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La Haya y sus bemoles

Susana Seleme Antelo

El tiempo, los plazos, la disposición del gobierno de Chile a negociar y con quién negociar, siendo favorable el fallo de La Haya, tiene ‘condimentos’ internos y externos.

En Bolivia, el frenesí por el mar se ha convertido en descarada propaganda para la ‘re-re-re-re’ de Evo Morales, máximo dirigente de los cocaleros del Chapare desde hace dos décadas, quien hace campaña electoral allí, aquí y en La Haya.

 “El mar está cada vez más cerca” dicen funcionarios del régimen y ni se inmutan por la manipulación exageradamente chauvinista. Esa ‘fiebre de mar’ tapa los nubarrones que se ciernen sobre el país, como que al megacampo de gas de San Alberto solo le quedaría año y media de vida. O que la planta separadora de líquidos en Yacuiba, no tiene gas, ni agua ni mercado para producir y costó $us 700 millones: otro ejemplo de improvisación, ineficiencia y despilfarro.

En tanto, el centralismo va viento en popa: el presupuesto del Ministerio de la Presidencia –donde se planifica la represión pura y dura-  es Bs. 3.094 millones, frente a esmirriados Bs. 2.149 millones para las 9 Gobernaciones juntas.

En los alegatos percibí muchas ausencias: nadie mencionó la determinante económica en última instancia, sin obviar las sociopolíticas y las demográficas, entre otras. ¿Cómo no hablar, aun someramente, sobre quién se benefició de la Guerra del Pacifico? En Bolivia, la oligarquía minera con el tren Arica-La Paz para exportar sus minerales, 300 mil libras esterlinas como compensación y libre tránsito para mercancías.

En un país más agrario que minero, Rene Zavaleta Mercado sentenció que “El comercio capitalista se imponía de manera resuelta a una región precapitalista en su conjunto, incapaz del nuevo tiempo”. La acumulación primario-exportadora de la minería estaba en manos de “una burguesía solo en ciertos aspectos muy específicos de su acumulación, era burguesa en su riqueza, pero impedía la ampliación de la burguesía, la generalización del proceso capitalista y, en general, la realización en pleno de las tareas burguesas.” Por tanto, escasa liberación de las fuerzas productivas sujetas al pongueaje, mientras el Estado no tenía presencia ni en el Litoral ni en otras zonas del país.  No era un Estado Nación.

Lo que perdió y pierde Bolivia en su PIB por ser país sin litoral desde 1879, es consecuencia de esa guerra, como toda guerra, guerra de conquista. Para Chile, fue su ‘acumulación originaria’, aunque ya tenía una burguesía con conciencia de clase, vinculada a capitales extranjeros. Creer, como creyó Evo Morales, que, por una supuesta afinidad ideológica con Michelle Bachelet, volveríamos al Pacífico, fue de una ingenuidad propia de quien desconoce la historia. Optó entonces por la línea ofensiva y estamos en La Haya, previos insultos y agresiones a autoridades vecinas. ¿Con quién va a negociar el ‘deslenguado’ Morales?

Hoy se habla de ‘litoral’, no en vano NN.UU califica a los países sin acceso al mar, como “Países sin Litoral”. El litoral comprende el mar y sus costas, donde están los puertos a los que llegan contingentes humanos, con conocimientos, además de mercancías. Ese territorio otorga ‘cualidad marítima’, infraestructura portuaria para el intercambio de bienes y servicios, el comercio, la exportación e importación para el desarrollo.

En ese orden ¿qué es la soberanía que pide Bolivia? La soberanía es un concepto que se define en torno al poder, surgido en la Europa del XVI y XVII con el nacimiento de Estados Nacionales.  En el siglo XXI podríamos preguntarnos dónde está la verdadera soberanía de Bolivia. ¿Por qué no dejar de especular con la tricolor, no la azul, hondeando al vaivén de los gélidos vientos del Pacífico? ¿Por qué más bien no exigir ‘cualidad marítima’ y darle a Bolivia soberanía alimentaria y productiva con generación de empleos seguros, estables y dignos para frenar la informalidad, soberanía en educación y conocimientos, en salud pública y en inversión con tecnología e innovación?

En este escenario ¿los juristas bolivianos habrán pensado en Perú, al que nunca mencionaron en los alegatos? No oí su nombre. ¿Ha hablado Bolivia con las autoridades peruanas? En 1975 se planteó la cesión a Bolivia de una franja territorial soberana hasta el Pacífico, entre la Línea de la Concordia, actual frontera peruano-chilena, y el norte de la ciudad de Arica, territorio peruano antes de la guerra. Perú aceptó la soberanía solo hasta la carretera Panamericana, y de ahí hasta el Pacífico, propuso una administración tripartita. La salida por Arica, es la única sin cortar la continuidad territorial de Chile. De ahí que, tras el Tratado de Ancón, en 1929, se dice que Chile tiene el candado y Perú la llave. Hoy, en Arica, hay muy duras voces que alertan sobre la probable negociación de su territorio. Otro ‘condimento’.

Estas son solo prospectivas mientras sale el fallo y los gobiernos empiecen a ‘negociar’, hasta con compensación territorial, como se escucha por ahí. ¿Cuándo: a mediano, a largo plazo? Prontísimo, como desea Morales, improbable. Muchos bemoles.

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