De la injusticia a la violencia absoluta
Susana Seleme Antelo
El Día. Santa Cruz de la Sierra.3 de abril.2022
“La tienen dopada todo el día. Están llevando a mi madre al sepulcro de la manera más despiadada, sin atención médica especializada, además de la tortura psicológica…Piensan que, destruyéndola, el pueblo boliviano recibirá un escarmiento, pero Bolivia es más grande que sus maldades. ¡Cobardes!” Carolina Ribera Añez, hija de la expresidenta Constitucional Interina Jeanine Añez Chávez.
Desde el horror de ese sufrimiento, escribo sin que me salga espuma ¡hombres, los odios! como dice Pauline Harmange. No a todos, sí a los carceleros de Jeanine Añez.
Lo escrito por su joven hija describe el uso de la violencia extrema del ex Morales y los operadores del régimen Arce-Choquehuanca contra una mujer, expresidenta de Bolivia, les guste o no, por obra y gracia de la cobardía del ex, quien hizo fraude electoral en 2019, renunció a la presidencia, obligó a renunciar a toda la cadena sucesoria, pero olvidó a Jeanine Añez, segunda vicepresidenta del Senado, y terminó huyendo a México. No hubo golpe.
Bien dijo Hannah Arendt que “La violencia es la más flagrante manifestación del poder”. Frente a esa violencia bruta ejercida contra una mujer, solo cabe el compromiso solidario, no solo de mujeres, en este mundo patriarcal que otorga a los hombres privilegios de género y de clase con los que oprimen, comprimen y reprimen a tantas mujeres. Los pobres, que no tienen privilegios de clase, sí ejercen los de género: hasta las matan. Los otros también.
Me pregunto si Iván Lima, Ministro de InJusticias, tendrá madre, esposa, hija, hermana, sobrina, amante o alguna mujer cercana biológica y afectivamente. Parece de piedra. Él manda, gestiona y supervisa la mafia del poder judicial servil al poder. Según la intensidad de la violencia de Morales, los utiliza y ellos se prestan a ser vehículos de la venganza contra Jeanine Añez por haber truncado las expectativas del ‘jefazo’: volver aclamado siendo ‘millones’, o hundir a Bolivia en una guerra civil.
Ni lo uno ni lo otro: Jeanine Añez enfrentó el reto, pero la dejaron sola los hombres que la buscaron para ese cargo, que ella nunca buscó. De aquellos, solo oímos su atronador silencio. Otros la acusan de corrupción y olvidan, sin el menor rubor, los 14 años de corrupción sistémica y sistemática de Morales. O dicen que su gobierno fue malo, obviando los pésimos gobiernos de algunos expresidentes, todos hombres. A Jeanine Añez le tiran los fardos por todo, cuando solo estuvo 11 meses en el cargo, “durmiendo con el enemigo” porque no destituyó a notable alguno del antiguo régimen, según el “acuerdo de pacificación” con los exministros de Morales asilados en la embajada de México, otros del nuevo gobierno, la Unión Europea, Naciones Unidas y la Iglesia Católica. Ella capeó la pandemia global, cuando poco o nada se sabía del virus.
La someten a fieros rigores carcelarios sin compasión, sencillamente, porque es mujer, ante la afasia de los organismos de Derechos Humanos de Naciones Unidas y la OEA, hoy dirigidos por mujeres, a quienes les importa más la ideología de una izquierda acrítica, que la defensa de una mujer linchada por la sed de venganza de un hombre. La izquierda populista le rinde benevolencias a Morales que nunca fue democrático, ni indígena, ni revolucionario, sino un cocalero violento que vela por los cultivos de la hoja de coca, materia prima de la cocaína, coludida con la cadena capitalista del crimen organizado. Morales y su partido se subieron al carro de la historia, como todos los populismos autocráticos, de la mano de la democracia y desde el poder desmantelaron la institucionalidad democrática, empezando por desechar la independencia de poderes, siempre cojita.
Le recuerdo a los de adentro y de afuera (algunos estuvieron hace poco en Bolivia) que el ex Morales violó el Art. 168 la Constitución Política del Estado, que permite solo dos elecciones continuas de un candidato. Él iba por la cuarta. Tratándose de Morales, al carajo la alternabilidad del poder para esos ‘sacros’ funcionarios/as.
Pedimos justicia y libertad para Jeanine Añez Chávez por la indignación que provoca el sufrimiento de su ilegal detención preventiva, hace más de un año. Le niegan acceso a sus derechos constitucionales: un justo juicio de responsabilidades como expresidenta, con las garantías de un juicio presencial y no uno por la vía ordinaria y virtual, con el que pretenden seguir manipulando el Debido Proceso. Lo exigimos por reivindicación democrática, en homenaje al Derecho como civilización jurídica que pretende la armonización del mundo tan dispar, con la ética de la mano de la ley, que Morales ha sustituido por la violencia bruta.
La frase de Arendt bien se aplica a la Ucrania ensangrentada por “Putin I el Petiso” en contraposición a “Pedro I el Grande”, escribe el amigo Ovidio Roca. Confirma que Morales ubique a Rusia entre los mejores aliados de su trucha revolución, amén de Venezuela y Cuba. Putin lo habría ayudado ‘a ganar’ su inconstitucional cuarta elección en 2019 *. Por eso Bolivia se ha abstenido de condenar su violenta invasión a Ucrania: tres veces en Naciones Unidas y una en la OEA.
Ucrania y su gente están en nuestra vocación democrática, libre, liberal y solidaria ante la sinrazón de la violencia del Putin zarista, petiso o grande, o Stalin redivivo, amiguete de Morales y de sus representantes en esos Organismos.
Para Jeanine Añez y para todos los presos políticos, exigimos el cese de la violencia bruta y la injusticia impune desde el poder político. ¡Por ella por todos, Justicia y libertad!
* El posible rol de agentes rusos en las elecciones del 2019. Jhannise Vaca Daza. Página Siete.30.3.2022