
Leí o escuché decir a alguien que el Modelo de Desarrollo Cruceño no debe llamarse «modelo» porque no es replicable.
Por tratarse el autor de un estudioso y analista serio y a quien mucha gente lo puede tomar como cierto, me veo obligado a aclarar y rectificar dicha aseveración.
Como muchas palabras de nuestro idioma, modelo tiene varias acepciones. Una de ellas es la de uso profano o corriente que significa ejemplo digno de imitarse. Un joven destacado en sus estudios, educado y responsable, sería un ejemplo que debe replicarse.
En economía el concepto se deriva de las matemáticas. Modelos matemáticos de simulación, modelos econométricos. En arquitectura una maqueta es el modelo a escala menor de una casa.
El concepto que se emplea en ciencias sociales es el de representación reducida de una realidad.
También se asimila a sistema o enfoque sistémico.
Para cerrar el tema, diremos. Si yo me mando confeccionar un traje, que solo me hace a mí y no es replicable para otra persona, no por ello deja de ser traje.
¿Y quien dijo que el modelo cruceño no es replicable?
Es cuestión de que reúna los requisitos o ingredientes. Claro que en algunas regiones no será tan exitoso y en otras puede que sea un fracaso.
También hay que tenerse cuidado en su manejo o administración.
Además, si de 1000 pesos destinados a inversión, el 50% se desvía a sobreprecios, comisiones y otras prebendas a las que están acostumbrados los políticos, es otro el cantar.