LA HORA DE LA OPOSICIÓN DEMOCRÁTICA PROPOSITIVA
Por: Daniel A. Pasquier Rivero
Daniel A. Pasquier Rivero
Mira que en este país variopinto creíamos haberlo visto todo, pero nunca un Gobierno dio la sensación de estar tan desesperado como el actual, porque muestra no tener idea de cómo salir del atolladero económico, menos, de controlar la pandemia. Después de ofrecer el cielo y la tierra, el paraíso terrenal, somete al país a medidas que a todas luces acabarán con lo poco que se genera trabajando, invirtiendo, produciendo y colocando en el mercado interno y externo, dejando como único horizonte el sobrevivir de bonos a los de menos ingresos, y al mercantilismo mas puro a los pudientes. Hay crisis, varias, de salud, económica, política pero, la principal, está impulsada por las medidas del propio gobierno.
Es la hora y oportunidad, otra vez, de la verdadera oposición democrática: un plan de recuperación económica consensuado sobre la base de trabajo, mayor inversión privada y pública (en proyectos rentables) que genere empleo, y garantía jurídica para ambas, no solo para los amiguetes. Es la hora de la resistencia civil propositiva. Para ello no hay siquiera que esperar la comprensión del gobierno, porque no la habrá. Lo ha dicho el presidente «fantasma» o «aparente» (término de Susana Seleme, Comentando la noticia, www.lavozuniversal.tv)); ellos están empeñados en implementar el «camino al socialismo», en esta hora «el camino al comunismo castrochavista», marxismo que en mas de 100 años ha demostrado ser un fracaso como receta de prosperidad económica. Andrés Canseco (El laberinto, www.lavozuniversal.tv) ya comentó lo que supone el asalto impositivo a la libertad y la democracia.
El aumento de presión fiscal, directa o solapada, es el camino mas directo a la miseria colectiva. Brincarle a los bolsillos de los ciudadanos contribuyentes no es la solución, a ninguna crisis; solo agrava la macro y la microeconomía. Sin duda, es el camino más franco para implantar la dictadura de una ideología del fracaso, que en añadidura demuestra su incapacidad técnica para generar riqueza. Para Bolivia, el asalto fiscal centralista debe marcar la hora de recuperar un gobierno «con autonomías», tal como está reconocida en la Constitución, y desde ahí marcar el rumbo de la recuperación del manejo responsable de la cosa pública.