Cuán triste es mirar a tantos policías armados de cascotes y matracas, en montón, pegados unos con otros, soportando el desprecio ciudadano, aferrados a esa reja que da a la avenida 6 de Agosto, temblando. Los vándalos entraron a la fuerza para destruir las oficinas, embadurnar los baños, usar la cocina como cantina y sacar documentos que no son suyos.
Es el momento más bellaco del No Estado Plurinacional. Su Policía da seguridad a los que entran a la fuerza en Las Londras, en los fundos, en las siembras, en las sedes sindicales. Tiembla ante las turbas que defienden a los ladrones de vehículos chilenos.