
Santa Cruz hace 50 años, ante las condiciones infrahumanas en que vivía su gente y la absoluta falta de interés de parte del centralismo dañino y chupa sangre, decidió tomar el toro por las astas y solucionar sus problemas con sus propias manos sin esperar que las soluciones vengan de arriba.
Fue así que tomó dos medidas importantes:
- Sembrar las regalías para que se reproduzcan y creen riqueza para vivir mejor.
- Provocar, impulsar y promover el crecimiento económico para conseguir un desarrollo incluyente, autosostenido y equitativo en todo el vasto departamento.
Y se consiguió en pocos años, pasando a ser el departamento más adelantado con una cobertura del 98% de energía eléctrica, 99% de agua potable, con el índice de pobreza extrema más bajo de Bolivia (3%) y con el Desarrollo Humano más alto.
Todo ello sin autonomía o federalismo, solo con una autarquía bien manejada y con cruceños idóneos amantes de su terruño.
¡Qué contraste con el cruceñismo de ahora!, carente de objetivos superiores, enfrascado en propuestas de poca relevancia:
- Liberación de Camacho (no digo que esté mal y que debe abandonarse)
- Censo de población y vivienda y su salvaje paro de actividades de 36 días al fósforo.
Con líderes de esta estatura movidos por intereses personales, que buscan llenar sus bolsillos a como dé lugar, no vamos a llegar a ningún puerto feliz. Y de yapa, todo dividido y en peleas frontales por pegas para sus amigotes y parientes.