FRENAR LA EXPANSION DEL GASTO PUBLICO
En pocos meses los escenarios económico y político se modificaron en el país.
En lo económico el panorama está cambiando. Se nota una gran inquietud y preocupación entre los agentes económicos privados así como en los medios de comunicación social. Todos quieren saber cómo se comportará la economía durante este año.
No existen todavía cifras oficiales sobre el PIB para el año 2014, pero se estima que su crecimiento estuvo por el orden del 5,4 por ciento, que es una excelente tasa, la más alta de Sud América.
Pero la enorme caída del precio del petróleo a partir de octubre del año pasado, y que a la fecha se ubica en un 50 por ciento por debajo de lo que rigió, en promedio, para el año 2014, determina que nuestras exportaciones al basarse fundamentalmente en el gas, que se envía a la Argentina y al Brasil, caiga en un 27 por ciento, en el primer bimestre del año en comparación a igual periodo del año anterior. Esto conlleva a una drástica caída de los ingresos fiscales dado que el Estado absorbe la mayor parte de la renta petrolera.
Pero simultáneamente cayeron las importaciones de bienes. Para el primer bimestre del año en relación al igual periodo del año anterior se redujo en un diez por ciento, lo que ha permitido mantener un insignificante superávit comercial.
Si se considera la última información sobre las relaciones comerciales de Bolivia con el mundo, visto a través de la balanza de pagos, para el año 2014, que ha difundido el Banco Central de Bolivia, se nota que si bien se mantuvo un superávit comercial, prácticamente desapareció el superávit en cuenta corriente, debido al permanente y creciente déficit que se mantiene en cuanto a la importación de servicios. Por tanto, se puede esperar que el año 2015 Bolivia retorne a algo que fue habitual en el pasado, déficit en su cuenta corriente de balanza de pagos.
No hay información oficial sobre la situación fiscal para fines del año 2014, pero se puede estimar que se cerró con un déficit fiscal alto en lo que se denomina gobierno general, situación que se puede mantener este año debido a que el gobierno insiste en realizar una fuerte inversión pública para contrarrestar algo que es inevitable, la caída en la dinámica del crecimiento económico.
Inicialmente, antes de valorar el impacto que tendría la reducción del valor de las exportaciones del gas, el gobierno pronosticó una elevada tasa de crecimiento y del orden del 5,9 por ciento para este año. Luego redujo esta estimación a un 5 por ciento, que sigue siendo elevada para el nuevo escenario económico externo en que Bolivia se está moviendo. Esto ya ha sido evaluado por los organismos internacionales que han proyectado un crecimiento del 4,5 por ciento, según el Banco Mundial, y de un 4,3 % según el Fondo Monetario Internacional. En mi opinión, estas proyecciones siguen siendo optimistas.
En este escenario el gobierno debería aceptar la ralentización de la economía, como lo están haciendo, Chile y Perú, por citar dos ejemplos cercanos, y no seguir activando el gasto público como lo ha hecho en los años 2013 y 2014, porque de hacerlo lo que se conseguiría es recalentar aun más la economía, retornando a los elevados déficits fiscales que caracterizaron al país en el pasado. La experiencia nos enseña que es fácil caer en déficit pero muy difícil eliminarlo.
Sin duda disciplinar el gasto público siempre es difícil. Más aún, en estos años todos: gobierno central, gobiernos departamentales y municipales, se acostumbraron a incrementar continuamente el gasto. Hoy se añade el hecho político, porque será más difícil, como consecuencia de los resultados electorales recientes, convencer a la oposición de esta necesidad. El partido de gobierno, el MAS, obtuvo en las recientes elecciones para gobernadores departamentales tan solo el 37 por ciento del total de votos emitidos a nivel nacional, en un rango entre un máximo del 61 por ciento, que corresponde a Pando, y un mínimo de 29 por ciento en Santa Cruz.
El resultado de las elecciones para las diez alcaldías que corresponden a las nueve capitales de departamento y a la ciudad de El Alto fue el siguiente. En el total, el partido de gobierno obtuvo tan solo el 30 por ciento de los votos. De estas diez ciudades el MAS sólo ganó en dos: Sucre y Potosí.
Este nuevo escenario político, en un ambiente económico ya no bonancible, aconseja al gobierno rehacer el presupuesto de inversión pública para atender sólo lo prioritario y, si es posible, frenar la expansión en el gasto corriente, e iniciar un acercamiento con la oposición; así dar por concluido el largo periodo de enfrentamiento con el propósito de que todos aporten, aceptando la disminución de la dinámica del gasto público y de la economía en general. Si el gobierno actúa de esta manera las generaciones futuras se lo agradecerán.