El conflicto por la tierra en San Ignacio cobra su primera víctima; muere el chiquitano que fue agredido cuando defendía su predio de un asentamiento
El anciano indígena es uno de los cinco heridos en el enfrentamiento con interculturales registrado el 5 de julio. Denuncian al INRA por dar la comunidad chiquitana Ebenezer a la organización de los interculturales.
Lino Peña Vaca murió este sábado en un hospital de la ciudad de Santa Cruz, a más de 400 kilómetros de la tierra donde nació y por la que terminó dando su vida. Este anciano chiquitano, de 78 años de edad, fue una de las víctimas del enfrentamiento del 5 de julio entre interculturales e indígenas de San Ignacio de Velasco.
Lino terminó con la nariz y costillas rotas, así como lesiones en un pie, según denunciaron las autoridades de San Ignacio de Velasco, esto como consecuencia de los golpes propinados por los que pretendían desalojarlos de la comunidad Ebenezer, afincada en ese lugar hace más de dos décadas.
«Hago responsable al director nacional del INRA porque hasta la fecha no se pronuncia acerca de todas las denuncias que hemos hecho de avasallamientos. Lo apunto como responsable de la primera muerte. Cuántos muertos están esperando para reaccionar», sostuvo la noche del sábado la diputada María René Álvarez, en referencia a la muerte de Lino Peña Vaca.
Sobreposicionamiento de predios
Y es que el enfrentamiento de los chiquitanos con los interculturales se dio -según explicó el subgobernador de la provincia Velasco, Aurelio Vaca El Hage, y el líder cívico de San Ignacio, Dino Franco- luego de que el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) dotara la tierra de los indígenas del oriente boliviano a los interculturales, organización social que se autodefine como afín al Movimiento Al Socialismo (MAS).
Vaca El Hage señaló que los chiquitanos viven y trabajan en la comunidad Ebenezer desde hace 20 años y que en 2016 solicitaron al INRA que les asigne esos predios, pero el ente agrario en 2018 les hizo saber que les dotó tierras, pero en otro lugar, en San José de Campamento (Alto Paraguá), a 200 kilómetros de donde viven. Y ese predio que habitan por años, se lo dio a los interculturales, quienes le han puesto por nombre Jerusalén III.
De ese modo, la organización alineada al MAS ingresó a principios de julio con maquinaria pesada y empezó a abrir brechas, incluso, según las autoridades velasquinas, por en medio de los sembradíos de los chiquitanos.
Ante esta situación, los originarios de tierras bajas se organizaron y se trasladaron hasta donde los interculturales. Ahí fue, el 5 de julio, cuando se dio el enfrentamiento que terminó con Lino Peña Vaca herido.
El subgobernador de la provincia Velasco, que es médico de profesión, fue uno de los que curó las heridas del anciano chiquitano y, en contacto telefónico con EL DEBER, explica que en los siguientes 15 días las fracturas del anciano se complicaron. Terminó el pulmón afectado, lo que derivó en una neumonía y luego, en una septicemia. Sus familiares lo trasladaron a la ciudad de Santa Cruz y murió en la capital cruceña, lejos de la tierra que lo vio nacer.
«Es una verdadera pena lo que ahora está sucediendo en San Ignacio de Velasco con los avasallamientos a nuestras tierras y las autoridades no están actuando como se debe«, observó el cívico Dino Franco, en conferencia de prensa.
Más indígenas citados
Cuatro días después del enfrentamiento entre chiquitanos e interculturales, el diputado del MAS, Rolando Cuéllar, en una conferencia de prensa, exigió al Ministerio Público la «inmediata aprehensión de Domitila Hurtado», una cacique chiquitana a quien acusó de incentivar el avasallamiento de las tierras pertenecientes a Jerusalén III. De ese modo, los indígenas chiquitanos se convirtieron de víctimas de avasallamientos en ‘avasalladores’.
La abogada Patricia Patiño, que defiende a los chiquitanos, informó que de aquel enfrentamiento que dejó un saldo de cinco indígenas heridos, ahora la justicia le ha iniciado proceso a diez. De hecho, este 30 de julio, día del aniversario de San Ignacio de Velasco, la Fiscalía había citado a declarar a los caciques de varias comunidades chiquitanas, entre ellos Ebenezer y 16 de Agosto.
En la audiencia «pudimos ver que las preguntas estaban demasiado dirigidas. Es más, (para) las respuestas de los comunarios los intimidaban para que digan lo que ellos querían escuchar, y por mucho que yo hice valer el derecho a la defensa y a la primera versión que manifestaron, en las hojas pusieron lo que quisieron. No pusieron la declaración. Fue una audiencia de 10:30 a 14:00. La cacique firmó esa declaración o caso contrario amenazaron con detenerla en ese momento«, contó la abogada Patiño.
Fuente: eldeber.com.bo