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Andrés Avelino Costas Tarabillo: vocero de la defensa social

La inteligencia y la cultura de la que gozaba el Padre Costas eran excepcionales

Fuente: La Esperanza

El celo por el Reinado Social de Cristo tuvo a varios combatientes valerosos en suelo charquino. En este caso, recordaremos al Padre Andrés Avelino Costas Tarabillo, fallecido un 6 de julio de 1966.

El prolífico historiador cruceño Hernando Sanabria Fernández, en su obra Cruceños notables, nos brinda detalles sobre la vida de este eminente dignatario eclesiástico, parlamentario y periodista boliviano.

El pequeño Avelino llegó a este mundo un 10 de noviembre de 1875, en una familia conformada por Doña Simona Tarabillo y Don Ángel Costas, este último cónsul argentino en Santa Cruz. El muchacho se graduó a sus 17 años como bachiller en letras del Colegio Seminario ‘Sagrado Corazón de Jesús’ fundado por Su Ilustrísima Don José Belisario Santistevan, Obispo cruceño.

Los padres de Andrés Avelino, que gozaban de prominentes recursos, deseaban hacer de él un comerciante o profesional de las artes liberales. Sin embargo, él prefirió escuchar su llamado vocacional e ingreso al Seminario Mayor para estudiar teología. Así, recibió el orden sacerdotal en 1899, al mismo tiempo que el futuro gran Obispo Daniel Rivero.

El flamante sacerdote Avelino Costas comenzó siendo párroco de la iglesia del Sagrario, que se ubicaba en una acera frente a la plaza principal de Santa Cruz de la Sierra; hoy, dicho templo ya no existe. En aquella época, la iglesia La Merced fungía como catedral de la urbe cruceña y era la más importante; Costas ejerció como maestro de ceremonias allí mismo.

En 1904, fundó el periódico La Abeja, donde escribiría luego el insigne filósofo católico José Peredo Antelo. Este tabloide criticó duramente la contratación injusta de peones para explotar la goma en el norte amazónico de Bolivia. Esto se debe a que el auge de los gomales había motivado a algunos empresarios y capataces a abusar de la inocencia del indígena para servirse de ellos mediante ‘enganches’ de braceros.

El Padre Costas residió en La Paz desde 1912, pues se lo designó para ejercer como secretario de Don Manuel José Peña Justiniano, Obispo de dicha diócesis consagrado aquel mismo año. Tres años después, Costas asumió como prebendado del coro catedralicio y, tiempo más tarde, juez eclesiástico.

El prelado profesaba tan recta doctrina, que tuvo roces con la administración del masón Ismael Montes, presidente de Bolivia en aquella época. Costas discrepaba con un ministro del gobierno por cuestiones de fuero eclesiástico; así, tuvo que dejar su cargo y regresar a Santa Cruz. Ya para 1920, el Padre Costas resultó elegido diputado, cargo bajo el cual acudió a la Convención Nacional de 1921, así como también a los congresos ordinarios de tal año y de la gestión siguiente.

Fundó y dirigió los periódicos El Porvenir en 1901, El Diario Popular en 1908 y La Unión en 1926. En sus páginas, él lanzaba advertencias contra los males morales, religiosos y políticos del momento. En esos años, se lo designó también canónigo del coro catedralicio, y posteriormente fue elevado a la dignidad de deán.

Su Santidad Pío XI le otorgó los honores de Prelado Doméstico de Su Santidad y más tarde Protonotario Apostólico. La inteligencia y la cultura de la que gozaba el Padre Costas eran excepcionales.

Heredó una gran fortuna de sus padres y la empleó en obras de caridad, como el Hogar de Ancianos de Santa Cruz. Además, regaló inmuebles de su propiedad con el fin de que sirvan a instituciones piadosas y civiles, como la comunidad de Misioneras de la Iglesia y la Federación de Beneméritos del Chaco.

Sorprende que un sacerdote que se sacrificó tanto por su pueblo no goce del registro historiográfico y difusión que se merece. Esperamos que esto no se deba a su feroz oposición contra los malos actos de quienes, embriagados de liberalismo, desobedecían los principios de la Doctrina Social de la Iglesia en la transición del siglo XIX al XX en Bolivia.

Lucas Salvatierra, Círculo Tradicionalista San Juan Bautista.

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