UNA BALA ES DISPARADA
Y DE PRONTO, EN LA CALANCHA,
EL ALBO LIENZO SE MANCHA
CON UNA EQUIS COLORADA.
CON LA SANGRE DERRAMADA
CRUZ EN ASPA SE HA PINTADO
SOBRE EL BLANCO INMACULADO
DE NUESTRA SAGRADA ENSEÑA,
BANDERA CHUQUISAQUEÑA
QUE EL DESPOTA HA PROFANADO.
-GERMAN ZELADA URIOSTE-
Hace pocas horas se recordaron los cinco años de los hechos luctuosos de La Calancha. Los chuquisaqueños con paciente espera han permanecido todavía callados.
Tres jovenes perdieron la vida, cientos recibieron palo y heridas en ese fatídico 23 de Noviembre. El pueblo de Sucre, valiente, chocó con las fuerzas policiales y estas masacraron a la gente.
Por obra divina la artillería policial dió media vuelta y a grandes pasos salió corriendo, con los pies en polvorosa por las tortuosas quebradas chuquisaqueñas. Los «valientes» verde olivo corrieron a más no poder, escaparon dejando luto y llanto, y luego ellos y el gobierno callaron. Cinco años mudos, reservados, afásicos y desde luego impávidos.
Y ahora que Evo acaba de lanzar a los cuatro vientos una nueva evada, declarándose honesto de profesión, habrá que decirle un par de cosas. El honesto nace honesto, Presidente. La honestidad no requiere aprendizaje, es herencia, es innata, es «nacer en».
¿Me entiende jefazo?
Y el honesto no deja que los crímenes permanezcan impunes. El gobernante honesto deja que su pueblo suelte episodios de sangre acontecidos para agarrar el futuro.
Nosotros los chuquisaqueños estamos atados a esos lamentables sucesos y no olvidamos lo que sus fuerzas policiales nos hicieron. La Justicia vendrá para nuestro consuelo y la Esperanza nos irá fortaleciendo, porque sin ella la vida no tendría sentido.
Señor Evo, las miradas de los chuquisaqueños le están diciendo a gritos lo que nuestro corazon está callando. Despójese de la soberbia que lo rodea, y para ver mejor limpie sus ojos con algunas lágrimas, si es que las tiene.
Su supuesta victoria sabe a amarga derrota porque su «hazaña» nunca será aplaudida.
EL CHUQUI REBELDE
