ArtículosInicioManfredo Kempff Suárezsemana del 26 de MARZO al 1 de ABRIL

SECUELAS EN UN PAÍS ASUSTADO

Creo que no estaba en los cálculos de los bolivianos vivir asustados durante el gobierno del MAS. Daba la impresión de que éste sería un gobierno conciliador, tolerante y pacífico, justamente porque venía de abajo, porque se suponía que habiendo sufrido, como decía su jefe, de los abusos de las dictaduras y de los gobiernos neoliberales, realizaría una gestión distinta, de amplias libertades, sin trabas al trabajo y la producción, y sobre todo sin matonaje. La seguridad de que no habrían los odiosos bloqueos ya era un consuelo. No fue así.

Seguramente que la matanza del hotel Las Américas es el instante en que se mostró el rostro oculto y feo del Gobierno. Antes ya habían existido víctimas producto de la represión, pero ahora se trataba de sujetos ejecutados, que es distinto. Se desató la ola de terror en contra de los cruceños, principalmente, ya que Santa Cruz fue y es el objetivo número uno a capturar por parte del MAS. En alguna forma el Gobierno ha logrado acorralarla, pero no a doblegarla. Eso sí, ha hecho que a los cruceños se nos mire con desconfianza, como a separatistas, pese a que en Santa Cruz la mitad de la población es andina.

Pero esa es una parte del problema, porque la otra es el miedo que los masistas – algunos encubiertos en los “movimientos sociales” – han impuesto en el resto del territorio. Quien se enfrenta al MAS tiene que verle la cara de inmediato a un fiscal masista, con todas las probabilidades de ir a parar a la cárcel. Gobernadores, alcaldes, concejales y gente común, han sido objeto de los abusos más grandes y de castigos reñidos con un estado de derecho. La nación “sin muertos” que anunciaba solemnemente S.E. al comienzo de su gestión, antes de lucir su uniforme de mariscal aimara, resultó plagada de muertos, de presos y de exiliados.

Y lo extraño, en un país como Bolivia, enemigo de las falsas promesas, es que las reacciones han sido tibias. Es una mentira del MAS aquello de que en septiembre del 2008 se produjera un golpe de estado en Santa Cruz desbaratado por los organismos de seguridad. ¿Quién vio ese golpe que no fuera S.E. y sus ministros? ¿Por qué S.E. quiere comparar eso con lo sucedido en Venezuela, Honduras y hasta Ecuador donde hubo golpes en serio? ¿Cuándo se ha levantado un dedo contra este gobierno que no haya sido el de algún osado para acusarlo por tanta superchería?

Pero no hay que negar que S.E. ha sido hábil porque no sólo tiene asustados a los civiles sino que también a los militares. Es cierto que les otorga dádivas, pero también los asusta con el populacho la vez que quiere. Se podría decir que el ex conscripto le perdió el miedo a los generales. Y todos los jefes se cuadran, wiphala al hombro, ante S.E., adivinándole el pensamiento para no desagradarlo. Si vemos a militares ocupando embajadas, consulados, aduanas y hasta en el Congreso, cabe nomás admitir de que el Ejército es el más importante aliado de S.E. y que, por tanto, hay un velado cogobierno. ¿Qué ejemplo más esperpéntico que la presencia del Alto Mando en el VIII Congreso del MAS? ¿Y qué declaración más triste que la del Comandante en Jefe diciendo que el Gobierno los “dignificaba” acogiéndolos? ¿Reconocía que antes eran indignos? Bueno, si las FFAA afirman que han sido dignificadas por el MAS y que les están agradecidas, para qué más argumentos.

La consecuencia de todo esto es que S.E. ya ha anunciado que no se marchará del Palacio y que irá por su tercer período presidencial. ¿Quién le va a decir algo si exhiben malabarismos constitucionales que aplaude la plebe? Mañana será cosa de cambiarle de nombre nuevamente a la República y buscar dos reelecciones más. S.E. llama a que se reintegren al MAS a quienes se han ido, pero al mismo tiempo amenaza con echar a los “infiltrados” y a los traidores. ¿No recuerda esto a las “purgas” de los totalitarismos del siglo pasado?

Como si fuera poco, en el Congreso masista se afirma que hay que cernir la administración pública y que todos los empleados deben ser miembros del partido oficialista; que no podrán trabajar quienes hubieran prestado servicios durante la etapa neoliberal. ¿Pretenden matar de hambre o hincar a los pobres funcionarios del Estado? ¿Qué de la tan mentada carrera administrativa? ¿No podrán existir personas independientes en Bolivia?

El miedo está permitiendo que tanto S.E. como cualquiera de sus ministros, jefes del MAS o parlamentarios, puedan decir lo que se les venga a la cabeza, por absurdo y torpe que sea, y que se guarde silencio. El miedo hace que muchos ciudadanos, en plena democracia se supone, se callen ante las barbaridades que escuchan y que trascienden internacionalmente señalándonos como un pueblo basto, cavernario. Ya no es una rareza que nuestros gobernantes aparezcan haciendo reír a la gente en programas de la televisión extranjera. Somos una versión de los Simpson con poncho y ojotas. “Evadas” se está convirtiendo en un manual clásico de la burrada. Si no fuera por los medios de prensa nacionales o por unos pocos parlamentarios y políticos, los exabruptos quedarían sacralizados, sin censura alguna, porque el miedo hace que se toleren.
(30032012)

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