INFORME, DISCURSO, ARENGA Y ESTADÍSTICAS
El martes 22, día de la fundación del Estado Plurinacional de Bolivia (EP), el país atendió a la exposición de cuatro horas y tres minutos del Presidente. Se instruyó a todos los medios de comunicación colgarse a la señal oficial y se decretó feriado nacional. Entonces, cada uno decidió quedarse delante de la Tv, escuchar la radio haciendo alguna labor, irse al parque con la familia o compartir con los amigos un día de calor generalizado en el país. Gran parte del comercio continuó actividad normal. Muchos desistieron del discurso, por pesado. Para el Senador Sánchez (MAS) fue “complejo” y “profundo”. En la Plaza Murillo 300 personas, según un reporte, festejaron hasta altas horas de la noche. En Santa Cruz, un número similar bailó y comió “pollito” (S. Avalos, concejal) en la Plaza 24 de septiembre. Tranquilidad en la jornada.
El galimatías entre el 22 de enero y el 6 de agosto. La fecha de aprobación de la nueva Constitución mediante Referéndum fue el 25 de enero 2008, no coincide. El presidente se dirigió a la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) y al Cuerpo Diplomático como si ésta iniciara sesiones en la fecha. Sin embargo, la CPE señala que la ALP debe recibir el “informe escrito acerca del curso y estado de la Administración Pública durante la gestión anual, acompañado de las memorias ministeriales” el 6 de agosto (Art. 155, CPE). Y la primera atribución del Presidente es “cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes” (Art. 172, CPE). El acto ser realiza en La Paz, cuando la CPE manda, en la Capital de Bolivia. Aunque hay una referencia a que la convocatoria puede ser modificada, deja en suspenso qué se puede modificar. En definitiva, ¿queda algo para el tradicional y constitucional 6 de agosto?
El respeto a la CPE, no es lo fuerte en el EP. En contraste, en democracia, todo suele referirse en última instancia a la CPE. Un ejemplo oportuno. El 20 de enero, a las 12 a.m., se establece en la CP de los EEUU la toma del juramento para un nuevo período. El domingo pasado, tanto el presidente como el vicepresidente re electos cumplieron ese requisito, en privado, delante de las autoridades necesarias, garantizando la continuidad jurídica al Estado y estabilidad al país. Los festejos y hasta la ceremonia de nuevo juramento se hizo en público el día lunes solo con el fin de facilitar la llegada de ciudadanos, la mayoría afectos al partido del ganador, lógico. Primero la ley, después el carnaval.
Faltó el informe técnico de la gestión 2012 en el EP. Imposible encontrar orden en la intervención de Evo Morales. Las cifras se repetían de forma comparativa, confundiendo la exposición. De forma caprichosa éstas a veces se comparaban con el 2006 (inicio de primera gestión), otras al 2005 ¿por convenir en cuestión de montos?, o al 2002 (para resaltar resultados electorales). Si la intención era otra, informar de los avances del EP, entonces se debió haber uniformado al período 2009-2012. Pero tampoco fue así. Consciente el presidente de que su informe se diluía y perdía atractivo, recurrió a algunas anécdotas, pero dado el carácter repetido de las mismas, parecieron inoportunas. El paso de los años, van siete en el poder, le va quitando chispa.
El éxito de la economía deslumbra al presidente y, en la lógica caudillista, contra toda evidencia sobre el impacto que tienen los buenos precios que pagan Brasil y Argentina por el gas boliviano, le atribuye todo el mérito al genio de su ministro. No hacen mella en él las reiteradas recomendaciones sobre el manejo dispendioso del gasto público, ni la ligereza con la que se está actuando en capítulo inversiones públicas. Evo tuvo su momento de franqueza, o de debilidad, al reconocer que la mina Colquiri, nacionalizada, no marcha bien. Podía haberse referido en la misma línea a Huanuni, Vinto, el proyecto litio, Mutún, etc., pero, sería pedirle demasiado. Las anteojeras, sin reparar en riesgos, parece la característica de los que informan al presidente. De Tarija anunció los 4.000 $US de renta per capita; parece hablar de otro mundo, cuando hace años se advierte sobre el desastre del rio Pilcomayo y no se hace nada; sobre el drama de las poblaciones indígenas asentadas en sus orillas, ¿es que se las quiere exterminar?; sigue incomunicada, sin gas y a veces hasta sin garrafas, algo inaudito, siendo los tarijeños dueños del 85 % del gas que exporta Bolivia. El colmo es que Tarija no tenga un gobierno local legítimo, que haga posible administrar semejante riqueza, gracias a la pugna con el gobierno central.
El millón de fantasmas. Saltó por mezclar demasiado cifras y conceptos. Se refería a los que están en la franja de “extrema pobreza”, los que reciben menos de 1 (uno) dólar por día, es decir, 210 Bs al mes, aproximadamente. Con el reciente salario mínimo de 1.000 Bs y los bonos que con acierto se mantienen desde hace varias gestiones, obviamente, en teoría, esos pobres han salido de la pobreza extrema. Pero no se han incorporado a la “clase media”, como aseguró. Por favor. Ni siquiera a la pobre clase media boliviana. Eso sería como aceptar que un millón de clase medianeros se dedica a sembrar coca, al contrabando o tienen un pariente emigrado, única manera fácil de salir de pobre. Tampoco los 2.1 millones de bolivianos afuera, que sostienen a tantas familias en el país, deben ser tomados como éxito de la política económica del gobierno. ¿Cómo decir al país de pobres que el factor externo no cuenta y que somos independientes económicamente? Bastaría tomar la cifra de desempleados, que no tienen asegurado el pan del día, o la empleomanía injustificada en las empresas estatales, recurso que hundirá el barco, más temprano que tarde.
Evo se marchó al terminar su intervención, quizás confundido, lo que pudo ser un golazo, su presentación de lujo ante el país y la comunidad internacional, se convirtió en un fiasco. Mal asesorado. Dejó en el tintero casi todos los temas importantes. Blanco fácil para los críticos, los opositores y hasta para sus propios seguidores. Defraudó al país. Las cifras pueden emborrachar un discurso pero no cambiar la realidad: “lies, damned lies and statistics”.