ArtículosInicioManfredo Kempff Suárez

ANNUS HORRIBILIS

Manfredo Kempff Suárez

Este año de 2021 que concluye, ha sido, por donde se lo mire, un año terrible – para muchos y para mí en especial – o un “annus horribilis”, como seguramente dirían los romanos cuando su ciudad fue tomada por el caudillo galo Breno y al exigirles un cuantioso rescate en oro, les gritó en su cara: “¡Ay de los vencidos!”. O cuando las legiones romanas fueron derrotadas por Aníbal en Cannas y el ejército, devastado, tuvo que encerrarse detrás de las murallas de Roma para rehacerse.

El 2021 no solo ha sido un “annus horribilis” porque el MAS retornó al poder y porque Evo Morales volvió a Bolivia luego de su huida a México. Ha sido, para mí, un “annus horribilis”, porque se llevó a tres de mis mejores amigos y colegas, de esos amigos forjados en más de medio siglo, de aquellos que ya son irreemplazables porque habría que esperar otros 50 años para volverlos a hacer.

El recordado Jorge Soruco Villanueva se marchó de este mundo abatido traicioneramente por el Covid a principios de este año horrible. Marcelo Ostria Trigo, lo siguió seis meses después, acosado por múltiples dolencias que, en buena medida, eran producto de los años, ya que era una década mayor que mí. Y el muy querido Agustín Saavedra Weise, a quien sepultamos el lunes, murió luego de darle un valiente y doloroso combate al cáncer.

Jorge Soruco, “Cato” para los amigos, murió enamorado de Irene, haciendo planes para vivir muchos años más a su lado, construyendo en su quinta de Peji un bello hogar que quedó vacío. Abogado, persona de mucho humor, de convicciones políticas firmes, mi hermano de muchos trotes, había iniciado su carrera diplomática ingresando a la Cancillería en 1964 y saliendo como primer secretario al Ecuador algunos años después. Luego vinieron los destinos en Londres, en Washington, y su gestión como embajador en las Naciones Unidas en Ginebra. Transitó por todos los puestos del Ministerio de RR.EE. hasta culminar como Viceministro de Asuntos Económicos.

Marcelo Ostria, abogado tarijeño, había ingresado en el Servicio en 1966. Hombre serio, disciplinado y estudioso, amante de la polémica, había sido jefe de Misión en Hungría y embajador en Uruguay, Venezuela y en la OEA. Fue personaje clave en las negociaciones de Charaña con Chile y culminó su carrera como Viceministro de Relaciones Exteriores. En edad avanzada contrajo matrimonio con Elizabeth, dama uruguaya, con quien se estableció en Santa Cruz, donde soportó un pasar complicado por una situación inestable de trabajo y por su salud cada vez más deteriorada, aunque no dejó el quehacer intelectual de los artículos y la poesía.

El viernes pasado, Nochebuena, el hijo menor de Cucho, me avisó que su padre estaba desahuciado y que solo le quedaban horas de vida. Fue un golpe terrible porque no lo esperaba, en vista de que con mi buen amigo había estado comunicándome por el WhatsApp, además de haberlo visitado en su casa. Murió el domingo. Con él se fueron todos sus saberes que cultivó desde su juventud en Buenos Aires, donde se graduó en economía y ciencias políticas y se sepultaron sus conocimientos de historia y diplomacia que lo llevaron por caminos muy exitosos en su vida. Fue un diplomático de quilates porque, además de su inteligencia, manejaba la pluma y la oratoria con maestría. Por eso mismo pudo desempeñarse en muchas otras funciones, como la banca, por ejemplo, cuando la política nos barrió y la Cancillería se convirtió en patrimonio exclusivo de los masistas, que ya han demostrado lo finos e ilustrados que son.

Su hermosa Nancy quedó desolada porque perdió a la persona que jamás dejó de mimarla. Fue su compañera de lujo en Buenos Aires, como también en Santiago de Chile, en Ginebra, y en todas las capitales por donde como embajador o Canciller, Agustín transitó. En este “annus horribiles” partió el amigo cordial, cariñoso, ocurrente, divertido, que nos convocaba a almuerzos mensuales a muchos ex funcionarios del Servicio que vivimos en Santa Cruz y que cada vez somos menos. No cabe duda que el paso de los años cobra su cuota inexorablemente.

Ver más

Artículos relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba