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Santa Cruz de la Sierra y los españoles

Por: Aquiles Gómez Coca

Compartimos a continuación un artículo del Nº7 de la revista Archivo: patrimonio documental para la historia cruceña, del Archivo Histórico Departamental “Hnos. Vázquez-Machicado”, publicado en 1992 en Santa Cruz de la Sierra. En él, el Dr. Aquiles Gómez Coca expone su aprecio por la cultura hispánica, legada a la región de Santa Cruz durante la época virreinal, en la conquista española de América, realizada por el Imperio Español o monarquía hispánica. Salvo el defecto incoherente de exaltar a los indígenas locales solo por ser indígenas y por evitar el sometimiento a la corona, consideramos que este aporte es muy valioso para contribuir al estudio y valoración de la hispanidad en Bolivia.

Detrás del oleaje de grandes controversias que han suscitado los 500 años de la llegada de Colón y sus tres carabelas al continente, y fuera de todos los calificativos que han surgido al festejar tan peculiar acontecimiento por parte de España y más de un pueblo agradecido de esta América de nombres equivocados, me atrevo a escribir ALGO de lo mucho que nos queda agradecer al Imperio de los Felipes y, la admiración que hasta la fecha nos causan esos hombres formidables, humanos por naturaleza y, por lo mismo, cargados de vicios y virtudes como el más fiel producto de ese cúmulo de génes, responsables de la conducta de cada uno de los actuantes.

Para empezar, si yo quisiera hablar algo denigrante y negativo contra la inmortal España, tendría la obligación de hacerlo en cualquier idioma o lengua que no fuera el castellano y de paso renunciar a mis creencias religiosas, empezando por renegar a mi bautizmo y los otros ritos y obligaciones cristianas que mis padres tuvieron la suerte y convicción de haber adoptado para este ser, que no quiere ser injusto y malagradecido por todo lo mucho o poco que nos dejaron como herencia milenaria los hombres de la Península.

Se hace necesario, cuando hablamos del descubrimiento de América, su conquista y posterior colonización de más de tres siglos en nuestro continente, reconocer con la serenidad del caso, que la conquista, no fué una romería religiosa, ni tampoco el convite amistoso a posesionarse de grandes territorios desconocidos para España; pues la conquista, hablemos sin ambajes ni dobles intenciones, era una guerra larga y penosa, donde uno de los actuantes o virtuales enemigos tenía que ser el vencedor. Los resultados de aquellos lances, solo fue la responsabilidad de los que se dejaron vencer y más que ello, someter a un enemigo, que si bien usó la astucia y el genio natural de los humanos, con pocas fuerzas y ajenos a mil factores en su contra, supieron actuar como lo haría cualquier soldado en el cumplimiento de su deber y las circunstancias del momento…

¿Dónde estaban los ejércitos de tantas batallas y victoriosa entre las tribus y pueblos pre colombinos? Acáso los Aztecas, Mayas y los Incas, no eran verdaderas fuerzas combativas y de una cultura más o menos equivalente a la de los ibéricos? Efectivamente, eran grandes potencias en el aspecto bélico y cultural en sus días; PERO, aquí viene este infaltable PERO; ellos, estaban en sus continuas guerras intestinas, en la conquista y defensa de sus lares y trechos, en una sola palabra, habían dejado el camino expedito, para que cualquier conquistador, sea blanco, amarillo o negro, los hubiera derrotado en forma total y sometidos, como cualquier vencedor lo ha hecho a través de la historia de la vivencia, apogeo y decadencia de todos los imperios.

Si en nuestra América, hasta la fecha no hemos podido ponernos de acuerdo a nuestras comunes necesidades y nos hemos desgastado en eternas guerras y combates, ESO, en gran parte, es una de las hijuelas que nos dejaron los hombres nativos de este enorme y rico continente, que hasta la fecha no ha podido encontrar su verdadero destino. Fuímos esclavos de los caudillos de todos los tiempos y, por consiguiente, los obsecuentes peones de la mayor parte de nuestras desgracias.

Y ahora, en defensa de lo aseverado, como mestizo de este tremendo conflicto de siglos y analizando los vicios y virtudes de los protagonistas, tengo la obligación de tratar de ser imparcial y decir con justa razón, que tanto los nativos o aborígenes de esta inmensidad territorial, como los que llegaron através de los mares en son de conquista y buscando nuevas formas de vida, cada cual, hizo lo que el momento histórico así lo determinaba… Y aunque hayan mil voces de rechazos y grandes contrasentidos por lo que fuimos conquistados y colonizados, ahora, somos el producto directo, irrenunciable y por muchas razones agradecidos del resultado de tan genuino suceso de la historia.

Indo-americanos o residuos de latinos, somos Sudamericanos orgullosos de nuestro pasado, apuntaladores del presente y diseñadores de un futuro, que corresponde a nuestros descendientes. Y si al examen de la más depurada Hematología, en nuestros días, tenemos unas gotas, o varias «tutumadas» de sangre española, o en su lugar, somos un estanque de sangre americana, en buena hora, de reconocer y ser respetuoso con lo que la naturaleza y los azahares del destino nos ha otorgado…

En lo tocante a Santa Cruz de la Sierra, capital de la Gobernación de Mojos y Chiquitos, tenemos la suerte, de reconocer con la más sincera hidalguía, que por cualquiera de las partes de nuestra descendencia, somos un pueblo, que sin renegar a nuestra parte nativa, también sabemos honrar y reconocer, a los hombres de coleto, espada y arcabuz, que dejaron su osamenta en nuestros trechos, nos legaron su idioma, sus creencias religiosas y ese prurito tan biológico, de ahora y siempre, los eternos vencedores de nuestro medio y nuestras especiales circunstancias. Y para mejor demostración de la inclaudicable fé en nuestro destino y defensa de lo nuestro, nuestros antepasados guaraníticos, jamás se sometieron ante el blanco conquistador y el pueblo Chiriguanáe, fué, sino el único, uno de los poquísimos grupos humanos, que la corona española le declaró la guerra a muerte y supieron responder en todos los trances y terrenos que la circunstancia así lo exigió…

Y para que se calmen un tanto los resabios de injusticias y reclamos a destiempo, al valeroso pueblo guaranítico de una parte de Santa Cruz, hace 100 años, en los días de la república boliviana, este reducto valeroso fué abatido, por los mismos mestizos uniformados, como si ellos hubieran querido BORRAR de su historial genético a sus parientes lejanos, que supieron morir, antes de ser peones serviles, de los destructores de su propia herencia. Así cayeron los valientes de Curuyuqui en 1892.

Esta es la verdad histórica de nuestra existencia como pueblo, vencedores de un destino y que aun constituimos un asterisco en la propia historia, de la vasta geografía que hemos sabido en gran parte conservar hasta nuestros días.

Y cuando alguien quiera averiguar lo grandioso de España en nuestros pagos, hace falta cerrar los libros y ABRIR bien los ojos, por que donde dirijamos la mirada, allí encontraremos el resabio cultural que nos legó la conquista y colonización, y más que eso, hallaremos la verdadera identificación de lo que somos, sentimos y a cada paso lo expresamos…

Sómos el abrazo cultural, de dos pueblos a cuál mas digno y respetado en la historia de esta América tan nuestra, de conquista, reconquista y esperanzas…

Sómos el huerto tranquilo y pródigo, donde conviven, el naranjo, el jazmín y el Guapurú.

Fuente: Revista Archivo: patrimonio documental de la historia cruceña. Nº7. Archivo Histórico Departamental “Hnos. Vázquez-Machicado”. Santa Cruz de la Sierra, 1992. Pp 64-66.

Datos editoriales de la revista:

  • Director: Dr. Aquiles Gómez Coca
  • Archivista: Sr. Erwin Saucedo Ribera
  • Concejo de Redacción: Prof. Hernán Ardaya Paz, Sr. Saúl Suárez Medina, Lic. Luis Mayser Ardaya, Sra. Mimy de Gasser
  • Gerente de Publicidad: Sra. María Elvy Bascopé
  • Secretaria Compaginadora: Sra. Julia W. de Gómez
  • Composición: Ofelia Mamani
  • Diagramación: Cherry Liwen Kao
  • Impresión: Imprenta SIRENA
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