ArtículosInicioPercy Añez Castedosemana del 10 de FEBRERO al 16 de FEBRERO

Escasez de valor

Traidores me echan veneno
y yo les echo valor.
Si me matan, bueno:
si vivo, mejor. (Miguel Hernández)

Zvonko Matkovic Fleig, es uno de los muchos acosados por una maquinaria judicial jacobina, que no disimula odio, soberbia, prepotencia, ni su apego a la línea política gobernante. A pesar del sombrío panorama, decidió armarse de valor y hablar, decidió no callar más tanta canallada e injusticia a la que están sometidas casi medio centenar de personas, entre ellas su propio hijo, desde hace más de cuatro años.

Ya vamos casi un lustro de persecuciones, de confabulaciones, de espectáculo de circo, y lo único que tenemos son más dudas sobre las ejecuciones de aquellos extranjeros en el Hotel Las Américas y sobre los audios que develan una súper estructura extorsiva y maquiavélica que llega hasta las más altas esferas del poder.

El principal esbirro del caso que se dedicó a enriquecerse y no a hacer justicia, ahora no da la cara, y mediante terceras personas ruega silencio y ofrece devolver metálico. Pero hay alguien que ya decidió no temerle, alguien que decidió levantar la voz y pedir verdad y justicia.

Sosa sabe mucho y ha hecho mucho daño; sería verdaderamente sano para las instituciones plurinacionales, tan prostituidas, que se deje de protegerlo y se ponga punto final al episodio más vergonzoso de la historia judicial de este pobre y maltrecho país, que al igual que en tiempos republicanos, malvive lleno de contradicciones, de complejos, de hipocresías y dominado por una mentalidad extraordinariamente corrupta.

El país cada vez huele peor, y si bien, de momento, las distracciones millonarias logran disimular la podredumbre moral en la que estamos prisioneros, tarde o temprano habrá un estallido que pedirá cuentas, y no existirá espectáculo que pueda evitar los cuestionamientos a tanto sinsentido.

La necesidad de que haya más valientes que digan basta es imperativa, porque lejos de tener un Imperio de la Ley que garantice principios básicos de protección al individuo, como la presunción de inocencia, tenemos una gran fábrica de patético nacionalismo, basado en odios y mentiras. Roguemos que cada vez más personas entiendan, como canta Joaquín, que ser cobarde no vale la pena.

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