
CAPÍTULO IV: CONTROVERSIAS Y ACLARACIONES: PRINCIPALES HECHOS Y DOCUMENTOS
4.1.2 La batalla de Tumusla..- Verificativo de la Batalla, la última y decisiva. Fuerzas intervinientes, bajas y consecuencias. Veracidad y fuentes
Tumusla fue el último combate de la Guerra de la Independencia en territorio alto peruano. Dicho enfrentamiento armado ocurrió el jueves santo de 1825 [31 de marzo] y consistió en el choque de las tropas del Gral. Olañeta contra el contingente que se defeccionó de su ejército, al mando del Cnl. Carlos Medinaceli Lizarazu, quien actuó en cumplimiento del acuerdo en marcha y sin recibir órdenes del mariscal Sucre.
En la sangrienta batalla de Tumusla se confrontaron 2 ejércitos: El patriota comandado por el coronel Carlos Medinaceli y el Realista, comandado por el Gral. Pedro Antonio Olañeta.
Medinaceli – a la cabeza de 1.326 soldados – se enfrentó contra el jefe realista, en un combate que duró cuatro horas en la localidad de Tumusla, en Nor Chichas. La lucha armada se inició a las tres de la tarde y concluyó a las siete de la noche. Olañeta contaba con una división de 1732 efectivos compuesta por dos Regimientos de 900 y 800 soldados, cada uno.
A ello hay que sumarle 32 jefes y oficiales, incluido el Mcl. Olañeta. Hubo 500 soldados muertos y 9 jefes y oficiales, con 783 heridos de clases y tropa y 13 jefes y oficiales más el fugitivo quien hirió a su Mcl. con tres tiros, (que luego fue capturado). Del lado patriota entre muertos y heridos suman un total de 427 bajas.
La cantidad de muertos y heridos registrados en ambos bandos demuestra las falsedades y tergiversaciones de lo que se ha escrito sobre esta batalla, y es todo lo contrario a lo que se dijo que solo se disparó un tiro.
¿Cómo puede menospreciarse semejante contienda encarnizada en que hubo más de 650 muertos, alrededor de 1000 heridos y más de 200 prisioneros en esa lucha que duró 4 horas? Menos – aún – se la puede negar. El propio Medinaceli califica a dicha “acción” de Batalla.
4.2. Documentos “fraguados” sobre la “incierta” Batalla de Tumusla
Los detractores y escépticos sobre la batalla, sostienen que parecería que no existe ninguna documentación de primera mano que pruebe fehacientemente la existencia de la “incierta” Batalla de Tumusla, salvo el mencionado Registro Diario. Documentos Oficiales del Coronel Medinacelli. Y siembran mayores dudas al decir:
sobre la Batalla de Tumusla hay “cuatro documentos fraguados a tomar en cuenta, todos ellos de muy buena calidad”. Y añaden que en el libro de Villarroel Triveño hay muchos más documentos fraguados.
una proclama y alguna correspondencia referida a la batalla de Tumusla, que aparecen bajo el título de “Registro Diario. Documentos oficiales del Cnl. Carlos Medinacelli. Talima, Cotagaita, Tumusla. Año de 1825” fue fraguada en 1975, al parecer, por el profesor Emilio Medinaceli. En el año 2006 ya se había demostrado y revelado – según algunos – que esa documentación publicada por Villarroel era fraguada, por su contenido fuera de la realidad histórica documentada, La “Proclama para la Emancipación de Charcas o Alto Perú”, lanzada en Cotagaita el 1 de febrero de 1825 es larguísima y ficticia. [El hecho de que sea larga no significa que sea fraguada]
Se puso en tela de juicio la veracidad de esta documentación, que presenta una exageradamente engrandecida batalla con un triplicado número de combatientes.
Y siguen metiendo leña al fuego al afirmar que: La prueba más significativa de toda esta burda invención, es la incontrovertible adulteración que se hizo del único parte militar original que envió el Crnl. Medinaceli a Sucre en fecha 2 de abril de 1825, y que por su importancia fue publicado oficialmente en la Gaceta de Colombia, N 198, y en el periódico Patriota de Guayaquil el 21 de mayo de 1825. Entre el parte original y el fraguado, se pueden observar claramente que hay más de 20 diferencias literales notorias.
Alguna persona copió el dato equivocado de Jueves Santo del libro de “Recuerdos” del Gral. Francisco Burdett O’Connor – continúan los negadores. Esta dudosa batalla se había efectuado en un día de Viernes Santo y no de Jueves Santo, como se afirma en base al llamado “Registro Diario” sobre este combate, supuestamente escrito por el vencedor del mismo, el Crl. Carlos Medinaceli, y publicado en el libro “El Libertador de Charcas”, del controvertido Julio Ortiz Linares. [Si el autor-crítico afirma que el evento fue un viernes santo, entonces deja de ser dudoso]- Además no fue viernes, sino jueves santo [JHH].
Valentín Abecia llegó a enterarse – añaden – de que dicho combate se produjo un Viernes Santo, y que esa documentación era fraguada, por lo que se arrepintió de haber creído en su veracidad, y publicó un artículo en “La Prensa”, titulado “Tumusla”, en el cual, sin dar ninguna explicación sobre su cambio de actitud y sin presentar ninguna prueba pertinente, aparece divulgando, de manera equivocada, que….:
Luego Abecia afirmó erróneamente que el falsificador no hizo un buen “cálculo” del día santo del combate, cuando se demostró que el falsario copió ese dato erróneo de O’Connor.
4.3 Refutación nuestra
Se tiene demostrado en forma conteste, contundente y uniforme, a través de documentos esenciales, fuentes primarias e importantes libros de historia la veracidad de los hechos y sus documentos respectivos, siendo la más importante de las referencias, de la Batalla de Tumusla, la que se encuentra en la propia Acta de la Independencia del 6 de Agosto de 1825 que, a la letra dice: “…El mundo sabe también… que… los altoperuanos han abatido el estandarte de los déspotas de Aroma y la Florida, en Chiquitos, Tarabuco, Cinti, en los valles de Sicasica y Ayopaya, TUMUSLA y otros puntos diferentes…”
No vamos a refutar punto por punto las observaciones que se hacen, sino en términos generales, comenzando por la Batalla de Tumusla.
- a) Sostener que dicha batalla no se produjo o poner en duda su ocurrencia, es una falta de respeto a la historia, pues es un hecho comprobado, incluso por los mismos cuestionadores que entran en contradicción al afirmar que se produjo un viernes santo y no el jueves, después de negarla. Si fue batalla o acción, es un hecho secundario y sin mayor importancia.
Para dar por terminada esta discusión, citemos una publicación española reciente: En el libro: “La Familia Canterac en América” (publicado hace 3 años por la historiadora española María de los Ángeles Canterac y Barba, descendiente del general español José de Canterác, negociador de los términos de la Capitulación de Ayacucho), establece según su investigación en oficios y documentos de los archivos de Las Indias y Sevilla, que sí hubo una batalla en las regiones cerca de un río llamado Tumusla, sin embargo en ningún párrafo de su libro menciona a este hecho como Batalla de “TUMUSLA”, sino la “ULTIMA“
Leamos lo que escribe un alto jefe realista: Si la batalla de Ayacucho significó la derrota política y militar de las colonias españolas en Sudamérica, la batalla de Potosí representó un golpe aún más duro, el corte umbilical entre el cerro de Potosí y España… ¡Oh Potosí, cuanto te debe Europa” Don José de Canterác, Madrid, 1829
- b) Los documentos que respaldan tanto la alianza entre guerrilleros, y oficiales realistas, como el plan de proclamaciones anunciado con tanta precisión y el verificativo de la batalla de Tumusla, son reales, veraces, y no adulterados, con su respectiva fuente de respaldo.
Consideramos que con las menciones y citas que anteceden, quedan desvirtuadas todas las especies que tratan de reducir la importancia de Tumusla o de negar que dicho enfrentamiento tuviera lugar en abril de 1825.
Con este alegato ponemos fin al capítulo y al cuerpo del trabajo sobre los importantes acontecimientos registrados en los últimos cien días de la guerra de la independencia en el Alto Perú.