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Ana Carola Traverso-Krejcarek: «El Gobierno le está dando pie a esta región a cuestionar el contrato social que tiene con el Estado»

La planificadora urbana y socióloga Ana Carola Traverso-Krejcarek presenta el libro El proyecto cruceño: Historia, región y desarrollo, este viernes 25 de noviembre, desde las 10:00, en el Museo de Historia de la calle Junín # 151

Traverso-Krejcarek aborda los procesos históricos, sociales y metodológicos del desarrollo regional, los cuales se apoyaron en el trabajo de instituciones clave, como el Comité de Obras Públicas y la Corporación de Desarrollo, así como en los gobiernos departamentales y el movimiento autonomista, que se dotaron de poder, respondiendo a las necesidades de la región.

El libro fue editado gracias al apoyo de la Cooperativa Rural de Electrificación (CRE) y el Museo de Historia de la Uagrm.

¿Cuál fue la principal motivación para escribir El proyecto cruceño?

Fue narrar el periodo de la segunda mitad del siglo XX cruceño. Lo que quería era documentar la experiencia de planificación urbana y regional, pero también escribir sobre el aporte que tuvo el desarrollo institucional en la Santa Cruz de hoy. También me motivó rellenar el vacío que existe sobre la narrativa en torno al desarrollo cruceño, explicando los orígenes de este legado en esa experiencia tan profunda de pensar el territorio.

Durante el periodo colonial, Santa Cruz fue una sociedad aislada de los centros de poder. ¿A qué se debió que esta realidad no varíe durante el periodo republicano?

Esto se debió, lastimosamente, a la ausencia de políticas públicas que lograran articular un territorio tan vasto como el oriente boliviano al quehacer nacional, al Estado boliviano. La razón por la que Santa Cruz permanece aislada y la razón por la que somos una sociedad tan perdida, olvidada y tan atrasada es a consecuencia de políticas nacionales excluyentes, que no quisieron integrar ni proteger las industrias cruceñas que existieron antes y después de la República. Las políticas liberales de mediados del siglo XIX nos van a postergar y someter, no solamente a una relación asimétrica, tanto de poder como de asignación de recursos económicos, sino también a una pobreza, como consecuencia de la vinculación y del empuje de otras zonas en el país, que sí van a recibir fuertes inversiones y sí se van a integrar, en detrimento del oriente boliviano.

¿Qué valor tiene el Memorándum de 1904 redactado por la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz?

Es un documento importante, sin embargo, no es el primero en el que los cruceños elaboran una propuesta de desarrollo en la que se piensen a sí mismos. El primero fueron las 21 instrucciones que el Cabildo cruceño dio a los delegados que asistieron a la asamblea deliberante en 1825. El Memorándum de 1904 inaugura el siglo XX para Santa Cruz, es una visión de vinculación y una propuesta de desarrollo en la que los cruceños se miran a sí mismos en el sentido de detectar las potencialidades que tenía dentro del territorio cruceño para el resto de Bolivia.

Las regalías por los hidrocarburos son mencionadas siempre que se habla de los factores fundamentales para el desarrollo de Santa Cruz en el siglo XX. ¿Qué factor fue determinante para que esos recursos fueran utilizados de forma efectiva?

Son dos factores fundamentales. Por un lado, la insubordinación que se va a producir a consecuencia de la lucha por las regalías, una insubordinación política e ideológica con relación al Gobierno de la Revolución nacional y, por otro lado, los valores en los que se van a enmarcar las iniciativas que el Comité de Obras Públicas, a partir de 1963 en adelante, va a adoptar. Son valores modernos, que tienen que ver con un manejo efectivo de los recursos, que van a priorizar la meritocracia con un método de trabajo, en el que se van a contratar a los mejores cuadros técnicos para llevar adelante todas las obras necesarias para plasmar la visión de desarrollo que Santa Cruz va a tener. Las regalías aseguraron que exista un flujo constante de recursos, son una parte importante del todo, la otra parte son las políticas nacidas desde Santa Cruz.

La actividad artística y cultural en Santa Cruz creció a la par de su desarrollo económico en las últimas décadas. ¿Qué demuestra esta realidad?

Estas actividades bebieron, en su primera fase, del modelo autónomo de autogestión nacido, producido y reproducido en Santa Cruz. Por ejemplo, la original Casa de la Cultura tuvo una forma de trabajo que emuló el modelo cooperativo de autogestión del Comité de Obras Públicas. A partir del municipalismo eso va a cambiar, pero lo interesante es que, a pesar de los reveses que la Casa de la Cultura haya podido tener, la actividad artística y cultural siguió impulsada por gestores, artistas y personas interesadas en promover la cultura y esta parte fundamental del desarrollo humano. Hoy hay todo un conglomerado de instituciones dedicadas al arte y la cultura. Quizás, debido las dificultades en el establecimiento de una industria cultural propia, por muchos motivos, no necesariamente se acompañó con el mismo vigor al desarrollo económico, pero sigue siendo una parte fundamental. Hay que resaltar la enorme vocación de los actuales artistas y gestores de dedicarse a la cultura buscando fondos a través de la autogestión.

¿Considera justo el reclamo que se hace a Santa Cruz cuando se habla de una falta de un liderazgo político a escala nacional?

No lo considero justo, porque Santa Cruz ha ido produciendo liderazgos y ofertas concretas de nuevas agendas de desarrollo, que sí se incorporaron a la agenda nacional durante el siglo XX. En 1931 nace el Comité de Obras Públicas y vamos a ver en las décadas siguientes, entre los años 40, 50 y 60, emerger comités de obras públicas en todo el departamento. Lo mismo con las corporaciones de desarrollo, la idea de las corporaciones de desarrollo nació en Santa Cruz y fue una propuesta que se convirtió en nacional porque todos los departamentos las tuvieron.

Ahí estamos hablando de la exportación de una propuesta política de cómo entendíamos el territorio y cómo entendíamos la capacidad de autodeterminación de las regiones y de los departamentos para perseguir esas metas de desarrollo. Lo mismo sucedió con la autonomía. Es una interpelación que se le hace al Estado, que no necesariamente nace en 2003, si bien en esa época se va a posicionar, pero la noción y el reclamo de gobiernos departamentales y municipales van a ser en Santa Cruz en los años 80 y van a demorar más de 20 años en volverse realidad con las autonomías departamentales.

Entonces, no es justo decir que hay una falta de liderazgo a escala nacional, porque muchos cruceños han participado en los partidos políticos, han sido autoridades a escala nacional también y han generado modelos y propuestas de desarrollo. Sin embargo, lo que hace una constante desde hace 200 años es el intento del Gobierno nacional de cercenar la capacidad de desarrollo político, económico, territorial y hasta cultural de regiones que han sido consideradas siempre como los confines agregados de este país. Demandar que tengan una propuesta a la boliviana, cuando lo que se entiende, desde acá, es que son propuestas cruceñas hechas para Santa Cruz, me parece que es un tanto injusto. Si nos ponemos a revisar la historia del siglo XX, hay muchísimos ejemplos, como los que acabo de citar, que nos hacen pensar en las oportunidades de desarrollo y de recursos tanto humanos como económicos para las regiones. Es importante traer a colación una de las tensiones más antiguas que tiene este país, como la cuestión regional. Todos los departamentos tenemos una historia muy cargada, muy tensa, en la que no necesariamente han tratado bien a nuestras poblaciones. Personalmente me adscribo a esa visión.

¿Cómo se pueden relacionar los pedidos de autodeterminación y de federalismo, que van cobrando fuerza entre la población actualmente, con la demanda por autonomía?

Si entendemos que existe una relación asimétrica de poder y de gestión de los recursos económicos, humanos y naturales en Bolivia debido a un centralismo secante y a una incapacidad de generar espacios de diálogo y de discusión y gestión conjunta entre los tres niveles de Gobierno, me parece que el pedido de autodeterminación en el caso boliviano es muy válido. No solamente afecta a todas las regiones, sino que también a pueblos indígenas a partir de la cuestión étnica y puede que también afecte la gestión para mayor desarrollo económico.

Acerca de la demanda de federalismo, esa es una pregunta muy difícil de responder actualmente, porque el federalismo es un anhelo que existe en Santa Cruz desde hace mucho tiempo, pero es importante ponerlo en contexto y matizar este pedido. Al hablar de federalismo necesitamos ser conscientes de la ruta que necesitaríamos encarar para llegar hasta la implementación de un modelo federal y, actualmente, no sé si el contexto político esté a nuestro favor. Otro aspecto a considerar es que no existe una propuesta de federalización más allá de un clamor, por demás sentido, válido y compartido. Así que me parece que es muy importante ser responsables con una campaña para la federalización del país. No se pueden lanzar consignas que estén vacías. Porque la campaña de la autonomía fue una propuesta trabajada, fue una propuesta que estuvo nutrida de décadas de discusión entre diversos sectores de la sociedad civil, que participaron en la discusión y elaboración de propuestas que tengan una base no solamente filosófica, legal e histórica, sino real, que pueda definir qué tipo de competencias implementar. Es importante entender que tenemos todavía espacios y competencias por las que sí podemos pelear y ejercerlas. Actualmente tenemos competencias y todavía no hemos puesto sobre la mesa cuál han sido los aportes y avances que hemos logrado en estos 15 años del régimen autonómico. Entonces, primero tenemos que hacer ese balance antes de ser tan osados de criticar lo que ni siquiera sabemos que tenemos.

¿Qué resultados cree que tendrá esta etapa de conflicto, que comenzó con el pedido de censo en 2023?

Se debe empezar a discutir el contrato entre el Estado boliviano y el departamento de Santa Cruz. Creo que, más allá de la fecha exacta del censo, lograr que se discuta este instrumento de planificación ha sido una victoria. Por supuesto, el tema tiene connotaciones técnicas, el Gobierno demostró que no tiene el manejo técnico serio, apropiado y responsable, puso en evidencia su total y completa inoperancia e ineficiencia en relación al censo. Más allá de eso, uno de los resultados de esta etapa de conflicto ha sido la demostración de la fuerza que tiene Santa Cruz en cuanto a movimiento y la validación del rechazo que existe al proyecto del Estado plurinacional. El Gobierno, en casi 20 años de gestión, no ha logrado subordinar a la población cruceña. La forma en la que el Gobierno ha gestionado el conflicto ha sido tan lamentable, sobre todo la negación al diálogo, que le está dando pie a esta región a cuestionar el contrato social que tiene con el Estado, porque un Gobierno que sea incapaz de abrirse al diálogo, que sea incapaz de escuchar voces contrarias, de llegar a una resolución de un conflicto de esta naturaleza, pone en evidencia lo que cree en relación a una de las regiones más importantes de este país, una región que está siendo constantemente discriminada y que merece que sus derechos políticos sean respetados.

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