El fondo, ¿es un agujero negro?
Por: Ismael Schabib Montero
El fondo, ¿es un agujero negro?
Por: Ismael Schabib Montero
A la crisis económica se la vio venir. Cualquier profano en economía pudo darse cuenta de esto por las siguientes razones: las reservas económicas disminuyeron de 15 mil millones de dólares el 2015 a 3 mil quinientos el 2022, vendemos menos gas y el gobierno arbitrariamente tomó las AFP. Estas son señales claras de que la cosa va mal. Hay carestía de dólar, en el mercado negro su precio ha subido por encima de los 7 puntos. Si recordamos los tiempos de la UDP por allá en los años 80, no estamos re mal todavía, cuando en aquella época llegamos una inflación del 24 mil por ciento.
Somos un narco Estado, “fue la mayor obra de Evo Morales”, convertirnos en un Estado forajido, recordemos la fábrica de urea; el aeropuerto internacional del narcotráfico en el Chapare; la ley que subió la producción de coca de 12 mil a 22 mil hectáreas. Recordemos, también que, sin coca, no hay cocaína.
Haber permitido que el Chapare hubiera sido tomado por el narcotráfico, es traición a la patria y es un enorme daño a la soberanía nacional, que nos muestra ante la comunidad internacional como un Estado fallido. En el Chapare no hay Estado. Se dio el caso que ni el vicepresidente Choquehuanca pudo ingresar a esa zona porque no pidió permiso ¿a quiénes? Las últimas noticias de envío de cocaína boliviana a España en aviones de BoA y la denuncia del propio Morales desde Cuba sobre 17 toneladas de cocaína que el gobierno de Arce habría “exportado” a Europa y otras regiones, da la impresión que es el cartel más grande.
“La justicia es de suma importancia en cualquier país debido a su papel en el establecimiento del Estado de Derecho, la protección de los derechos individuales, la prevención del delito, la resolución de conflictos y la generación de confianza en las instituciones. Un sistema de justicia fuerte y confiable es fundamental para el desarrollo de una sociedad justa, equitativa y pacífica”. Convertir a la justicia en un instrumento al servicio del mal es el peor daño que se le ha hecho al país hasta ahora, la justicia en Bolivia es un instrumento para reprimir a la oposición y accede a ella “el que más pone”. Esta forma de proceder de la justicia no previene el delito, lo provoca. No protege los derechos individuales, los viola. No resuelve los conflictos, los acentúa. No se puede dejar de mencionar crímenes como el caso del señor Colodro y otros, que el gobierno sospechosamente se apresuró a cerrar, que nos lanza al vacío de la incertidumbre. Las instituciones están desprestigiadas casi todas, especialmente la Policía, que le inventa delitos a los opositores para complacer al gobierno. Se ha dado el caso de narcotraficantes que tienen poder político, que agreden a los mismos policías como el caso Nallar, o el de la patrulla de UMOPAR que fue interceptada e interpelada en el Chapare por cocaleros por reprimir el narcotráfico “sin sus permiso” y fue expulsada.
Una justicia idónea genera seguridad jurídica y la seguridad jurídica riqueza, porque atrae inversiones económicas, produce fuentes de trabajo.
No hemos pasado el fondo en todo, porque no estamos todavía al extremo que nos dejó la UDP, con la economía pulverizada y una inflación del 24 mil % en los años 80s, que también era un gobierno socialista, pero estamos mal y en el mismo camino, sin soluciones. En los demás aspectos señalados, justicia y control del narcotráfico, no solo hemos llegado al fondo, ya lo traspasamos y estamos en un agujero negro en caída libre en una incertidumbre total.
Pero “esta patria inocente y hermosa…” ha sabido sacudirse de sus males y encontrar una senda que la ponga en el rumbo de la paz y el progreso, como en 1985. Si para las elecciones generales que se avecinan no revertimos esta situación, nos convertiremos en la peor copia de Venezuela y muchos bolivianos se verán en la necesidad de recorrer el mundo pidiendo limosna. ¡Ojalá que no!
(20230708)