Podría definirse a la política como al conjunto de actividades, decisiones y procesos que las personas utilizan para organizar y gobernar una comunidad, un país o una sociedad. Como la manera en que las personas toman decisiones sobre cómo se deben manejar los recursos, cómo se debe mantener el orden, y cómo se deben resolver los problemas colectivos. A través de la política, las personas eligen a sus líderes, crean leyes y establecen reglas para vivir juntos de manera armoniosa y justa. Es fundamental para asegurar que la sociedad funcione de manera organizada y equitativa.
Los picaros, ladrones y asesinos son los malos políticos, el crimen organizado disfrazado de política. La política es una ciencia al servicio de la sociedad. Así como la medicina no tiene la culpa de que haya médicos malos, la política no tiene la culpa de que haya políticos malos.
A la historiadora y filósofa alemana Hanna Arendt se le atribuye haber expresado “Mentir constantemente no tiene como objetivo hacer que la gente crea una mentira, sino garantizar que ya nadie crea en nada. Un pueblo que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira no puede distinguir entre el bien y el mal. Y un pueblo así privado del poder de pensar y juzgar, está, sin saberlo, sin quererlo, completamente sometido al imperio de la mentira. Con gente así puedes hacer lo que quieras”.
Mentir suele tener consecuencias negativas a largo plazo, tanto para quién miente como para quienes son engañados.
La mentira se manifiesta como un recurso perverso en la política, manipulando a la opinión pública, distorsionando la verdad para influir en las personas con temas importantes como la economía, la seguridad, o la integridad de sus oponentes, controlando narrativas o influir en decisiones que puede tener consecuencias graves para la confianza ciudadana y la integridad de las instituciones. Creando enemigos o crisis falsas, inventando la percepción de una amenaza interna o externa o justifiquen acciones controvertidas o autoritarias. Desinformación sistemática, convirtiendo a la mentira en una estrategia constante para crear confusión, polarizar a la sociedad y erosionar a la verdad misma. Destrucción de la confianza en las instituciones, como las públicas, los medios de comunicación, el sistema judicial o los procesos electorales.
Todo lo anterior lo hemos visto recorrer como una película ante nuestros ojos en los gobiernos del MAS, tanto de Morales como de Arce, nos mintieron sobre la economía “blindada”, nacionalización de los hidrocarburos, inventaron delitos a sus oponentes, hicieron masacres, se inventaron que los cambas son el enemigo interno e hicieron hasta una campaña de desprestigio internacional denigrando al pueblo cruceño para hacerlo ver como racista recalcitrante, siendo que es la región que recibe mayor cantidad de migración interna. El Órgano Judicial, el Legislativo, el Ejecutivo, el Tribunal Supremo Electoral, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional están muy desprestigiados.
La mentira como un recurso perverso de los malos políticos, del crimen organizado, se aplica intensamente en Bolivia en nuestros días ¿Hasta cuándo?