Financias a Evo Tv, perdón BTV, para que te desinforme
No sé si a vos te enfada, pero a mí, bastante. Sí, estoy hablando de Evo Tv, perdón, Bolivia TV (BTV), aunque por las transmisiones que hace cada día debería ser rebautizado por el Papa Francisco, hincha del «proceso de cambio”, con ese nombre. Mi enojo subió aún más estos días, cuando me enteré que entre sus cables, cámaras y sets se anidó la corrupción que mordió un porcentaje de 131 millones de bolivianos.
Me hirvió la sangre como caldera de locomotora de vapor porque además de que financiamos a BTV para que cada día nos desinforme y dispare propaganda, resulta que ahora se roban nuestro dinero. ¿Acaso no es como para emputarse?
Aunque veo poco el canal, los medios tradicionales me hacen recuerdo de su existencia cada domingo porque cubren con dedicación religiosa un programa con un eufemístico nombre: «el pueblo es noticia”, donde, en realidad, sólo los ministros son noticia porque el verdadero pueblo, dirían los izquierdistas de los 60 y 70, está ausente o está en las redes sociales o viendo una película en un DVD pirata.
Evo TV, perdón me equivoqué otra vez, BTV, recibió de nuestros bolsillos en los últimos 10 años (2006 -2016) 1.018 millones de bolivianos. En promedio le dimos cada año 101.800.000 bolivianos. Si prefieres cifras más simples, le hemos entregado 8.438.333 bolivianos cada mes. Para que sea más claro, tú y yo dimos cada día: 282.777 bolivianos.
Y… ¿para qué la hemos financiado? Para que nos muestre cada día cómo juega fútbol Evo Morales, cómo le echa sus tediosos discursos, cómo participa en fiestas de graduación y cómo entrega coliseos, canchas de césped sintético y otras obras, realizadas también con nuestro dinero (pero, con tanta propaganda hay gente que cree que es con plata del jefe masista).
El también llamado Canal 7 se creó el 30 de agosto de 1969, durante el corto gobierno constitucional del presidente Luis Adolfo Siles Salinas, que sucedió en el mando a René Barrientos. En sus 48 años, fue un aparato de propaganda y no un medio de comunicación social, salvo periodos cortos.
El dictador Hugo Banzer lo convirtió en su principal instrumento para anular a las radioemisoras mineras y copar sus audiencias con propaganda y desinformación. Mi primo Hilarión contaba recién que mi tío Irineo Gareca, minero de Siglo XX, recibió de Comibol, en 1974, uno de los cinco mil televisores que distribuyó a crédito el gobierno de Banzer en las minas.
En esos primeros años, la incidencia de la imagen fue muy fuerte en la construcción de las corrientes de opinión en favor de la dictadura. No había noticias, sino propaganda; no había información, sino desinformación y los únicos que aparecían en la pantalla eran los ministros o funcionarios, nunca el pueblo, menos los perseguidos. Lo mismo pasó durante la dictadura de Luis García Meza.
¿Cambió Canal 7, rebautizado en abril de 2009 como Bolivia TV? No. Banzer, García Meza, Goni, Evo Morales usaron canal 7 como un aparato de propaganda y desinformación.
No cumple con los principios del periodismo ni lo hará porque su estructura es autoritariamente política. Necesita una reingeniería. En sí todos los medios del Estado requieren ser reestructurados. No es coherente que una sociedad diversa, democrática y pluralista financie a sus propios verdugos.
El Canal 7 debe ser del Estado, y Estado somos todos (derechistas, izquierdistas, liberales, socialistas, humanistas, indígenas, mestizos, azules, verdes, amarillos patitos). Entonces, no puede depender del Ministerio de la Presidencia ni de Comunicación, sino de un órgano independiente y multidisciplinario.
Tampoco debe recibir solo un presupuesto estatal, sino un canon de un boliviano por ciudadano. De ese modo, se lo protegerá de los diferentes gobiernos. Y se debe discutir si vale la pena que entre a competir en el mercado publicitario.
Pero, BTV dejará de ser Evo Tv en el próximo gobierno, que llegará el 22 de enero de 2020. ¿O quieres seguir pagando la televisación de partidos de fútbol, discursos y chistes de un político?
