Reproducimos a continuación una carta escrita por el Dr. Adalberto Terceros Banzer al sr. Pat Morris, director de la USOM/B (Misión de Operaciones de los Estados Unidos de América en Bolivia) el 6 de octubre de 1960. En ella, Terceros explica sus motivos para renunciar al Servicio Agrícola Interamericano tras seis años de servicio, y revela su indignación por la malversación de fondos públicos que ejercieron algunos funcionarios en dicha institución. Las negritas son nuestras.
Adalberto Terceros B. Casilla # 297 Santa Cruz
Santa Cruz de la Sierra, Octubre 6, 1960
Señor Pat Morris
Director USOM/B La Paz, Bolivia
Estimado señor:
Varios días he pensado, si deba escribir a alguno de los personeros de USOM/B para expresarle mi pena al ver como algunos funcionarios norteamericanos, seguramente mal aconsejados por alguien de entre mis compatriotas, fomentan el chantaje y despilfarran los fondos de la cooperación de sus conciudadanos. He creído que la persona más indicada es usted, por su posición dentro de la organización de USOM y aún más, por la claridad con que generalmente le he vista enfocar los problemas relacionados con su misión.
Seguramente conoce los antecedentes de un juicio iniciado contra el Servicio Agrícola Interamericano en Santa Cruz, por unas personas que dicen llamarse darlos e Ivar Salamanca y que el Director del SAI ordenó no contestar, representando ante el juez, ante el cual se instauró la causa, su falta de jurisdicción y competencia en base de los convenios que reglan el desenvolvimiento de les organismos especializados del Punto IV, pero que desgraciadamente no están complementados, con la reglamentación, que en ellos, se comprometía dictar el Gobierno boliviano. Legalmente había base para proceder, como se ordenó, pero prácticamente no, pues el SAI tiene toda la documentación para demostrar que los Salamanca solo querían hacer chantaje. Digo esto tomando el asunto estrictamente dentro de los marcos judiciales.
Ahora bien, al mismo tiempo que se inicia el juicio, aparece en Santa Cruz, un periódico, llamado AURORA, dirigido por un tal Antezana, conviviente de cama y rancho, con los Salamanca y que como único antecedente conocido, el de ser un agitador, sin éxito, en la época del comienzo de la Revolución de 1952. El motivo de esta publicación fue hacer una campaña contra la ayuda norteamericana, su organismo ejecutivo: USOM y los servicios dependientes de ella, principalmente el SAI y sus personeros tanto norteamericanos, como bolivianos, haciéndolo aparecer unas veces como organizaciones inútiles y asaltantes del patrimonio nacional y a sus funcionarios como enemigos de la soberanía patria, como vendidos al imperialismo, como pillos y no contentos, a veces trataron de malquistar a funcionarios bolivianos, con las autoridades nacionales o los principios que ellos pregonan, para así hacerlos aparecer como opositores al régimen, que riendo explotar incluso relaciones familiares, olvidando que muchos de los que trabajábamos en los organismos dependientes del Punto IV, no nos interesaba otra cosa, que servir a nuestro pueblo.
Esta campaña naturalmente que no tuvo ningún eco en la opinión pública de Santa Cruz, pese a que ella se transcribió en parte en La Nación y El Pueblo de La Paz, un artículo en EL DIARIO de la misma ciudad y varias en El Pueblo de Cochabamba, todo esto cuidadosamente llevado a efecto por los Salamanca, desprestigiados moralmente y ahora mal parados y reivindicados por el SAI, en cuya dirección nacional, siempre se los amparó y se los alentó para desprestigiar un organismo, que además de darles trabajo, los ha hecho ricos, por mezquinos resentimientos, que no pueden comprender la gratitud que se guarda en el pueblo cruceño a la cooperación norteamericana, sin asociar para nada el nombre de personas que después de frenarla, siempre quisieron aparecer como autores de ella.
La opinión publica de Santa Cruz, sabía que la campaña hecha a nombre de ella, era escrita y difundida por personas foráneas, pero no podía comprender, porque el SAI y el Punto IV guardaba un silencio absoluto ante la cascada de publicaciones insultantes y tendenciosas, teniendo la posibilidad de silenciarla, con tan solo una publicación, poniendo meridianamente clara la situación, pero la orden dada por el Director del SAI era de guardar absoluto silencio.
La Paz, no obstante conocerlos, pidió los antecedentes del juicio y el Director Reichart, los sintetizó para enviarlos al Ministro de Agricultura, para pedirle intervenga en el juicio, lo cual fue aceptado, en vista que se trataba de salvaguardar los intereses del país y dio órdenes a sus representantes en esta ciudad para actuar dentro de él. Pero después de todo, ¿cuál es el epílogo? Gracias a mis amistades, he sido ingratamente sorprendido al recibir en forma netamente extra oficial, copia de la capitulación del SAI ante el chantaje, que alegremente, dejando al aire las instrucciones dadas a sus subalternos, la representación ante el Ministerio de Agricultura, D. Eugenio Reichart como Director del SAI ha firmado con Salamanca en La Paz el 7 de Septiembre de 1960 y en donde en forma de un documento de ocho puntos paga unos Bs. 80.000.000.- como gratitud a la propaganda que en forma organizada y sistemática, emprendieron contra la cooperación norteamericana, en una forma que no podrá negarse su desconocimiento, pues personalmente he enviado en la valija del Punto IV. los recortes pertinentes. Son ocho puntos en cuya lectura duele la imbecilidad con que se rinde la justicia, ante el desplante y como puede verse un caso típico de malversación de fondos públicos de los Estados Unidos de Norte América, por parte de sus malos funcionarios, hasta los que quizás no lleguen los controles de Controller Office, ni los de la Seguridad e Integridad del Personal.
Todavía hay más, en la cláusula séptima de la capitulación sin condiciones Reichard, deja sembrada la semilla, para más chantaje, esta vez con la legalidad aparente que puede dar un documento, firmado por nada menos que el Director del Servicio Agrícola Interamericano.
Siempre me he preguntado cómo es posible que un pueblo como el norteamericano, cuya generosidad para con los otros pueblos, de pasa cualquier precedente dentro de la historia universal, de todos los tiempos, tenga tan pocos amigos de verdad, ya que otra cosa no puede significar las campañas que contra él se hacen dentro del más absoluto silencio de sus amigos y aún los organismos encargados de su propaganda, tampoco me he podido explicar las periódicas quemas de banderas norteamericanas, que en distintas latitudes del mundo se hacen cada vez, cuan da esa no sucedía ni contra los fascistas en América Latina, que siempre se ha sentida tan ligada a los principios románticos de la democracia y es que ellas al parecer tenían amigos nativos tan decididos, que no permitían estas muestras de antipatía, como no lo permiten las comunistas criollos, que sin hablar ruso o chino tienen más amistad a las ideas de sus simpatías, que la democracia norteamericana, que muchas veces exige del inglés, para creer que los sentimientos hacia ella, son sinceros o tiene funcionarios capaces de cometer conscientemente los errores, del tipa del cual, desgraciadamente hoy tenga que referirme, actos los cuales ponen a prueba los principios que uno sustenta, al ver que quienes tienen la obligación de mantener los vivos y crear fe en ellos, tienen cualidad para destruir en otros esa fe y esa simpatía, convirtiéndose en los mejores proselitistas de sus contrarios.
Quiero hacerle una confidencia y es que la renuncia que elevé de las funciones y la posición que tenía en el SAI, al cual di durante cerca de seis años mis mejores esfuerzos y el más decidido de los entusiasmos, para ver el trabajo traducido en éxito, tuvo su origen no en la búsqueda de mejores posibilidades económicas, sino en el temor de desmoralizarme ante la sistemática manera que la Dirección del SAI uso para demostrar cómo se puede estar a la cabeza de un organismo para destruirlo por inacción. Ahora estoy contento que la decisión mancomunada de los señores Reichart y Palomo, se la hubiese tomado cuando yo ya no estaba dentro del SAI, en donde no hubiese podido recibir la manteniéndome subalternizado ante jefes que proceden en esa forma.
Al releer esta carta, que no es confidencial, me pregunto si no hubiese sido más prudente guardar silencio y contemplar impasible cómo los fondos de la cooperación norteamericana se la despilfarra, en típico caso de malversación de fondos públicos, subvencionando a gangsters criollos, que sin escrúpulos arremeten contra instituciones y dignidad de personas, y salta a mi recuerdo uno de los principios que leí en un código de ética para funcionarios norteamericanos, en donde recomendaba poner la lealtad a los principios, sobre la lealtad a las personas, y ello me lleva al convencimiento que si no tengo nada que ganar y quizás mucho que perder, sería absurdo que guarde en mi mente, mi indignación, la cual pido disculpas haber tenido que molestar un precioso tiempo y expresarla a Ud., como a uno de los más altos funcionarios de USOM/B.
Con tan poca grato motivo, saludo a usted con los sentimientos de mi más alta y distinguida consideración.