Elegir en la encrucijada
Manfredo Kempff Suárez
El domingo 20 de octubre nos la jugamos entera y que venga la tormenta si nos va mal, aunque, de irnos bien, tampoco nos espera ningún sol radiante, porque la segunda vuelta será brava. Cualquiera de las dos cosas puede suceder, porque S.E. tiene a su favor todo para ganar (plata y fraude entre otras cosas) y la oposición está debilitada, encarnizadamente dividida, caminando por el filo de la navaja, en medio de la mayor incertidumbre.
En Santa Cruz, luego del multitudinario Cabildo, creemos que la situación se aclaró, porque el presidente del Comité Cívico le dijo al pueblo algo muy importante: voten por cualquiera de los candidatos, menos por el binomio ilegal. ¡Perfecto! Eso tendría que evitar un eventual voto cruceño en favor de S.E. Imaginamos que en Santa Cruz el MAS no ganará como en oportunidades anteriores, aunque eso no significa que no pueda tener una alta votación de sus partidarios andinos y cambas que son muchos.
Entonces, vamos a quedar en que habrá tres candidatos con alta votación aquí. Probablemente, por ser cruceño y por sus condiciones personales podría ganar Oscar Ortiz el primer lugar. Si la situación fuera así, Ortiz podría llevarse dos senadores y un número indeterminado de diputados, pero su triunfo no es seguro según las últimas noticias. El asunto que inquieta es que ese triunfo de Ortiz en Santa Cruz provoque la victoria del MAS en la primera vuelta. Sería el desastre total, salvo que la insólita sorpresa electoral de 2019, el Dr. Chi del PDC, exhorte a votar por Mesa para salvar la situación. O que, tal vez, una nueva encuesta señale otras cifras que ofrezcan otra visión.
Desde hace semanas que venimos preocupándonos sobre qué va a suceder con el voto cruceño. Visto esto, he llegado a la conclusión de que cada ciudadano – hombre o mujer – votará por quien le palpite mejor. Y eso porque la situación electoral se ha complicado mucho y los cruceños, en estos comicios, nos hemos enfrentado abiertamente. Ni las llamas del infierno chiquitano han logrado unirnos.
Aparece un argumento que se esgrime sin razón y es que si se vota por Mesa se está votando en contra de Santa Cruz. Y de que si se vota por Ortiz, ese es el voto camba, el que tratará de elegir a un cruceño en vez de un colla. Pero sabemos perfectamente que solo se nos permite elegir entre dos collas: S.E. o Carlos Mesa. ¿Acaso vamos a elegir a algún cruceño en las elecciones del domingo 20? Lamentablemente, esta vez no. La última fue cuando en 1997 triunfó el general Banzer y ni siquiera ganó en Santa Cruz.
Pues ahora hay que definirse nomás y dejémonos de más vueltas. Si al camba no lo podemos elegir presidente, ¿a cuál colla preferimos? ¿Al colla pícaro que está en el trono despilfarrando desde hace 14 años y quiere cinco añitos más? ¿O al otro que ya fue presidente, que le fue mal, que se va a enfrentar a un quilombo, pero que no piensa eternizarse?
Se dice en Santa Cruz que Mesa no nos quiere y que nos ha hecho mucho daño. Es cierto en parte, por lo que pasó con Hormando Vaca Díez en la sucesión y porque nos dijo que éramos unos provincianos. ¿Pero el actual mandatario ama a Santa Cruz, como afirma últimamente? ¿Quién le puede creer eso a S.E. con todo lo que nos ha hecho? Estoy convencido que S.E. nos ha provocado los males más grandes, que no los vamos a volver a enumerar otra vez porque son infinitos.
Oscar Ortiz es un buen candidato, qué duda cabe. Lo malo es que no ha coincidido con un tiempo propicio. Ha entrado muy tarde a la pelea y se estancó. Dicen que la oportunidad es calva y tal vez Ortiz lo piense así. Pero creemos que a los cruceños ya nos tocará gobernar a partir de la próxima elección y que él tendrá su gran oportunidad.
Aquí no se trata, de ninguna manera, de ser más o menos cruceños. Cruceños somos todos los que amamos esta tierra y que, además, hemos demostrado nuestro amor por ella. Ahora, vuelvo a repetir, sucede lo de casi siempre: hay que ver cuál colla es mejor para el país y votar por él. Esa es la realidad, nos guste o no.