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La república de Bolivia nos pertenece

Por: Ismael Schabib Montero, vicealmirante de la república de Bolivia

Costumbre, se define como una manera de hacer las cosas que la gente repite una y otra vez. Las costumbres se desarrollan a lo largo del tiempo en una sociedad y son consideradas normales por las personas que las practican. Son como hábitos colectivos.

Una de las razones porque el crimen organizado gobierna Cuba y Venezuela, es porque sus poblaciones se acostumbraron a verlos en el poder y nunca hicieron lo suficiente por sacarlos. Aunque parezca una paradoja, pero estos gobiernos mientras empobrecían a sus pueblos se consolidaban quebrándoles su capacidad de reacción.

Después de casi 17 años del MAS gobernando el país, hemos asistido como “mirones de palo” a la destrucción de nuestra justicia que nunca fue buena, pero era mucho mejor que la que ahora tenemos. Pareciera que ya nos acostumbramos a esa “justicia”.

A vista y paciencia de todos disociaron a nuestro pueblo inventándose naciones y símbolos para dividirnos y reemplazar con los que nos identificamos, para sustituir a la República de Bolivia por un Estado Plurinacional. Se han inventado un enemigo interno, el departamento más progresista de Bolivia, Santa Cruz, al que combaten continuamente. Nos acostumbramos a esto.

A instituciones muy importantes, como la Policía Nacional, la han corrompido absolutamente haciéndola cómplice de su crímenes y delitos, porque la Policía es como un espejo, si gobierna un grupo de personas con principios éticos ella actúa dentro de los márgenes de la ley, es respetable y confiable, de lo contrario, si gobierna un grupo de criminales ella reflejará lo que le ordene ese grupo de indeseables. En el caso de las FF.AA., que es una institución eminentemente jerárquica, desvirtuaron los ascensos al grado de General y Almirante, destruyendo la competencia sana de sus componentes en base a méritos profesionales, convirtiéndola en una institución al servicio del gobierno y no del país. La han debilitado moralmente. Pareciera que ya nos acostumbramos a ver degradadas a estas instituciones.

La corrupción no tiene fondo, es un “hueco negro”, hemos visto como la bonanza económica del gas “se hizo gas”. “La disqué” nacionalización sirvió para dejarnos sin este energético. Ahora el gobierno clama para que vengan inversionistas que ellos mismos ahuyentaron. Es muy difícil que se pueda captar capitales en un país sin seguridad jurídica. No es raro que el gobierno pretenda hacer negocios con el litio con dictaduras que se abren paso corrompiendo gobiernos como los chinos, iranies y rusos. Durante varios años vimos languidecer nuestra economía, pudimos ver lo que pasaría, como hipnotizados, observando unas reservas financieras que se esfumaban y una deuda externa e interna que crecían. Nos acostumbramos también.

Los escándalos relacionados con el narcotráfico son tan recurrentes que pareciera una novela con un capítulo nuevo cada semana. Nos hemos acostumbrado a ello, hasta parece anecdótico.

Han destruido el sistema de identificación, lo adulteraron a los 6 meses que subieron al poder el 2006, esto denunciaron los policías en su momento, por lo tanto, el Órgano Electoral es una maquinaria diseñada para que el MAS gane elecciones con el porcentaje que le conviene, que se refleje en dos tercios de parlamentarios o más, a su favor. ¿También esto hemos aceptado como normal?

¡Despertemos! No nos adormezcamos en el regazo de la costumbre, recuperemos a la República de Bolivia. Porque nuestro país cada día que pasa con el MAS en el poder muere un poco; aunque parezca una locura, su ideología tiene como estrategia destruirlo todo, pero especialmente quebrarnos el alma, nuestra voluntad.

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