémicas declaraciones del Papa Francisco sobre el conflicto que sufre Venezuela, hacen que sea pertinente referirse al tema de la infalibilidad del Sumo Pontífice. El alcance de su infalibilidad, consagrada por la Iglesia católica, fue explicado claramente por el Papa Emérito Benedicto XVI: “Ese dogma no significa que todo lo que diga el papa es infalible. Significa que el papa tiene autoridad para decidir, con carácter vinculante, en las cuestiones esenciales, y que nosotros, en definitiva, podemos tener la certeza de que la herencia de Cristo se ha interpretado correctamente”. De esto se desprende que a los católicos nos está permitido disentir de las opiniones políticas del sumo pontífice.
De hecho, ya hay muchas voces que contradicen el reiterado llamamiento a una salida a la crisis venezolana mediante una repetición del diálogo entre el Gobierno y la oposición, que fue auspiciado por el Vaticano con la intervención de ‘facilitadores’ poco confiables, como el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Ahora es general la convicción de que el anterior diálogo solo sirvió para dar respiro temporal al acosado régimen de Nicolás Maduro.
La insistencia del papa Francisco en que se debe repetir el diálogo ha desatado críticas, especialmente cuando el arma del chavismo es la violenta represión a quienes protestan pacíficamente por la ruptura del llamado “hilo constitucional”; ese carácter pacífico que ha sido reconocido inclusive por el propio director de la Policía Nacional Bolivariana, Carlos Alfredo Pérez Ampueda (Panam Post, 10.05.2017).
Pero esto va más allá: antes del inicio de las ceremonias en Portugal del centenario de la aparición en Fátima de la Virgen María, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede y número dos del Papa Francisco, sobre la crisis venezolana expresó: “Ahí se necesita mucha buena voluntad de parte de todos, comenzando por el Gobierno (de Nicolás Maduro), que debe dar señales que quiere solucionar y tomar en cuenta el clamor del pueblo y buscar soluciones. Yo creo que las soluciones son las elecciones”.
En esa misma ocasión, una peluquera de 44 años, oriunda de Maracaibo, pero que vive en Holanda desde hace 13 años, expresó: “Me extraña cómo los demás países hacen la vista gorda de lo que está pasando en mi país y querría que el Papa se solidarizara con la gente de mi tierra oprimida” (La Nación, Buenos Aires 11.05.2017).