60 razones que obligan a rechazar la Nueva Misa
«Pero aún cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo, os predique un Evangelio diferente del que nosotros os hemos anunciado, sea anatema». (San Pablo, Epístola a los Gálatas, 1,8).
Fuente: FSSPX
60 RAZONES…
por las que, en conciencia, no puedo asistir a la “NUEVA MISA”, o Misa de Pablo VI, o Misa Moderna, sea en Latín o en Español, de cara al pueblo o de cara al Sagrario. Y, por lo tanto, por las mismas razones, continúo con la Misa tradicional, o Misa de San Pío V, o Misa tridentina, o Misa de siempre.
1) Porque la Misa Nueva es equívoca y ambigua. Es usada también por protestantes. Ahora bien, rezamos según creemos. Por lo tanto la Nueva Misa no es una profesión de Fe inequívoca, sino ambigua. Y nuestra Fe no puede ser al mismo tiempo católica y protestante.
2) Porque los cambios no fueron insignificantes sino que “se trata de una restauración fundamental, yo diría casi de una mudanza total y, en ciertos puntos, de una verdadera nueva creación” (Palabras de Monseñor Aníbal Bugnini, co-autor de la Misa Nueva).
3) Porque estos cambios en la Misa, llevan a pensar “que la Verdad, siempre creída por el pueblo cristiano, puede cambiarse o desviarse sin infidelidad al depósito sagrado de la Doctrina, al cual la Fe católica está vinculada por toda la eternidad” (Cardenales Ottaviani y Bacci en carta a Pablo VI).
4) Porque la Nueva Misa representa “un alejamiento impresionante de la Teología Católica de la Misa según fue formulada en la Sesión XXII del Concilio de Trento” que, al establecer los “cánones”, proporcionaba una “barrera infranqueable a cualquier herejía que fuera en contra de la integridad del Misterio”.
5) Porque la diferencia entre las dos misas no es sencillamente de mero detalle o simple cambio en la ceremonia, sino “lo que se presenta como nuevo en la Misa Nueva es materia referente a verdades perennes”.
6) Porque “las recientes reformas han demostrado suficientemente que las nuevas transformaciones en la liturgia, sólo conducen a una total desorientación de los fieles, quienes ya presentan señales de indiferencia y de disminución en su Fe”.
7) Porque en tiempos de confusión como el actual nos guían las palabras de Nuestro Señor: “Por sus frutos los conoceréis”. Ahora bien, después de la reforma en la liturgia, hubo enfriamiento en la Fe y disminución del fervor de los fieles, y según las estadísticas, disminuyó considerablemente la asistencia a la Misa dominical; en los Estados Unidos, según el N.Y.Times del 24/5/76, disminución del 30%; en Francia hay, según el Cardenal Marty, disminución del 43%; en Holanda, según N.Y.Times del 5/1/76, de un 50%.
8) Porque, después de la imposición de la Misa Nueva, “la mejor parte del clero pasa, en estos momentos, por una torturante crisis de conciencia, de la cual poseemos innumerables testimonios cotidianos” (Cardenales Ottaviani y Bacci en carta a Pablo VI).
9) Porque después de que se introdujo la Misa Nueva, según estadísticas de la Santa Sede, en sólo siete años, el número de sacerdotes disminuyó en el mundo casi en el 50%. (De 1969 a 1976, de 413.438 a 243.307; disminución del 41.15% exactamente.) ¿Pura coincidencia? ¿Dónde está la vitalidad de la Misa Nueva? ¿Dónde está la “optatam totius ecclesiae renovationem” (deseada renovación de toda la Iglesia)?
10) Porque “las razones pastorales aducidas para sustentar esta ruptura gravísima (con la Tradición de la Misa), aunque no tengan en ningún caso valor, frente a las razones doctrinarias, no parecen, de ningún modo, suficientes” (Cardenales Ottaviani y Bacci en carta a Pablo VI).
11) Porque la Misa Nueva no manifiesta, de modo claro, como en la Misa Tradicional, la Fe en la presencia Real de Nuestro Señor.
12) Porque confunde de algún modo la presencia Real de Cristo en la Eucaristía con la presencia en la palabra de la Biblia y su presencia espiritual en medio de los fieles: proximidad con los errores protestantes.
13) Porque facilita la confusión entre el Sacerdocio Jerárquico y el sacerdocio común de los fieles, como pretenden los protestantes.
14) Porque favorece la Teoría protestante de que la Fe de los fieles, y no la palabra del Sacerdote, es la que hace estar presente a Cristo en la Eucaristía.
15) Porque, al insertar la “oración de los fieles” luterana en la Nueva Misa no sólo se sigue, sino que se presenta como aceptable el error protestante de que todas las personas son sacerdotes.
16) Porque la Nueva Misa elimina el “Yo pecador” del sacerdote, y lo hace común con el pueblo y por lo tanto favorece el rechazo de Lutero: el de no aceptar la enseñanza católica de que el sacerdote es juez, testigo e intercesor ante Dios.
17) Porque la Nueva Misa deja entender que el pueblo “concelebra” con el Sacerdote, lo cual es contrario a la teología Católica.
18) Porque fueron seis pastores protestantes los que colaboraron en su confección, sus nombres: Georges, Jasper, Shepherd, Kunneth, Smith y Thurian.
19) Porque así como Lutero suprimió el Ofertorio, porque en él se expresaba de modo neto el carácter sacrificial y propiciatorio de la Misa, así también la Nueva Misa lo reduce a una simple preparación de las ofrendas.
20) Porque los protestantes, sin corregir sus errores, pueden celebrar su cena usando el texto de la Nueva Misa. Es decir, se sirven de la Misa Nueva sin dejar de ser protestantes, conservando su fe protestante. Max Thurian, protestante de Taizé, dice que uno de los frutos de la Nueva Misa “será tal vez que las comunidades no católicas podrán celebrar la santa cena con las mismas oraciones de la Iglesia Católica. Teológicamente es posible” (La Croix, 30/5/69).
21) Porque el modo narrativo de la consagración, induce a creer que se trata sólo de una memoria de la Cena y no un verdadero y propio Sacrificio (tesis protestante).
22) Porque, por las graves omisiones, lleva a pensar que se trata sólo de una cena o de un sacrificio de acción de gracias solamente y no de un sacrificio propiciatorio; esto es, que favorece el error protestante de que la Misa es sólo un banquete y que el sacerdote sólo es presidente de la asamblea.
23) Porque, con las otras innovaciones a que prestó ocasión, como el altar en forma de mesa, el sacerdote orientado hacia el pueblo, la Comunión de pie o en la mano- no sólo dio margen a abusos, sino que favorece la doctrina protestante, según la cual la misa es sólo un banquete y el sacerdote solamente presidente de la asamblea.
24) Porque, a causa de todo eso, los protestantes, posiblemente burlándose de nosotros, dijeron: “Las nuevas plegarias eucarísticas católicas han abandonado la falsa perspectiva del sacrificio ofrecido a Dios” (La Croix, 10/12/69). Y más: “Ahora en la Misa renovada, no hay nada que pueda perturbar al cristiano evangélico” (Siegevalt, profesor de teología dogmática en la Facultad protestante de Strasburg).
25) Porque estamos frente a un serio dilema: o bien nos hacemos protestantes siguiendo la Nueva Misa o, por el contrario, conservamos nuestra Fe católica al adherirnos fielmente a la Misa tradicional de siempre.
26) Porque la Misa Nueva fue elaborada de acuerdo con la definición protestante de la Misa: “La Cena del Señor o Misa es la sagrada sinaxis o asamblea del Pueblo de Dios que se congrega, presidida por el sacerdote, para celebrar el memorial del Señor” (Nº 7 de la “Institutio Generalis” del 6/4/69, documento que presenta la Nueva Misa).
27) Porque la Misa Nueva no agrada a Dios, quien detesta las cosas ambiguas y las palabras de doble sentido como es la Misa Nueva, que pretende agradar a católicos y protestantes y más a éstos últimos.
28) Porque quien asiste a la Misa Nueva, especialmente cuando es acompañada de cánticos nuevos de fuerte sabor protestante (sin hablar de las guitarras y baterías), tiene la clara impresión de asistir a una reunión, culto o cena protestante.
29) Porque, siendo ambigua y favoreciendo la herejía, es peor que si fuese claramente herética, porque así es más engañadora: la peor moneda falsa es la más parecida a la verdadera.
30) Porque la Santa Misa es el sacrificio de la Esposa de Cristo, que es la Iglesia Católica. Por lo tanto no puede ser al mismo tiempo de la Esposa de Cristo y de otras iglesias o sectas contrarias al verdadero y único Cristo: esto sería ofensivo para Cristo y su Esposa.
31) Porque la Misa Nueva obedece al mismo esquema de la Misa protestante de Cranmer, uno de los jefes del anglicanismo y feroz perseguidor de la Iglesia; los métodos empleados para introducirla, siguen, finalmente, las huellas de este heresiarca inglés.
32) Porque la Iglesia canonizó varios mártires ingleses que dieron su vida por no adherirse a una misa muy semejante a la Misa Nueva, que era la misa anglicana.
33) Porque muchos ex protestantes convertidos al Catolicismo quedaron escandalizados al ver en la Misa Nueva la misma “Misa” a que ellos asistieron cuando estaban en el error. Uno de ellos (Julien Green) llegó a preguntarse: “¿Por qué nos convertimos?”
34) Porque las estadísticas nos demuestran una gran disminución de las conversiones al Catolicismo, después de la implantación de la Nueva Misa e inclusive un gran crecimiento de las sectas protestantes en los países católicos. Así por ejemplo, en los EE.UU., las conversiones que sumaban 100.000 aproximadamente por año, descendieron a menos de 10.000.
35) Porque ningún santo celebró o asistió a esta Misa, al paso que la Misa Tradicional hizo muchos santos, según el testimonio del propio Pablo VI: “innumerables santos con abundancia nutrieron la propia piedad para con Dios mediante el mismo (Misal Tradicional)…” (Const. Apost. Missale Romanum).
36) Porque, al contrario, la Misa Nueva está siendo instrumento y ocasión de los mayores desvaríos y profanaciones de la Santísima Eucaristía y del lugar Santo; lo cual ocurre con mucha frecuencia. Ahora bien, eso no acontecía, según el testimonio del Card. Renard, Arzobispo de Lyon, en Francia:
Acontece que son celebradas misas sin el suficiente respeto, por ejemplo, sin ningún vestido litúrgico, sin Credo ni Pater, con un canon inventado, o en plena refección profana, sin oraciones. Sucede a veces, que hay concelebración con seglares o con sacerdotes casados…, que no se purifique más el cáliz al final de la Misa, o que se dejen rodar sobre una mesa o un altar partículas de pan consagrado” (Vinson, Messes de L’Antechrist, pág. 4).
37) Porque la Nueva Misa es, en sí, modernista; a pesar de las apariencias inocula una nueva Fe que no es la Fe Católica. Sigue perfectamente la táctica modernista de jugar con ambigüedades y términos imprecisos para infundir errores. (Táctica denunciada y condenada especialmente por San Pío X.)
38) Porque no constituye factor de unidad en la Liturgia, como la Misa Tradicional lo hacía, pero sí de confusión y pluralismo. Cada cual celebra, de hecho, la misa como quiere, bajo el pretexto de creatividad. Así el nuevo “Ordo” de la Misa merecería llamarse nuevo desorden, porque lo ha producido constantemente. Además el nuevo Ordo de la Misa no es seguido prácticamente en ningún lugar, tal como fue presentado oficialmente, lo que agrava sus defectos.
39) Porque muchos teólogos, canonistas y sacerdotes respetables no aceptaron la Misa nueva y afirmaron que en conciencia no la pueden celebrar.
40) Porque la Nueva Misa ha eliminado muchas cosas, tales como: las genuflexiones (quedan sólo tres), la purificación de los dedos del sacerdote en el cáliz, la preservación de los mismos dedos de todo contacto profano después de la Consagración, la piedra consagrada (Ara) y las reliquias, los tres manteles de lino (hoy se usa uno sólo), y otras muchas, lo cual no hace más que confirmar de modo específico el implícito repudio de la Fe en el dogma de la Presencia Real. (“Breve examen crítico del Nuevo Ordo” de los Cardenales Ottaviani y Bacci).
41) Porque es una misa artificialmente fabricada y no una Misa enriquecida y perfeccionada por una tradición multisecular como la Misa de siempre que fue codificada por un papa que fue un santo, San Pío V.
42) Porque las traducciones en la versión vernácula (las aprobadas) de la Nueva Misa, vinieron a aumentar y agravar los errores presentes ya en su texto en latín, y así acentuaron más su carácter modernista.
43) Porque, debido a todos esos errores y ambigüedades del rito, corre fácilmente el riesgo de ser celebrada inválidamente, quedando así la Iglesia privada del verdadero Sacrificio, y nosotros expuestos a la ira de Dios. Los Cardenales Ottaviani y Bacci afirman en el examen crítico:
Los sacerdotes que en un futuro próximo no hubieran recibido la formación tradicional, y que se fiaran en el Nuevo Ordo de la Misa y en su ‘Institutio generalis’ para hacer lo que hace la Iglesia, ¿consagrarán válidamente? Es legítimo dudarlo.”
44) Porque “la Misa es lo que existe de más bello y mejor en la Iglesia… Así, el demonio procuró siempre, por medio de herejes, privar al mundo de la Misa, haciéndolos precursores del anticristo, el cual, antes que todo, procurará abolir y realmente abolirá el Santo Sacrificio del Altar, en castigo por los pecados de los hombres según la profecía del profeta Daniel, 8,12: ‘Y que le fue dado poder contra el Sacrificio perpetuo, por causa de los pecados (del pueblo)’”. (Palabras de San Alfonso María de Ligorio).
45) Porque en los lugares donde se conserva la Misa Tradicional, la Fe y el fervor de los fieles son mayores, mientras que se aprecia lo contrario donde predomina la Misa Nueva. (Lo confirma la relación sobre la Santa Misa en la diócesis de Campos, presentada al cardenal James Knox, publicada en ROMA, nº 69, agosto de 1981, pág. 29).
46) Porque, junto con la Misa Nueva, aparecieron los catecismos nuevos, la moral nueva, predicaciones e ideas nuevas, el nuevo calendario, el nuevo código, en fin, UNA IGLESIA NUEVA. La Misa Nueva es una de las manifestaciones de la nueva Iglesia y el punto central del progresismo. “La reforma litúrgica es, en sentido muy profundo, la llave del Aggiornamento (modernización de la Iglesia). No os engañéis: es ahí donde comienza la Revolución” (declaración de Mons. Dwyer, Arzobispo de Birmingham, en su calidad de portavoz del Sínodo Episcopal).
47) Porque la belleza intrínseca, esencial, de la Misa Tradicional, atrae las almas por sí misma, mientras que la Nueva Misa, al faltarle atracción propia, tiene que inventar novedades para interesar y poder atraer al público.
48) Porque la Nueva Misa contiene muchos errores ya condenados de modo dogmático por el Concilio de Trento: la Misa recitada totalmente en vernáculo, las palabras de la Consagración dichas en voz alta), por Pío VI (los mismos errores en la condenación del sínodo de Pistoya) y Pío XII (condenó, por ejemplo, en la encíclica “Mediator Dei”, el altar en forma de mesa).
49) Porque la Misa Nueva intenta realizar el gran deseo judeo-masónico de transformar la Iglesia Católica en una iglesia nueva, ecuménica y que abarque, al mismo tiempo, todas las ideologías, todas las religiones, la verdad y el error. Al respecto es sintomática la declaración de Dom Duschak, del 5/11/62:
Mi idea sería introducir una misa ecuménica…” Al preguntarle si su posición venía de sus diocesanos, respondió: “No, encuentro, inclusive, que se opondrían, como bien se oponen numerosos Obispos. Pero si se pudiese colocarla en práctica creo que terminarían por aceptar” (citado por el P. Ralph Wiltgen, en “El Rhin desemboca en el Tiber”).
50) Porque atenta contra el dogma de la Comunión de los Santos, prescribiendo la supresión, cuando el sacerdote celebra solo, de todos los saludos y de la bendición final; del “Ite Missa est” inclusive en la Misa celebrada con ayudante (“Breve examen crítico”, Cardenales Ottaviani y Bacci).
51) Porque da más valor al altar que al Tabernáculo. Ahora se recomienda conservar al Santísimo en un lugar apartado, como si se tratase de una reliquia cualquiera, de manera que, al entrar en la iglesia, no será ya el Tabernáculo el que atraerá inmediatamente la atención, sino una mesa despojada y desnuda (“Breve examen crítico”).
52) Porque el nuevo rito de la Misa ha dejado de ser un culto vertical que va del hombre hacia Dios, para convertirse en un culto horizontal, en cuanto este nuevo rito se limita a volver al hombre hacia el hombre y no al hombre hacia Dios. Además, la nueva iglesia es la religión del hombre. ¿Dónde queda la gloria de Dios?
53) Porque la Misa Nueva, diciendo obedecer al Concilio Vaticano II, en verdad contraría inclusive sus disposiciones, pues dicho Concilio declaró que la Iglesia quiere conservar y promover los ritos tradicionales.
54) Porque la Misa Tradicional, llamada de San Pío V, jamás ha sido legalmente abrogada, de acuerdo con las leyes canónicas vigentes (cf. Cánones 22 y 30).
55) Porque el Papa San Pío V concedió un indulto perpetuo (que no fue hasta hoy abrogado) válido para siempre, para celebrar la Misa según su Misal, libre y lícitamente, sin ningún escrúpulo de conciencia y sin que se pueda incurrir en alguna pena, sentencia o censura (Bula “Quo Primum Tempore”).
56) Porque Pablo VI, al presentar la Nueva Misa, no tuvo la intención de comprometer en ella la infalibilidad pontificia. Fue él mismo quien lo declaró, en el discurso de 19/11/69, refiriéndose al nuevo Ordo: “El rito y la respectiva rúbrica de por sí no son una definición dogmática; son susceptibles de una calificación teológica de valor diverso…”
57) Porque cuando el Cardenal Heenan de Inglaterra le preguntó al papa Pablo VI si había o no prohibido la Misa Tridentina, le respondió que “no era su intención prohibir absolutamente la Misa Tridentina” (Card. Heenan en carta a Houghton Brouw, presidente de “Latin Mass Society”).
58) Porque, a pesar de que reconocemos la suprema autoridad del Papa y su gobierno universal en la Iglesia, así como la autoridad de los obispos, sabemos que esa autoridad no puede imponernos la práctica de aquello que va claramente en contra de la Fe: una Misa equívoca y que favorece la herejía y que, por tanto, desagrada a Dios.
59) Porque el Concilio Vaticano I (dogmático y no sólo pastoral) define: “El Espíritu Santo no fue prometido a los sucesores de San Pedro para que estos, bajo la revelación del mismo, predicaren una nueva doctrina, sino para que, con su asistencia, conservasen santamente y expusiesen fielmente el Depósito de la Fe, o sea, la Revelación heredada de los Apóstoles” (Dz. 3070). Ahora bien, por lo que vimos antes, la Misa Nueva vehicula una nueva doctrina.
60) Porque la herejía, o todo aquello que la favorece, no pueden ser materia de obediencia. La obediencia está al servicio de la Fe y no la Fe al servicio de la obediencia. En este caso, “se debe obedecer antes a Dios que a los hombres” (Act. 5, 29).
SE TRATA POR LO TANTO DE UNA OBLIGACIÓN GRAVISIMA DE CONCIENCIA EL NO ACEPTAR LA NUEVA MISA. EN ESO ESTÁ EN JUEGO LA SALVACIÓN ETERNA.
Sacerdotes de la Diócesis de Campos (Brasil)