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3. Las entrañas del poder

Susana Seleme Antelo

“…aun en los tiempos más oscuros tenemos el derecho a esperar cierta iluminación, que puede provenir menos de las teorías, y más de la luz que algunos hombres y mujeres reflejarán en sus trabajos, y sus vidas…” Hannah Arendt Hombres en tiempos de oscuridad

La última parte de la Estrategia para destruir la dominación k’hara, trata del desmantelamiento del “capital económico del empresariado, del empresario individual, de la propiedad privada de tierras, bienes e inmuebles, de la influencia del dólar americano y la capacidad de acumulación, ahorro y generación de riqueza del empresario y la clase media.”

¿Cómo iban a lograrlo? Con la nacionalización de las empresas estatales, que ha sido pura retórica populista. No lo consiguieron. Más bien, se aliaron con el capital económico de Santa Cruz y otros, aunque con cortapisas a la agroindustria exportadora de alimentos. Cortejaron sin complejos a Wall Street, el dólar en Bolivia sigue los vaivenes de la política monetaria de USA, y el 74 % de los contratos para obras públicas favorecieron a empresas extranjeras.

La nueva «burguesía» cocalera

En el texto, el Vice sostiene que EI corazón del nuevo ‘bloque histórico’ es el sector cocalero.” Con la población indígena “son la vanguardia del nuevo bloque revolucionario, en alianza estratégica con los sectores más duros con capacidad de movilización: mineros cooperativistas, juntas vecinales de EI Alto, maestros rurales…”. Y agrega que “Los cocaleros no solo deben empoderarse políticamente sino también económicamente,” para la creación de una “nueva burguesía agro exportadora parida desde el Estado, que sustituiría la del Oriente”. Rehúyo la dialéctica de la diferenciación, pues no son lo mismo la burguesía cruceña que produce alimentos y la cocalera que cultiva la materia prima de la cocaína y le da valor agregado convertida en droga.  Se trata de una burguesía ligada a “la trasnacional del delito y del narcotráfico”, como apunta Humberto Vacaflor, según denuncias de países donde llega la droga.

El éxito de la burguesía cocalera

¿Cómo llegó esa burguesía a la reproducción ampliada del capital dinero, que tiene lugar cuando la ganancia o plusvalía se capitaliza y se reinvierte para aumentar el volumen de la producción, en este caso, más cocaína? Gracias a que fue “parida de las entrañas del Estado” y utilizó otros mecanismos nada santos, de la mano de una justicia infame sometida a las entrañas del poder político.

Desde ahí obtuvo el incremento de hectáreas para cultivar hoja de coca. Así legalizaron toda la del Chapare que solo sirve para producir droga, pues la única hoja de coca apta para el consumo humano es la de Yungas. No obstante, se aceptó el aumento de las Has. cultivadas, cuando se sabe que 95% de la hoja de Chapare se destina a la producción de la droga. ¿Adónde irá el otro 5%, que se suma a las hectáreas ilegales que han arrasado Parques y áreas protegidas en todo el país, como pretenden en el TIPNIS?

En contrapartida, la tarea de despenalizar la hoja de coca y retirarla de la lista de la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes no tuvo éxito. Pero el texto de marras, pretendía convertirla en una materia prima productiva de desarrollo integral, alejado de la problemática de las drogas, “más allá de la retórica cultural e histórica.” ¿Vale decir que todo lo que dicen sobre la ‘hoja sagrada’, es retórica pura, vacía y falta de contenido, como la protección a la Pachamama y el medio ambiente?

En concreto, tras 12 años, la cadena coca-cocaína es el mejor ejemplo de industrialización de Morales-García Linera. De hecho, lo único industrializado en la Bolivia ‘del cambio’ es la economía política de la cocaína, como relación social de producción con su amplia cadena productiva de campesinos que cultivan el arbusto, rescatadores, distribuidores, transportistas, contrabandistas de insumos varios como químicos, precursores y otros, procesadores de pasta base y clorhidrato de cocaína, narcotraficantes chicos, medianos y grandes de origen local y externo, lavadores de dinero y corrupción a granel.

¡No es poca cosa! Una burguesía agroexportadora de la hoja, materia prima de la cocaína, de la mercancía ya transformada en droga, vinculada a poderes trasnacionales del delito ¡y nadie se inmuta, ni aquí ni afuera! Tampoco sabemos cómo incide la informal-ilegal economía política de la cocaína, en la economía política formal.

Mientras esa economía se ‘democratiza’ desde el eslabón más bajo de la cadena, los campesinos, el régimen hostiga a la democracia multipartidaria, a la pluralidad sociopolítica, y fatiga a todo el país con la ilegal re-re-re de Morales y el Vice.

A contracorriente del poder central-centralista, Bolivia y su gente luchan contra estos tiempos de oscuridad, que el Vice los hace más oscuros con sus disparates y sus arengas de guerra.

Desde las calles, la ciudadanía consciente de su poder político como derecho democrático, nos trae la “iluminación” de la que habla Arendt, con “sus trabajos, y sus vidas”, como haber conquistado la abrogación del ‘experimento’ del Código Penal. Y hoy exige respeto al voto del 21 F de 2016 que les dijo y les dice NO.

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