
En medio de las brumas de los cañonazos consumidos, y pese a ser temprano, oigo cerca de casa que suena una banda, y he decidido saltar de la cama y correr a mi escritorio para contarles algo a mis lectores, antes de volver a reunirme con los Tauras. Lo cierto es que no deseo pasar por alto lo que está siendo este carnaval, cuando los cruceños – y supongo que todos los demás compatriotas – hemos olvidado por algunos días la barbarie bloqueadora y vuelto por los fueros de nuestro fervor carnavalero.