Entrevista a Susana Seleme Antelo por El Día.
1) ¿Qué análisis le merecen los resultados de las elecciones en Colombia? ¿Otro revés al populismo que intentaba llevar adelante Juan Manuel Santos?
Empecemos por definir a los candidatos. Santos populista de derecha y el otro, Álvaro Uribe, aunque el no era el candidato, también derechista. “Santos no es un santo, pero Uribe es el demonio en persona” señaló un analista colombiano con humor. Ambos representan las mismas clases sociales en el poder, como apuntan los expertos: Santos es miembro de la añeja oligarquía bogotana y Uribe proviene de una tradicional élite antioqueña. Ambos son afines a las políticas neoliberales y próximos a Estados Unidos. Santos era ministro de defensa de Uribe, y él como nadie sabe que las FARC han sido, disminuidas hoy, es cierto, el brazo armado de los carteles de cocaína que le pagaban por su protección. Si algo los ha diferenciado es la estrategia para lograr la paz con la guerrilla. ¿Negociarla, perdonando a su miembros y darles carta de ciudadanía democrática? Aunque Santos dijera que no, y que «Lo mejor que le puede pasar a este país es dejar 50 años de conflicto a un lado», la gente no estuvo de acuerdo y por eso le mezquinó su voto. Cuando afirmó que “Cualquier cosa que hagamos con las FARC para acabar con el negocio del narcotráfico en Colombia va a tener una repercusión enorme en todo el mundo”, tampoco pesó a su favor. Puede que continúe las negociaciones de paz en La Habana si gana en la segunda vuelta. Todo dependerá de quién le de el voto de sus electores obtenidos la primera vuelta.
2)¿Qué repercusiones ha tenido en Bolivia que el narcotráfico ya no tenga el protagonismo que tenía en Colombia?
Se sabe que muchos colombianos desplazados del negocio en su país, buscaron cobijo en Bolivia donde han contribuido a mejorar la productividad en la elaboración de cocaína. Era lógico, pues Bolivia es uno de los mayores productores de su materia prima -la hoja de coca- y también de la producción de droga. Esa actividad debe analizarse como una cadena de producción capitalista, es decir, como la economía política de la cocaína con conexiones globales criminales. La misma empieza en el cultivo de la hoja por campesinos cocaleros, fieles a Evo Morales, su máximo dirigente, él mismo en su tiempo cocalero y donde construyó su liderazgo. Antes de llegar al mercado, la mercancía cocaína pasa por un proceso de producción que empieza en la compra de materia prima, adquisición de bienes de capital –equipos y maquinaria-, compra de insumos químicos para la producción de la droga, cadena de transporte, distribución y comercialización. Por último, está la ‘gestión financiera’ que es el lavado de dinero que entra en el circuito de la circulación de capitales, de inversión y consumo como capital blanqueado y legalizado.
3) ¿Usted cree en la reducción de las áreas de coca sembradas en Bolivia?
¿Desde qué parámetros se puede hablar de reducción? El régimen boliviano, la Unión Europea y Estados Unidos dicen que se ha reducido 4 mil hectáreas, pero no se aclara que es sobre las 32 mil que existían antes. En 2006, cuando Morales asumió el mando, lo permitido eran 12 mil, según la ley 1008 -que no se ha derogado- aunque llegaron a ser muchas más, hasta las casi 30 mil actuales. Que esa superficie haya disminuido 4 mil Ha. es una victoria pírrica. Esta historia me recuerda al refrán “el gato en la alacena”, es decir, en tanto Evo Morales sea presidente al mismo tiempo de Bolivia y de los cocaleros, que son su mayor base de sustentación política, siempre habrá gato encerrado, por eso el cultivo crece sin freno. Eso deben haber valorado los rebalses humanos de la producción de droga en Colombia.
4) Pasando a otro tema, Lula viene y adula a Evo, pero en Brasil no hace nada por ayudarlo en el asunto del ex fiscal Soza.
Así como el Santos de Colombia no es tan santo, Lula da Silva tampoco. Haberle creado la aureola de ser el artífice de lo que se suponía era el milagro brasilero, es en gran parte responsabilidad de los medios de comunicación, tan dados a la construcción mediática de personajes. Que Lula disminuyó la pobreza en Brasil, es un logro encomiable, pero no tapa la corrupción descomunal de su gobierno, ni que los pies del gigante eran más de barro que de acero. A mi me llama la atención que Lula hubiera venido a adular a Morales en la forma exagerada que lo hizo. ¿Lo llamó Evo porque necesita ese adulo? Es una cuestión de personalidades narcisistas y también de necesidades políticas. Pero Lula también vino a hacerse adular con un Honoris Causa que huele a gestionado por el régimen. ¿Necesitaba ese adulo también él?
5) Y porqué cree que a Róger Pinto lo callaron y a Soza lo dejan hablar e implicar al propio presidente Morales. ¿Qué opina?
En mi criterio el caso de Roger Pinto, que fue más bien parco, es diferente al de Soza. Pinto tenía que preservar a los miembros de la embajada de Brasil en La Paz, que lo sacaron a vista y paciencia de los hombres del régimen. En cambio Soza no tiene a quien rendir cuentas de lo que hizo y dice, y nada de lo que dice es inventado. La foto en la que están Morales, Rada y Soza podría pasar por una más de tantas, pero tiene mucha cola. Ahí también está Carlos Núñez del Prado, uno de los operadores políticos de mayor confianza de régimen, que estuvo en el asalto al hotel Las Américas y en el asesinato extrajudicial de los tres extranjeros el 16 de abril de 2009. A confesión de partes, en una foto en este caso, relevo de pruebas. Y parece Soza seguirá hablando.