Fuente: Sit Ecclesia Domus
Resumen
El NSSM 200, conocido popularmente como Informe Kissinger, fue la política oficial adoptada por los Estados Unidos en 1975. El memorando, escrito bajo la dirección de Henry Kissinger, expone al crecimiento poblacional de los países menos desarrollados como una amenaza a la seguridad nacional del Estado, y presenta como solución la reducción del crecimiento poblacional a través del adoctrinamiento en la educación y métodos artificiales de planificación familiar. Debido a las medidas propuestas por el informe y a la preocupación ante el crecimiento de la población que presentó Kissinger, se puede entender a la familia como la amenaza principal a la seguridad nacional de los países primermundistas, siendo ese su rol en el sistema internacional.
El neomalthusianismo
La teoría en la que se basa Kissinger y con la cual justifica lo que sería el futuro accionar de los Estados Unidos a lo largo del National Security Study Memorandum 200: Implications of Worldwide Population Growth for U.S. Security and Overseas Interests (NSSM 200), no era nada novedosa inclusive para los tiempos de Kissinger.
El maltusianismo es una teoría propuesta por Thomas Malthus. El pensador proponía la abstención para evitar que demasiadas personas de bajos recursos accediesen a subsidios estatales. Sin embargo, durante el siglo XIX en Europa, se popularizó el neomaltusianismo, una conjetura similar que propone la procreación limitada de la clase obrera, ya que sostiene que el exceso poblacional de dicho estrato supone un problema para la calidad de vida de quienes lo conforman. Dicha limitación de la procreación se propone a través de métodos anticonceptivos y antinatalistas, además de estilos de vida incompatibles con los de una familia nuclear tradicional. Esto es exactamente lo que Kissinger propone.
El «Memorando de Estudio de Seguridad Nacional 200: Implicaciones del crecimiento de la población mundial para la seguridad de EE.UU. e intereses de ultramar», conocido también como NSSM200’ o Informe Kissinger, fue un informe elaborado en 1974 por el Consejo de Seguridad Nacional bajo la dirección de Henry Kissinger. Durante la presidencia de Gerald Ford, quien continuó el gobierno de Richard Nixon, el MSSN200’ fue adoptado como la política oficial de los Estados Unidos; y más tarde, en 1990, el informe fue desclasificado y publicado.
La tesis expuesta en el memorándum, la cual será desglosada debidamente más adelante, está presentada en dos partes y consiste, principalmente, en que el crecimiento demográfico de los países menos desarrollados presenta una enorme amenaza a la seguridad nacional y a los intereses de Estados Unidos, siendo esta la primera parte. La única manera de resolver esto, según el informe, es a través del control de natalidad, por lo que la política en materia de relaciones exteriores de los Estados Unidos debía basarse en la financiación y fomento exhaustivo de planificación familiar en las naciones tercermundistas, lo cual está expuesto en la segunda parte del memorándum.
El memorándum, entonces, comienza explicando que, luego de la Segunda Guerra Mundial, el crecimiento demográfico en los países desarrollados aumentó un 1.5% por año, mientras que, en los países subdesarrollados, se acrecentó entre 2 y 3.5% por año; y que el crecimiento más grande se dio, principalmente, “en áreas que ya eran densamente pobladas y con una base de recursos débil [in areas already densely populated and with a weak resource base] (Kissinger, Kissinger Report, 1974)”. Esto último presenta, para Kissinger, un problema terrible: si la población de un país tercermundista sigue creciendo exponencialmente sin sustento suficiente para todos sus habitantes, éstos vivirán, pero en condiciones poco favorables para la continuación de su desarrollo. En cambio, si la población disminuye a un número con el cual los recursos sean suficientes para todos, entonces esa nación podrá desarrollarse mejor, ya que mejor también será la calidad de vida de sus habitantes.
Otro gran miedo de Kissinger son las corrientes políticas que los países subdesarrollados pueden llegar a adoptar si la clase obrera crece exponencialmente, ídem revueltas y enfrentamientos entre la propia población:
These adverse conditions appear to contribute frequently to harmful developments of a political nature: […] guerrilla warfare, communal violence, separatist movements, revolutionary movements and counter-revolutionary coupe. All of these bear upon the weakening or collapse of local, state, or national government functions. [Estas condiciones parecen contribuir frecuentemente a desarrollos dañinos de naturaleza política: guerra de guerrillas, violencia comunal, movimientos separatistas, movimientos revolucionarios, y golpes de Estado contrarrevolucionarios] (Kissinger, 1974).
Para Kissinger, al crecer con tanta rapidez la población, la mayoría demográfica será joven, la cual, a su vez, asocia con la violencia, pero principalmente con la rebeldía. Esta cuestión también está presente en la teoría neomalthusiana que se conoce como “politizada”, que considera que, si crece la población obrera, esta tenderá a la revolución del proletariado. Kissinger también cree que dichas revoluciones llevarán a la inestabilidad dentro de los Estados menos desarrollados si su población no puede tener un buen acceso a los recursos. También afectaría a la seguridad nacional estadounidense, en mayor medida, si un movimiento revolucionario llegase al poder, ya que Estados Unidos no podría establecer relaciones comerciales con él. Considerado todo lo anterior, se puede establecer un paralelismo entre la clase baja y un país subdesarrollado, al cual podemos considerar como la clase obrera del sistema internacional, y, a su vez, un problema para la clase alta, representado por los países desarrollados.
El Informe Kissinger continúa, en la segunda parte, estableciendo las políticas exteriores de control poblacional que los Estados Unidos deberán seguir para evitar que esta sobrepoblación tenga lugar. Dicha parte está, a su vez, dividida en varias secciones.
En primer lugar, esta segunda parte comienza planteando una estrategia global de los Estados Unidos:
There is no simple single approach to the population problem which will provide a «technological fix». […] the problem of population growth has social, economic and technological aspects all of which must be understood and dealt with for a world population policy to succeed. With this in mind, the following broad recommended strategy provides a framework for the development of specific individual programs which must be tailored to the needs and particularities of each country and of different sectors of the population within a country. Essentially all its recommendations made below are supported by the World Population Plan of action drafted at the World Population Conference. (Kissinger, 1974).
Dicha estrategia mundial, de la cual hace mención el texto, es incentivar acciones que, directa o indirectamente, lleven a una baja en la fecundidad de la población. Éstas se pueden llevar a cabo a través de programas de recursos (principalmente AID o Agencia para el Desarrollo Internacional, de la cual se hará un desarrollo más adelante) y ayuda financiera por parte de los Estados Unidos. El memorándum hace mención de trece países en particular, los cuales, para Kissinger, tienen una cantidad de habitantes “preocupante”, hecho que presenta un nivel mayor de riesgo de inestabilidad política y social: India, Bangladesh, Pakistán, Nigeria, México, Indonesia, Brasil, Filipinas, Tailandia, Egipto, Turquía, Etiopía y Colombia. El informe plantea que estos trece países contribuyeron, en suma, un 47% del total del aumento poblacional entre 1970 y 1975. Sin importar si sus gobiernos tienen o no tendencias antinatalistas, Henry Kissinger planteó que el plan comience a ejecutarse, primeramente, en dichos países. Otros países, los cuales agrupa y menciona a lo largo del texto como “de baja prioridad”, también recibirán recursos para fomentar la planificación familiar, aunque con menor urgencia; pero planteó cómo ayudar a cada país, según su nivel de desarrollo y situación social. Por ejemplo, en México debían incentivarse las relaciones multilaterales y trabajar a través de agencias privadas (es decir, implantar en la sociedad, a través de agencias privadas, el crecimiento demográfico como un problema, para así llamar la atención del gobierno hacia el problema para que haga algo al respecto); pero, en Bangladesh, funcionaría mejor una asistencia técnico-financiera de gran escala.
Los programas de recursos que los Estados Unidos debían facilitar tenían dos objetivos: en primer lugar, crear un acceso a métodos de control de fertilidad que fuesen rápidos, de bajo costo, efectivos, de largo plazo y, principalmente, que fuesen fácilmente aceptados por la sociedad, y, por ende, poco invasivos; y en segundo lugar, la expansión y desarrollo de sistemas que asegurasen servicios, materiales e información sobre planificación familiar a toda la población, pero, principalmente, a los sectores que no pudiesen acceder a información fácilmente, es decir, la clase baja. Estos objetivos eran de prioridad alta y debían, inclusive, tener un financiamiento adicional. Para llevar a cabo con efectividad estos programas, sin embargo, primero debía crearse un clima propicio para la reducción de la fertilidad. Entre otras propuestas, el informe considera que adoctrinar a las actuales y futuras generaciones de niños sobre el “tamaño deseado” de una familia y aumentar el empleo y disminuir la educación femenina son efectivos en el declive de la fertilidad. Kissinger también consideraba importante la “seguridad alimenticia”, ya que niveles bajos de alimento y producción agrícola podrían llevar a un aumento en el tamaño de una familia por motivos de seguros y coberturas, lo cual entraría en conflicto con el plan que se desea llevar a cabo.
Para finalizar esta sección, Kissinger habla sobre los efectos que el plan del informe NSSM 200 puede tener en la política. Para fortalecer la implementación del plan y legitimar la posición y accionar de los Estados Unidos, era importante obtener el apoyo de ONGs y organizaciones privadas y de países desarrollados y en desarrollo. Estos últimos eran especialmente importantes porque ayudaban a encubrir las motivaciones reales detrás del plan de Kissinger:
The U.S. can help to minimize charges of an imperialist motivation behind its support of population activities by repeatedly asserting that such support derives from a concern with:
(a) the right of the individual couple to determine freely and responsibly their number and spacing of children and to have information, education, and means to do so; and (b) the fundamental social and economic development of poor countries in which rapid population growth is both a contributing cause and a consequence of widespread poverty.
Furthermore, the U.S. should also take steps to convey the message that the control of world population growth is in the mutual interest of the developed and developing countries alike. (Kissinger, 1974)
En la segunda sección de esta segunda parte, Kissinger repite varios puntos expuestos anteriormente; pero, además, desarrolla y detalla números sobre las actividades de AID, la Agencia para el Desarrollo Internacional. Dice que, hasta la fecha de redacción del informe, AID había brindado ayuda bilateral a treinta y seis países (priorizando a esos trece países de “alto riesgo” mencionados anteriormente), con ayuda financiera de organizaciones privadas de fines de planificación familiar, como Planned Parenthood o Pathfinder Fund. Los presupuestos y esfuerzos invertidos a través de AID tenían como objetivo fomentar programas que contribuyesen a acercar métodos de infertilidad a la población, así como brindar adoctrinamiento e información a través de la educación.
Kissinger también sugería que el World Bank, o Banco Mundial, una organización multinacional no gubernamental, ofreciese préstamos a bajas tasas de interés a los países subdesarrollados, para que dicho dinero se utilizase para subsidiar servicios de planificación familiar. Otra ONG que mencionó fue la Organización Mundial de la Salud, la cual, en aquel entonces, proveía asistencia técnica en planificación familiar, financiada, principalmente, por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (AID) aunque los presupuestos provistos por dicho programa eran limitados.
La última novedad que Kissinger presenta en esta secciónes la siguiente teoría: “The higher a family’s income, the fewer children it will probably have, except at the very top of the income scale (Kissinger, 1974)”.
La tercera parte del informe es breve. Trata sobre las organizaciones de la cual los Estados Unidos pueden valerse para el fomento de la planificación familiar, y aclara que los EE.UU. deberían continuar fomentando las relaciones multilaterales.
En su cuarta parte, el memorándum se ocupa de las investigaciones acerca de métodos de control de la natalidad y de las inversiones que deben hacerse en este campo. Aclara que no hay ningún método contra la fertilidad que sea 100% efectivo, pero que igualmente las tecnologías de los distintos métodos existentes deben mejorarse y desarrollar métodos nuevos. El informe enumera distintas técnicas antinatalistas y habla de su eficacia según la región en la que se fuesen a utilizar.
Continúa haciendo mención de una problemática actual muy importante: el aborto. Esta es, probablemente, la práctica antinatalista más polémica, ya que no impide la fecundación, sino que interfiere en la gestación, en muchos casos en una etapa muy avanzada de ésta.
Al referirse al aborto, el informe enlista distintos hechos o datos sobre dicha práctica: lo interesante es, primeramente, que ningún país redujo su crecimiento poblacional sin recurrir al aborto; y, en segundo lugar, estima que, en aquel entonces, aproximadamente treinta millones de embarazos terminaban anualmente gracias a la práctica del aborto. Más adelante, aclara que AID, entre otras organizaciones, no podía utilizar su presupuesto para acercar el aborto a los países menos desarrollados debido a la Ley de Asistencia Exterior de 1961, impulsada por el Congreso estadounidense; sin embargo, AID sí podía financiar investigaciones relacionadas con el aborto.
El informe continúa tratando otro hecho muy importante, los mass media, o los medios masivos de comunicación. La planificación familiar podía impulsarse a través de la radio, material impreso, contactos personales y posters; la televisión no parecía una buena opción, ya que sólo podían acceder a ella las clases media y alta, y su objetivo principal era la clase baja. El objetivo de la utilización de los mass media era que la población cambiase su parecer y su comportamiento respecto de la planificación familiar. Kissinger inclusive habla de la posibilidad de utilizar satélites de la NASA con el objetivo de hacer llegar información sobre la planificación familiar a escuelas en las regiones con menor acceso a la señal de televisión, o sin sus propios satélites.
En la quinta y última parte, el memorándum explica que, si bien el gobierno estadounidense reconocía el crecimiento demográfico mundial como una amenaza a su seguridad nacional, no tenía una política doméstica establecida en cuanto a la población. Kissinger sugiere cómo cada rama gubernamental debía actuar. Para finalizar, agrega que debe tener un nivel de prioridad alto en las agendas de conversación con otros líderes políticos.
La familia, la amenaza
En la actualidad, si se piensa en los conceptos de “hijos”, “crianza”, “niñez”, o inclusive términos más científicos y menos cercanos como “población” o “crecimiento demográfico”, para muchos, su significante no será una familia nuclear o tipo, o una unidad doméstica. Inclusive, en algunos casos, estas imágenes pueden no ser suscitadas siquiera por la propia palabra “familia”. La noción de la familia como la célula principal o núcleo de la sociedad, instaurada por la sociología y que ya no es la que se tiene en la actualidad, sin embargo, sí es la que tenía Kissinger.
A lo largo del informe, las palabras «family [familia]» y «families [familias]» aparecen un total de doscientas veintitrés veces, usualmente acompañadas por las palabras «planning [planificación]» y «size [tamaño]». El objetivo de Henry Kissinger en este memorándum es claro: achicar el tamaño promedio de la familia tipo en los países subdesarrollados para evitar que la población crezca. Para el autor, la amenaza real a la seguridad nacional estadounidense es la familia. En el propio texto, Kissinger confiesa que, si bien su idea es llevar a cabo por completo el plan para el control demográfico para el año 2000, los efectos de dicho plan sólo tendrían efecto en la centuria próxima: “there are too many powerful socio-economic factors operating on family size decisions […] to permit a quick and dramatic reversal of current trends” (Kissinger, 1974).
Su rol es ser esa célula principal que conforma a la sociedad toda, que se multiplica constantemente. Es crear cultura, tradiciones, valores; mantenerlos y transmitirlos. Pero su rol en el escenario internacional parece ser el opuesto al rol que tiene en un Estado en particular. Su desarrollo y crecimiento es amenazante, así como lo son las consecuencias de su propia existencia. Por ende, la reproducción de dicha célula, debe parar, y los valores que fomentaban su multiplicación deben cambiar, según Kissinger.
La concepción sobre la familia, entonces, cambia completamente: ya no es la célula de la sociedad, ni un hecho social corriente[1], sino un plan de vida sólo para algunos. En muchos casos, se concibe como un privilegio de clase y los hijos pasan a ser algo optativo que solamente los adinerados pueden permitirse; y con cuentagotas.
Excurso: ¿por qué hay control de natalidad en los Estados Uindos?
Una duda que surgió al escribir este artículo fue la siguiente: si los métodos anticonceptivos y antinatalistas fueron impulsados en los países menos desarrollados para controlar la población, ¿por qué éstos existen y son también impulsados en los propios Estados Unidos? La realidad es que fueron, primeramente, establecidos y fomentados en dicho país antes que en los países tercermundistas, también con motivos antinatalistas y eugenésicos.
La primera organización que fomentó los métodos de infertilidad en los Estados Unidos, principalmente el aborto, fue Planned Parenthood. Esta compañía privada fue fundada por Margaret Sanger en 1916 en Brooklyn, con el pretexto de la defensa de la “maternidad voluntaria”. Sin embargo, durante su campaña para promover la planificación familiar, Sanger se alió con varios intelectuales a favor de la eugenesia, una filosofía popular en la década del ’20. Aunque muchos han intentado ocultar esta parte de la historia de la fundación, o justificarla con su contexto histórico, Alexis McGill Johnson, actual presidente de Planned Parenthood, dijo recientemente que la organización “is done making excuses for Margaret Sanger”.
Margaret Sanger ha sido vista en reuniones y manifestaciones del Ku Klux Klan, promocionó la esterilización forzada en personas “indignas” y realizó experimentos de pastillas anticonceptivas en sus etapas más primitivas en mujeres puertorriqueñas, sin informarles que se desconocían los efectos secundarios que podían generar, entre otras actitudes eugenésicas y supremacistas. Además, se ha comprobado que casi un 80% de las clínicas de Planned Parenthood se encuentran a una distancia muy corta (“walking distance”, que se puede llegar caminando) de barrios predominantemente negros y latinos.
Conclusión
Poco se habla del NSSM 200 considerando el enorme impacto que ha tenido, tiene y tendrá el informe en la vida social, política, económica y cultural de los países subdesarrollados. El memorándum ha sido desclasificado y hecho público hace ya más de cuatro décadas; e, inclusive con el acceso a la información facilitado por Internet, una parte considerable de la población parece no saber nada sobre él. Y aún peor, muchos de los que sí saben, aparentemente, no toman dimensión sobre su peso o no lo consideran como algo negativo.
Hacer algo al respecto de un plan de escala global presente en un memorándum de seguridad nacional estadounidense, desde el lugar de civil o ciudadano global, es casi imposible; inclusive desde una posición de mayor poder, movilizarse en contra de las tendencias mundiales no es nada fácil. Pero concientizarse e informarse (y concientizar e informar) sobre los contenidos de este informe, que por tantos años dictaron y continuarán dictando cómo se configura el escenario internacional y las políticas de los países de la periferia, es poner un granito de arena. La razón por la cual se proyectó que el plan propuesto en el memorándum tardaría casi una centuria en terminar de tener frutos es porque muchos factores sociales, económicos y culturales dependen del individuo y, más precisamente, de la familia.
Quizás, aquellos que no tomaron dimensión sobre su gravedad, sí la tomen recordando que la familia es la institución donde los seres humanos, que conforman los Estados, se desarrollan y donde el pueblo transmite sus valores. Condicionar su existencia y construir un ambiente propicio para su erradicación (y aún peor, generar el deseo en las propias familias de auto-condicionarse y auto-destruirse, valorándolo como algo positivo y estableciéndolo como una ambición) tendrán un impacto sin precedentes en la sociedad global. Por ello, aunque sea casi imposible erradicar esta tendencia, sí es posible informarse sobre ella y, desde el lugar de ser humano que, inevitablemente, conforma un núcleo familiar, tomar decisiones conscientes. La familia no es un privilegio para los ricos, es un derecho.
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